Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


martes, 12 de marzo de 2019

Vértigo



Bien lejos



Bien lejos,
desde la distancia imprevisible,
te invoco, a ti,
señor de mis amores
y entre sílabas deslumbrantes
quizás te diga:
¡Ven a mí!
¡Acércate!.

Bien lejos,
por el aire,
sin volar,
sin tocar tierra,
mi vida está suspendida
sin tiempos puros,
equidistante de los dos crepúsculos,
solamente por buscarte a ti.

Tiempos de gozos ya idos,
horas limpias,
esperando nuevos alfabetos
que se hacen y deshacen
en rapidísimas palabras
como versos tendidos en el cielo.

Bien lejos,
los caminos pueden recorrerse,
sin dar más que un paso,
un paso que se convierte en el deseo,
en la necesidad de estar con el ser amado.

Amor lejano,
lejos como una estrella,
tú mi amado te encuentras de mí.

Y aunque no pueda verte
por la distancia mi amor
se expande por toda la tierra
y toda ansia se calma
tan sólo en escribir versos para ti.

Bien lejos,
distingo los destellos
de tus besos apasionados,
son relumbres,
claridades,
alejándose,
acercándose y en delirantes titubeos
los siento cerca,
cerca de mí,
a la sangre de mis venas
que van en busca de su centro,
mi corazón enamorado.

Bien lejos,
vienes y vas
y tu canto vive dentro de mí,
alma arriba,
alma abajo,
cantando y recantando.

En la lejanía,
cuando se va tu sol cantas estrellas,
se va estrellando el alma,
con los ojos cerrados,
de luceros,
en tu cantar nocturno,
me brisas y él me entrega
desde la distancia al mismo río
de tu eterno cántico.

Vienes y vas desde bien lejos,
desde el humo a la nada,
a través de los poemas.

¡Cuántas más luces hay,
más dudas tiemblan y vibran
de pena mi alma toda!

Delicadas,
ardientes,
nuestras almas se buscan
por nuestro diferir,
como por un camino
donde no hay despedidas.

Y al final,
el hallazgo,
el contacto del uno con el otro,
la nueva separación vencida,
la unión pura,
brotando de la lejanía.

Y mirándonos en el triunfo
como de un agua quieta,
tú y yo,
otra vez sólo veremos un rostro.

La noche no es más solitaria,
ni serenamente triste,
sin manto de tinieblas,
nos encontramos desde lejos,
bien lejos,
para encender la pasión
que no estaba dormida.

Decepción



Decepción, de un instante al otro alguien se alejo de mí,
sin una palabra de disculpa, de consuelo, sin mediar ninguna compasión.
No debo detener mas deseos de esperanza de encontrar en la vida,
la bondad, el desinterés, la solidaridad.
¿Es que acaso en el mundo lo único que prevalece es la vanidad,
la envidia, la envidia precoz, la maldad, el engaño?
Veo a las gentes veloces, con prisa, risa, menudencia sin fin, consumiendo sin parar,
a pleno goce, en luz de ellos, la que va a hacer mía en cuanto alguien diga allí:
“ya es de noche”.
La noche donde estoy yo ahora, tan dormida y tan sin sol, en esa noche y
luna del dormir que pienso en el otro lado donde hay luz que yo no veo.

“Naranjal en flor
un azahar me bautiza
purificación”


Nardo



Amor mío, desde las colinas del nardo,
irradias el fulgor que seca las fuentes del llanto,
en lo peor te recuerdo y amorosa exalto.
Mientras en la tarde te inclinas con trenzadas espigas,
en tus potentes manos.
Como el nardo juvenil gurdas en las entrañas las lágrimas
y la receta lumbre que hacia el solitario baldío,
de mi pecho cansado lleva las blancuras del astro.
No importa que te alejas por mares o el tiempo te aparte.
Por sobre la verde muralla el agua rencorosa y
la cárcel cruel de los años, fidelísimo y amante nardo.
A dar los carismas divinos de la luz y del canto.
Que virtud, que fuerza, que pasión, como puedes lograr,
que el nardo florezca.
Transformas y elevas mi ser al infinito, puedo sentirte mío,
dueña de tu ser, hacerte estremecer de pasión.
Cuándo mis manos, boca, mi ser todo, es poco para darte todo lo que deseo,
 envuelta entre los nardos.

“Siempre necesitaremos
 poetas que nos hagan despertar,
sentir y amar por el milagro de la poesía”