Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 20 de marzo de 2019

Murmurar


Tormenta de Amor



Tormenta de amor,
llega una noche sin astros
 y entre las sombras la lluvia avanza,
rodeada de misteriosos nubarrones.
De pronto,
 el viento silba más agudo
y todo se llena de visiones misteriosas.

Tú y yo,
 estamos viviendo una tormenta de amor
y yo busco un salvador escudo
que me permita acurrucarme en tus brazos.

Ya los truenos errantes
retumban con salvajes estampidos,
en tropel se suceden los relámpagos
a cuyo parpadeo te busco y te abrazo
y así me siento protegida, amparada,
contemplando a hurtadillas
el elástico jadeo de fiera de las nubes
que nos rondan como buscándonos.

Tormenta de amor,
nos protegemos en nuestro nido cálido,
la tormenta arrecia,
chocan los truenos entre sí
y estallan y nos amamos con gozo
y placer unido por besos húmedos,
profundos y apasionados.

Hay minutos de horror en que parece
 que el firmamento cruje,
se desquicia
y en bloques gigantescos se desploma
pero nosotros en nuestra barrera de amor
nos protegemos amándonos intensamente.

Tormenta de amor,
la tempestad en sus furores crece,
es más viva la lumbre del relámpago
y es el tronar más bronco
y más nutrido
pero no sentimos temores ni dudas,
nuestro amor es más fuerte que la tormenta.
Tormenta de amor
que con su rugir hace que las campanas
repiquen por todo el horizonte conmovidas
y en sus voces publican la dicha,
el placer, el gozo que inundan nuestros cuerpos y almas.

Cuando se apaga la lumbre de un relámpago,
se puebla la noche de una sombra tan oscura
que se pega a nuestros ojos la tiniebla
y nuestras manos, nuestros brazos,
se buscan y se acarician.
Una onda de fuego arde en mi espíritu,
 es el amor que por ti siento.

Mi corazón se agita,
 siente la tormenta de amor
en sus espacios ocultos
 llenando los espacios infinitos de mi alma sedienta de ti.
Tormenta de amor,
se desata la lluvia,
bajo el soplo de un viento huracanado
que sacude los árboles,
 diluvia y sordamente crujen bajo el agua
los truenos y los vientos,
nos cobijamos bajo nuestro manto,
 cálido de amor,
temblorosos y apasionados.

De nuevo el rayo
 entre las nubes vibra,
su fiera luz,
los truenos corren de nuevo
y en tumulto braman y tú y yo ocultos
en nuestro nido celebramos el amor
que reina en nuestros corazones.
¡Por fin, desde la altura,
 de un cielo profundo,
 las estrellas con compasión y ternura,
dejan caer sus luces sobre el mundo!
Tormenta de amor,
 ¡qué felicidad inolvidable
vivimos tú y yo, juntos, muy juntos!

Hiedra de amor




Hiedra de amor,
me enrosco entre enredaderas
a tu cuerpo viril y fuerte.

Toco tu muslo y descubro
el suelo por tu pie desnudo.

Al desnudar tu luz en mis pupilas
se congrega la sangre por las venas
y una tibia memoria sin contornos
se apacienta en nuestros valles,
entre madreselvas.

Hiedra de amor,
mueve el viento
su lengua sosegada
el monte su verdor sangra en el río
y manan de mis senos,
caricias para recostarse en tus pupilas.

Por las venas del aire
andan tus pasos
tentando mi recuerdo
y tu albedrío,
naciendo nuestros cuerpos
hasta nuestras frentes
una hiedra de amor enternecida.

Tus ojos que se abren en follaje,
anegan de esperanzas mis deseos,
mientras recorro con mi mente
todo tu cuerpo enternecido
en las largas avenidas
de tu cielo.

Quiero mi nombre
recogido en tu boca
con color en la música del estío,
tan leve en extensión
pero tan profundo en amor
al amparar su son tan breve tiempo.

Mantendré mi sed de amor por ti,
siempre,
entre suspiros descendidos desde el cielo
y el medido resplandor de tu alabastro
una hiedra de amor cae sobre mis pezones.

En un amor callado y silencioso,
sangre del bienamor,
firme enredadera de amor,
está en mí plantada.

El rocío de pétalos de jazmines,
glicinas,
buganvillas,
azahares,
caen en mis labios como tus besos
y la sed de mi amor
los encuentra en mi boca
que te espera con toda ansiedad.




Somnolencia largo



Somnolencia,
instantes mágicos y fugaces
que en el amanecer me acunan,
me miman,
hacen que mil pensamientos se crucen,
se enreden,
se enlacen
como bajo los efectos de un encantamiento.

Y trazo un círculo de sueños
en torno a mi vida
para que uno tras otro se hagan realidad.

Somnolencia,
sueño semidespierta,
escapo de la realidad,
a veces fría y cruel,
fantaseo,
imagino eventos maravillosos
y momentos inolvidables.

En alas del sueño
se puede encontrar el destino.
Gracias a estos instantes imprevistos,
no buscados,
es posible encontrar objetos perdidos
y personas amadas
que se alejaron ya,
de nuestra vidas.

Somnolencia,
en la penumbra de mi cuarto
invento diálogos,
percibo hasta el más pequeño ruido
y desde mi ventana entreabierta
llega hasta mí
el murmullo del aire
al acariciar la hierba,
el canto de los grillos,
el roce de las ramas.

Quisiera tenerte a mi lado,
en silencio,
en este momento único,
en una comunicación mágica,
sin hablarnos,
entre un intrincado ovillo de pensamientos,
jamás expresados,
todo aquello que nos impide
ser espontáneos.

Somnolencia,
letargo no esperado,
siento que estoy bajo los efectos de un encantamiento
en un fugaz instante del alba,
perfumes,
luces,
formas y sonidos
me apaciguan los sentidos
en un riesgoso y repetido juego,
pero aún así, pienso en ti, amado mío.

Detrás. la espesa niebla del misterio.
En mi sopor,
mi entendimiento,
tanto más se afana
por descifrar enigmas y señales.

Somnolencia,
adormecimiento
que en las dulces horas
después del sueño
me inundan entre palabras,
poesías no escritas,
frases no dichas,
destellos de luz
que en mi mente se alzan
y me siento en esos momentos,
feliz y plena,
creo estar contigo
y no lo estoy,
siento que estoy entre tus brazos
y no lo estoy,
siento tus besos buscados
y no los encuentro.

Somnolencia,
luz cenital,
perfecta y diáfana,
fui feliz en ese lapso de sopor en el que,
ninfas del amor corrían por mi piel
en un perfecto momento
donde mi cuerpo adormecido
dormía junto al tuyo.

Somnolencia,
siento que duendes y ángeles
acogen mis sentimientos
perfeccionándolos
e inventando matrices singulares,
insertando una pizca de sangre aquí,
una gota de sueño allá
para que el mágico instante
no desaparezca
y mi felicidad al pensar en ti
no termine,
sea sólo un comienzo nuevo.