Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 8 de febrero de 2020

No debo


Dúo De Uno


Dúo de uno,
 tú y yo viviendo un existir
 pleno de pasión y gozo
sobre el mundo entre vendavales,
 brisas, suspiros ansiosos de clavarnos,
de hundirnos,
evidencias en la carne,
 en los ojos, más allá del todo.

Nos hundimos en la felicidad eterna,
caliente aún
en los cuerpos de la noche.

Dúo de uno,
nos amamos con delirio,
 volando lejos y juntos
en apretado abrazo
y nos elevamos
en la cima de la aurora.

Los besos son de noche todavía
y nuestros labios cavan aún
en el atardecer el gran besar nocturno.

Dúo de uno,
 en la penumbra de nuestro lecho de amor,
quieto, en silencio,
los dos tendidos boca arriba
el techo oscuro en nuestro cielo claro
mientras no se nos niegue la luz.

Entre suspiros prolongados
y tiernas palabras de amor
 somos dos en uno,
dúo de uno.

Desnudos, los cuerpos apenas vistos
detrás del sueño,
con ansias de soñar
que siempre flotan
entre virginidades y candores,
entre juegos de abrazarse fuerte.

Dúo de uno,
estamos en la orilla del nacer
y los años,
 las memorias de nuestras vidas
 alzan vuelos ingrávidos,
se van como sombras silenciosas
entre dudas de existencia.

Así, hemos de caer en pleno vuelo,
viendo nuestros corazones unidos
 iluminando la amplitud del cielo,
ebrios de luz como estrellas errantes.

Dúo de uno,
sin cesar nos buscamos,
 nos miramos,
entre fantasías con audacia inquieta
en la nocturna soledad secreta
 de nuestro nido tibio de amor.

Dúo de uno,
 la vida es la sorpresa
en que nos suelta,
desnudos, inocentes, ingrávidos
como en un infinito cada noche.

Dúo de uno,
bebemos la luz en las estrellas,
dormitamos en el silencio blanco
de la luna llena
y nos hundimos poco a poco
en la embriagadora ansia
de ser uno solo los dos.

Vivimos en un canto que perfuma
y en un perfume que canta,
entre risas y lloros en flor,
entre secretos, murmullos y rumores
 de las alas de nuestros sueños.

Dúo de uno,
nuestras voces en la cima del cántico
se elevan en los altos mediodías del alma
y vamos juntos, muy juntos
buscando el fondo tierno del horizonte
para amarnos entre torrentes de amores.

Dúo de uno,
te cubro con mi vida
y aquí en mi amor te escondo
 y así estaremos juntos
entre felicidades y ansias
de saciar la sed de nuestra vida.

Pequeñas promesas


Pequeñas promesas,
 vienen desde muy lejos,
nos atrapan, nos envuelven,
dándonos alegrías al escucharlas.

Son fugaces y tiernas,
nos despiertan sentimientos
 que creímos ocultos,
que ya nos habían abandonado.

Pequeñas promesas de amor,
de un amor que arrastra recuerdos vagos,
ya casi olvidados,
los cuales creí inexistentes
pero cuán profundos
se arraigaron en nuestras almas.

Nos hacen crecer poderosas alas 
para cortar como golondrina 
el cielo azul y celeste
de esta aurora nueva
y me siento casta, luminosa,
 transparente, serena,
andando libre y sin sombras
en un camino de estrellas.

Pequeñas promesas
que pasan por el aire como ramos verdes,
cercando mi sosiego,
posando un viento en mis labios,
 guardando tu augurio en cofre de plata.

Mis manos están prontas
 a recibir tu ofrecimiento,
rogando que se cumplan mi deseo
de estar junto a ti,
 tan sólo instantes, minutos de mí existir,
calmo y sereno.

Pequeñas promesas,
 te escucho, te nombro y te reclamo
y mi deseo reverdece hacia adentro,
 puliendo artesonados tu ausencia.

Recorre mis orillas
un viento adolescente en primavera
y en este otoño mío
la estirpe de mis cantos se levanta
 y la sangre vibra, palpita,
te convoca y te necesita a mi lado,
 entre suspiros entrecortados y hondos.

