Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 23 de noviembre de 2012

En las alas de tu cielo




En las alas de tu cielo, como una flor no lejos de la noche, mi cuerpo mudo se abre a la urgencia del rocío. Me has hecho volver a la memoria de mi cuerpo, a comprender lo que dice mi voz, a que flores amarillas constelen por doquier mi círculo de tierra azul y que el agua tiemble llena de enredaderas marchitas.
En las alas de tu cielo, vuelo hacia ti, buscándote y toda mi alma siente su curso como las estrellas que vivieron en valles floridos de la tierra y besaron tus labios amados.
En las alas de tu cielo, en la inmensidad, aún bajo la luna triste y taciturna, vago en pálida soledad como vagabunda del cielo y de la tierra, con la perenne inquietud de encontrarte y encerrarme en tus cálidos brazos.
En las alas de tu cielo, no me dejes en el profundo vacío donde languidece de sed el alma mía, esperando saciar mis ansias dormidas.
Ahora, sintiéndote mío, la noche se astilla de estrellas y mi alma se inunda de música celestial.
Eres el sustento de mis alas y yo para ti, las alas de tu vuelo, sé que sin ti, caería en un abismo hondo y sin retorno.
En las alas de tu cielo, la luz nos separa y alargando nuestras manos no se alcanza el cuerpo de la dicha, sólo se palpan soledades nuevas, ofertas de la luz.
Y la distancia en vuelo es distancia, son leguas, años, cielos, es la luz lejana.
Y vuelo hacia ti, pisando horas y horas para que nuestro encuentro gane al fin del día, la orilla oscura en que cesan las pruebas de estar sola.
En las alas de tu vuelo el querer se anida en la tiniebla y pienso que con decir un te quiero la felicidad contestaría con amor y luz en nuestras almas.
Tú eres las alas de mi fantasía, has retornado a tu cielo y apenas te has marchado, yo ya te espero.
Todos tus movimientos, pasos, latidos, ansias, quietud aunque arrastrar te quieran hacia una soledad celestial o terrestre, no te saben llevar de lo que estás queriendo, te vas pero en pleno vuelo te acercas, pronto, más tarde, luego.
Ahora tus alas te llevan a tu cielo pero tu corazón late en todas las vagas sombras, tenues que en la alta noche estrellan el azul del silencio, todas suenan a ecos.
Mi alma te espera, tú lo sabes y vienes solo hacia mí, en ese largo rodeo de vuelos que das para volver.

Rescataste mi vida



 
Rescataste mi vida, tú, el único, mi númen, mi inspiración divina que no me dejaste caer, ni doler, me envolviste en piedras verdes de la noche oscura y me devolviste a la vida serena y calma.
Como vigía de mis poemas hiciste de mi alma un canto arrepentido, sin temores, dudas ni falsedades y me llevaste a mirar mi entorno con inocencia como si nunca hubiera sido herida ni lastimada.
Rescataste mi vida, quiero mirar tu rostro amado para que se aleje de mi para siempre el miedo del engaño como un pájaro al borde filoso de la noche.
Ahora, en éste mi otoño, me hace sentir como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo que súbitamente lo borró la lluvia.
Rescataste mi vida, que ahora mi corazón se abre como el retoño de una flor.
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz, hacen de mi la ofrenda, el ramo que florece, el viento en el umbral.
La noche es de los dos, se dispersó la niebla y mi memoria es la sed de tenerte junto a mí, en mi fondo, en mi recuerdo.
Al negro sol del silencio tus palabras doran mi vida, por eso escribo, no estoy sola, hay alguien aquí que tiembla.
Rescataste mi vida, voy en busca de quien soy, peregrina de mí, voy a la que duerme en un país al viento.
Rescataste mi vida, disipaste la niebla verde de mis labios y del frío gris de mis ojos y mi voz, ahora, a tu lado, canta con amor tierno y dulce.
Arcano sueño, ahora, ya, no más aparecerá el antepasado de mi triste sonrisa y hay candados pero no llaves y hay pesares pero no lágrimas.
A ti te debo todo lo que soy ahora, tengo mañanas luminosas, no más noches sufrientes.
Rescataste mi vida, mis manos enamoradas del viento acarician tu amado rostro aún ausente y desde mis espejos, guardo, en mi cofre de memoria todo el olvido del ayer.
Te has llevado mis angustias, mis miedos temblorosos, mis delirios hondos, ahora por ti baila la luz en mi sonrisa, mis manos palpitantes se desnudas y te buscan para que me enseñes a vivir junto a ti.
Rescataste mi vida, y mis brazos insisten en alcanzar al mundo y la danza salvaje de la alegría inunda mi corazón.
Mis esperanzas se renuevan, mi existir es ahora un pájaro en alto vuelo hacia un horizonte sin fin y el soplo de la luz inunda mi mente cuando escribo las palabras de amor que me hacen sobrevolar como una dinastía de soles.

