Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 12 de marzo de 2017

Déjame volar


El cantar del alma


El cantar del alma,
que surge de las profundidades
de mi mundo interior,
inundándome de esperanzas,
amor, ilusiones y felicidad.

Me siento rodeada por hadas mágicas,
Ángeles divinos que me protegen
y me dan su bendición
y su numen, su inspiración,
con las cuales escribo
con total intensidad
poesías de amor
ya que el verbo del vivir
es amar.

Amar en todas sus formas
formando una cadena de poesías
que nos unan contra el mal y el caos.

El cantar del alma,
amoroso, ilusionado,
impactante, inesperado.
En un fluir continuo
que conlleva al mundo mágico
de la poesía de amor
la que te dedico a ti,
mi amado ausente y lejano.

El cantar del alma
cae en cataratas silentes,
día a día
por las curvas sencillas del viento,
desplazando su caudal de perfumes
en el tiempo,
sin más banderas
que el acento claro de la paz.

Te siento cada día cantar,
más no sé donde,
eres algo que vive más allá
de mi misma,
ya que eres nube y horizonte lejano.

¡Sentí tu beso sobre mi alma!

El cantar del alma
se eleva como himno del amor eterno,
quiero abrazar con mi cuerpo de luna,
el templo de oro de tu alma tranquila.

Para que tú oigas
mi cantar se afinan
a veces, las estrofas,
como las huellas de las gaviotas
en las playas.

El cantar del alma
es para ti
que vas tiñendo con tu amor
mis palabras,
todo lo ocupas tú,
todo lo ocupas.

Voy creando con mi cantar
un collar infinito  
para ti,
y miro lejanas mis estrofas
ya que más que mías,
son tuyas.

Todo de mí


Todo de mí,
soy tuya,
mi alma y mi cuerpo.

Te busco entre el follaje de tu prado
y en el fresco temblor del rocío
e indago por el mar
por mí cantado.

Todo de mí
te pertenece,
tu estás en el verde levantado del árbol,
donde pierdo mi albedrío
y en el viento caliente del estío
y en la orilla del mar enamorado.

Todo de mí
es para ti,
y así voy por veredas de la tarde,
perdida para siempre en tu embeleso,
sin sentir el cercado de tus ramas
ni ver tus fuegos que en los fuegos arde,
te llamo hasta quebrar mi voz
¡ven conmigo!
¡No me dejes!
¡Todo de mí es tuyo!
Ya que si no estás a mi lado,
mi corazón se desangra.

Tan de cristal y oro perfumado
que te cerca la garganta,
que temo despertar en tus pupilas
por no apoyar mis ojos en el aire.

Todo de mí,
me siento dentro de ti.

Tú arriba, ingrávido, leve,
salvado ya de ser vida tú mismo
para vivir en el cielo monosílabico
del puro arranque de sentirme tuya,
de la chispa que de la nada se prende,
vivirás.

Todo de mí,
siento que hasta tu sombra me pertenece,
ayer la acaricié
¡qué extraño fue!

Pienso en tus caricias,
mimos, suavidades en mi piel,
que corren hambrientas
para recorrer todo mi cuerpo.

Todo de mí,
hasta tu perfume, tu sonrisa
que está conmigo
y sigue siempre clavada en mis ojos.

Necesito que cada mañana
tu aliento de cigarra,
 anude mis ojos abiertos
en la penumbra quieta.

No estás,
pero sí en mi mundo interior,
todo unido a mí,
como un ovillo de amores vírgenes,
plenos de alegría y paz.

Todo de mí,
es una brizna viva
en tu letargo de cariño.

Quiero morir en tu calor
para nacer en tus atardeceres
bajo el canto de tus besos,
en la danza de tus brazos,
¡tómame, todo de mí es tuyo!

Llegaste sin aviso


Llegaste sin aviso,
lentamente,
en secreto,
despacio,
poco a poco
saliste de la oscura noche
en un milagro misterioso.

Te esperaba ansiosa
, anhelante
desde el tiempo del ayer,
 no creía en tu llegada,
 no te esperaba,
 vivía tan solo
en una memoria lejana del amor
sin tiempo ni recuerdos.

Llegaste sin aviso,
 como corre el río sinuoso
 en ondas oscilantes,
 entre calmas de manglares,
entre orillas
sin principios ni fin
que se nos acercan
misteriosas e insinuantes.

Entre estrofas amantes
 surgen las letras,
las palabras dulces
y acariciantes para ti,
mi amado amante.
Llegaste sin avisar,
cantando con dulce cadencia
el yarumi,
poema eco poesía
como elogio a la naturaleza.

Yarumi,
planta que nace
después de la quema del suelo,
 como enviada de la naturaleza
para recuperar al hombre puro
contra la insolencia
y la ignorancia
que destruye todo a su paso.

Llegaste sin avisar,
y me dijiste
que el amor es el secreto
de los siglos en receso
 que va dibujando
su invisible rocío cósmico
 en los atardeceres temporales
 del espíritu
y tus palabras con sonrisas
abrazaron nuestros mundos
profundos y luminosos.

Llegaste sin avisar,
 limpiando mis tristezas,
te llevaste mis llantos,
 fuiste alegría
junto a tus palabras con sonrisas,
trayendo de a poco
 la vida
con colores brillantes y límpidos.

Nuestro amor es como un anochecer
y un despertar junto a ti,
 impregnando nuestra piel
con la suave y cálida brisa
de un nuevo día.

Llegaste sin avisar,
haciéndome un hueco
en la inminente llegada de la luz,
soy voz al fin,
 hermosa y afinada,
 pura y descansada
 pudiendo confundir mi mirada
con mil estrellas fugaces,
 tocando una eterna melodía inolvidable,
salvándome del olvido.