Pequeñas promesas,
 el indicio de ti, es como un signo
de dorada abeja en el aire de alelíes,
 la miel de mis labios muda
al carmín tus besos esperados.

Renuevas mis anhelos y esperanzas
y siento crecer en mis solares,
olivos, laureles y mirtos blandos
y proclama con todos mis sentidos
¡tuya soy entre aires de cristal
y oros perfumados!

Pequeñas promesas,
tan sentidas y anheladas
que temo despertar en tus pupilas
por no apoyar mis ojos en los tuyos
y por un breve resquicio de mi frente
se asoman a mi pecho  tus sentidos
y tiemblan las barandas de mi cuerpo
al sentir apoyar tus leves
y deseados brazos
 en mi cuerpo estremecido.

Pequeñas promesas,
siento promisiones que de tu piel sin nubes
se levanta un sol joven de rosas circuido
 y mi boca en la boca del estío
se inicia en el secreto de nombrarte.

Te llamo hasta quebrar mi voz,
no me defraudes,
 prométeme no olvidarme,
sé que el amor se despertó en los dos
y se derramó en nuestras almas,
reflejándose tu imagen en mi cuerpo
como el frescor de la creación primera.

¡Pequeñas promesas,
acérquense, arrumáquenme,
denme la tibieza primera
de un amor amanecido y luminoso!

Quisiera que estés presente


Quisiera que estés presente
con el color de tus ojos o tu voz o tu risa.
¿Lo sobrenatural nació quizás contigo?
Hoy estoy pensando en ti…
como lo hice ayer
y lo haré mañana.

Mi mente repite tu nombre,
mis labios lo gritan,
mi cuerpo extraña el calor de tu cuerpo.

Te extraño,
extraño el sabor de tus labios…
Extraño la caricia de tus manos.
Quisiera que estés presente,
aquí a mi lado…
Quisiera poder besar tus labios
y tomar tu mano.

Pero no puedo,
no estás presente y te busco
en una búsqueda incierta,
inasequible, eterna,
jugando con nosotros a será o no será.

Sé que te encontraré,
estaré siempre al acecho en las altas madrugadas
por si cruzases por mis soledades
entre alas invisibles que se cruzan
y envuelven mi cuerpo esperándote.

Quisiera tenerte a mi lado
en el frescor de mi cuerpo enternecido
donde la hierba se siente ya iniciada
entre musgo verde y recién brotado,
entre la sombra de los sauces inclinados.

Quisiera que estés presente
y te entregaría un poema de amor
como puñado de agua límpida,
entre un espejo agradecido
donde acontece tamizada la tarde.

Estaré contigo agradecida
de tenerte entre mis brazos
pero es ardua la empresa,
la curva se endereza y pienso
que sin acertar el rumbo
ni la escala estaría mi cuerpo contra el tuyo
en la alta luz que con ímpetu
resbalaríamos en nuestro nido de amor.

¿Cómo apresar la sosegada llama
que te entibia los ojos?
¿O el frenesí que tu mirar proclama
cuando se incendia pródigo de rojos?
Quisiera que estés presente
desvivida por besarte
y mi piel en este estío enamorado
tiembla como adolescente enamorada
y hasta mi corazón multiplicado,
arde entre las ramas del cerezo.

Hollo mi memoria en una espera cotidiana,
corriendo por mis venas mi amor para ti consagrado,
ajena a la honda espera que el tiempo riguroso sazona.

De repente,
llegaste,
como llegan las nuevas
que sacuden las entrañas,
tiembla el aire,
temblamos los dos tan sólo con mirarnos,
empañadas nuestras voces,
quebradas nuestras alas sólo sonrisas y cantos,
besos sin fin
hundiendo nuestras cabezas confundidas
entre nuestros regazos.

Quisiera que estés conmigo siempre
ya que hambrienta de tu amor estoy
y mi cuerpo puro y casto
te reclama fatigando mi corazón y mi respiro.
¡Quiero vivir los besos
con sensación de retorno siempre!