Presagios tormentosos




Presagios tormentosos, ¿es que acaso la tormenta, furiosa y creciente en el cielo oscuro y misterioso abruma nuestro amor o a la inversa lo acrecienta entre los truenos y los relámpagos?
Palpita un viento ardiente como el que sopla de un gigantesco incendio y una tromba guerrera brama truenos que prestos estallan en aullidos de airadas tempestades.
Presagios tormentosos, el cielo, impenetrable y duro nos hace unirnos en un abrazo total y apretado como queriendo alejar el escudo de granito que se nos acerca queriendo hundir el mundo con su enorme paso.
Parecen descender del infinito invisibles espíritus blandiendo espadas de relámpagos y nosotros corremos manos entrelazadas, pies desnudos buscando una cueva secreta para encontrar el refugio ante esta majestad abrumadora que nos hace desfallecer ante la belleza y el miedo.
Nuestro amor se agiganta ante tanta inmensidad que hace retemblar el firmamento.
Presagios tormentosos, el perfume de la tierra mojada nos inunda al peso de sí misma, después irá veloz como un meteoro al fondo del abismo.
Con galas de volcán, el sol radiante en niebla roja de fulgor metálico traspuso lentamente el horizonte y nos asombramos ante la llegada de una noche sin astros, entre las sombras, la tormenta avanza rodeada de grises nubarrones.
De pronto, el viento silba más agudo y la tierra se puebla de visiones, buscando en vano nuestras miradas un salvador escudo.
Ya los truenos errantes retumban con salvajes estampidos.
En tropel se suceden los relámpagos a cuyo parpadeo la tierra, loca de pavor, se humilla.
Presagios tormentosos, la tormenta está aquí, entre nosotros, chocan los truenos entre sí y estallan.
La tempestad en sus furores crece, es más viva la lumbre del rayo, mundos hechos campanas que repican por todo el firmamento conmovido.
Cuando se apaga la lumbre de un relámpago, se puebla la noche de una sombra, tan oscura que nos oculta a los dos como dos figuras misteriosas e inexistentes.
Se desata la lluvia, bajo el soplo de un viento huracanado que sacude los árboles, diluvia y nosotros bajo el agua como fantasmas aturdidos, corremos y danzamos entre truenos y viento.
¡Por fin, desde la altura de un cielo azul profundo, las estrellas de cándida hermosura, llenas de compasión y de ternura dejan caer sus luces sobre nuestro mundo!
Presagios tormentosos que nos lleva a unirnos más en un revuelo de besos bajo un manto tembloroso a la tibieza de nuestro nido dejando lejos la fiera luz de las voces de huracanes lejanos.

