Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 2 de febrero de 2016

Adios


Te estoy queriendo


Te estoy queriendo
más allá de todo
y observo embelesada
las débiles hilachas
que aún me unen al mundo natural.

Cuanto más te quiero,
más amo esa inefable vida
que un día muy cercano
tejí de la nada para estar contigo
y ya no se disolverá ni desaparecerá
porque las canciones y poemas
nos unen entre palabras y pausas.

No se de donde vino este amor,
ni me inquieta el futuro,
¿puede ser la plenitud del todo?
Es posible que así sea.

Te estoy queriendo
cada instante más
y sí en otro plano
es posible cultivar emociones,
sólo quiero seguir enamorada,
ser minúscula parte de la armonía absoluta,
de esa naturaleza
que nos lleva al amor.

Te estoy queriendo
y como un fuego eterno
me invade con pureza
el sentimiento nuevo de amar
sin temores ni miedos,
sí con esperanzas renovadas.

El cielo ahora de color azul pastel,
día tras día sin nubes,
con la única variación
de una serie de matices,
me lleva hacia ti
y entrecierro los ojos para verte
aún desde esta lejanía
como un río de visión.

Te estoy queriendo
más allá de los sueños,
más allá de la realidad
y con sólo escuchar tu voz grave,
sonora y única en la distancia,
te acercas.

Te estoy queriendo,
golpeaste con tesón la puerta de mi alma
y ahora sólo está cerrada a tanto amar
y aún sin sentir tu existencia,
aún sin respirar el aroma de tu piel,
cierro los ojos
y logro ver tu mundo interior.

Te estoy queriendo
y mis versos deben decirte
lo que para mí eres,
báculo de flores,
lámpara de luz indefectible,
mi compañero de palabra exacta
y silencios largos,
con intrépido corazón
y alta frente desvelada.

Por eso te estoy queriendo
con ternura y paz,
insólito momento éste
que estamos viviendo
tú y yo.

Te estoy queriendo
tanto porque me impregnas de rocío
que cae del sereno
cuando en la madrugada
se está bañando el alba.

Te estoy queriendo.
¡Mira de qué manera!
Será porque mis miedos
todos los ahuyentas,
llenas los espacios vacíos de mis años,
compartes añoranzas de tiempos
que se han ido.

Te sumerges en mi oasis
de aguas cristalinas para bañar
nuestros sueños.
¡Te estoy queriendo…
mira cuánto te quiero!

Existir en plenitud


Existir en plenitud,
vivir la vida segundo a segundo
en el Hoy,
con fe en los recuerdos del ayer
y en la oscura memoria de frondas
que ya son pasado,
futuros fueron de innumerables estíos.

Existir en plenitud,
ser feliz en el aire diáfano
y puro dejándome estar en sus brazos,
volar donde ellos vuelen
a sus rumbos marcados,
apoyada en su pecho
donde encuentro resguardo y paz.

Existir en plenitud
es estar en la luz,
entrar en ella,
plena de amor,
en tan dorada dulzura,
sentir que amo
desde los luceros altos.

Irradiar el fulgor de la existencia
que seca las fuentes del llanto
y me estremece de felicidad
en cada instante de vida.

Existir en plenitud
como el nardo juvenil
que guarda los bálsamos de vida
en la secreta lumbre
que alumbra mi corazón enamorado.

Necesito los carismas divinos
de la luz y del canto
para vivir amando,
quiero ser en ti mismo
una huella imborrable
y un recuerdo constante
y una sola verdad.

Existir en plenitud
es ser en tu vida
algo más que un instante,
algo más que una sombra
y algo más que un afán
porque llegaste a mi vida
como un susurro pleno
de palpitantes caricias.

Existir en plenitud,
viviendo como en un amplio jardín florido,
donde la brisa que entre las flores
pasa con los cálices
frescos se perfuma mi vida.

Existir en plenitud
cuando la luz matinal brilla
y se irisa entre espumas de aguas puras
y bajo el verde de las tupidas frondas
sobre la grama de la tierra negra.

Existir en plenitud,
contigo a mi lado,
feliz seré mirando a las felicidades
que vuelan de la rama y del pájaro.
Feliz seré por los caminos
que cerrados tenía y tú,
mi amado,
los abriste al amor.

Existir en plenitud,
amando,
acariciando a mi amante
como agua clara que se oye
y ya no se oye,
entre sonido y silencio,
tras la arboleda como vergel prieto y brillante.

Vivir no es sólo existir,
sino existir y crear
y en plenitud las palabras de amor,
los poemas,
fluyen claros y precisos,
gozando entre sueños,
entre hojas nuevas
que los esperan ansiosas
porque tú las esperas.

El abrazo de la Luna


El abrazo de la luna en el cielo,
ya clareando,
se dibuja finita,
la luna que ilumina
todo mi amor por ti.

Claro de luna,
me haces tuya
en las praderas vírgenes
de tu armonioso amparo.

Con tu abrazo cierro
la poesía de mis ojos,
te revelas en mis sedas blancas,
sonata de primavera,
bálsamo de fineza.

El abrazo de la luna que se refleja
en las quietas aguas del mar
con plateados brillos
llevándonos al mundo del amor.

Desde el vacío
tú y yo
flotamos en una nube mágica,
en un apretado abrazo
cobijándonos bajo las estrellas.

La luna,
amante del mar,
nos lleva con su serenidad y armonía
a amarnos más cada instante
y nos hace ver en el espejo
eterno de la felicidad
y el cielo nos cubre
con su manto regocijante
de luz amanecida.

El abrazo de la luna,
imprevisto e inesperado,
sin saber por dónde asomará
para llevarnos de improviso
al día del amor,
ilusión antiquísima,
pero lúcida y transparente
de todos los amantes.

El abrazo de la luna
tan sabio e inocente
como en un cerco de aire
nos absorbe en una red
para ser cómplices de las promesas
que nos hicimos
en inmensos momentos de afecto.

El abrazo de la luna,
nos lleva a vivir completamente
en un idilio que el tiempo no ha de olvidar,
ni ha de borrar
las huellas del amor.

La luna,
en la playa,
cubre la arena que ha de ser nuestro
lecho de pasión
y de no vanas esperanzas.

¡Cantemos alborozados
nuestro himno al amor,
con nuestros cuerpos amando
en noches de impulsos
y de secretos!.

El abrazo de la luna,
tímido y a la vez audaz,
nos lleva a conocer
los más escondidos secretos
que habitan en nuestro interior.