Aún es tiempo de soñar


Te amo como eres


Te amo como eres, tú, el verdadero amor que das de ti todo tu ser sin maledicencias, ni egoísmos fatuos.
Se siente tu ausencia cuando te alejas al no sentir el cercado de tus besos y es entonces que te llamo hasta quebrar mi voz y en segundos al no tenerte a mi lado te llamo y en instantes me derramo en llantos y sangra mi corazón.
Te amo como eres, dulce, tierno y el silencio nos une, nos hace latir, aún más los sentidos que laten en los embates que el tiempo desafía entre cenizas y ruinas.
Contigo floto en movimientos lentos y suspiros me envuelven como alas de aves en un rítmico volar de dulces sueños, son el máximo resplandor de que existe el amor entre los dos.
Quiero que sepas que eres la luz de mi vida, esa voz que a mi alma alivia y esa sonrisa que de alegría me llena…
Tú eres mi inspiración, hoy, mañana y siempre, mi númen, danzan enamoradas las palabras, las frases de amor en un revuelo de letras para caer en las hojas que esperan por ellas, para que tú las recibas como una ofrenda de mi espíritu inquieto e impaciente por estar contigo.
Amar es escapar el pensamiento en la fragancia del Edén perdido, amar es… amar es… amar es llevar clavado en el corazón un dardo celeste.
Te amo como eres porque nunca intentaste no dejarme volar y me brindaste sensaciones de libertad junto a ti, nunca me fustigaste, ni invadiste mi espacio, me amaste en la distancia y en el tiempo.
Y por ello yo te amo con la fuerza de los mares, con el ímpetu del viento, en la distancia y en el tiempo, con mi alma y con mi cuerpo, a puro grito y silencio, en la alegría y en el llanto, en el peligro y en la calma.
Te amo como eres, eres fuente de mi camino y me haces atravesar la dura realidad sin darme cuenta.
Sólo tú, amor mío, por eso te amo como eres, dulce bálsamo de vida, símbolo de pureza, inocencia y bondad.
Él es, clamaron mis sentidos, él es el presentido, el esperado, el que con su primer mirada adueñó mi corazón.
Toqué con tu amor los dinteles de la gloria, y en mi alma sentí latir el firmamento y alentar toda mi ilusión.

Prefiero la noche


Prefiero la noche, son las horas en las que amustian las nubes vespertinas, sobre la azul altura del vasto firmamento.
Asómanse los astros, cuyas luces divinas como miradas pesan sobre mi pensamiento.
Y es mi hora, en las que entre la voz lejana de la campana que con lentitud las notas del Ángelus desgrana, a mis hojas en blanco los versos de amor anidados en mi corazón se vuelcan sin cesar, con prisa para que no sean olvidados.
Prefiero la noche, porque mi fantasía con audacia inquieta sin cesar te busca.
¡Oh, poesía!, en la nocturna soledad secreta.
Muchas veces, misteriosa poesía, frases de amor dolido, manchan mis páginas albas en el tedio de las noches acíbaras y vuelan por todas mis visiones de armonía que se ocultan cuando el cielo aclara.
Prefiero la noche, en ella te busca mi cansada fantasía y mis sueños se tienden como aves raras cuyas alas exploran hasta horizontes lejanos y oscuros tanteando tu imagen, la única imborrable, para mí por siempre.
Como solitaria misteriosa, vago volando bajo el cielo y sobre el mar en la noche profunda y estrellada, tratando de percibir tu figura que añoro y tu dulcísimo firmamento y en instantes como un sueño que se esfuma creo entreverla en un revuelo de la espuma o en los astros del Universo.
Prefiero la noche, porque la Luna me acompaña con su fulgor, blanco y brillante.
Mi corazón puede correr a regiones ignotas apareciendo en el pentagrama vacío de mi alma las notas que buscaba y no encontraba y que inútilmente yo clamaba para inundarla de amor como en un agitado río entre tupido follaje.
Prefiero la noche, con la Luna como nota errante que parece que extravió su cantar pero aún así con su luz agonizante sigo, en mi perenne búsqueda de aquel a quien no puedo hallar, mi ideal no encontrado.
Prefiero la noche, porque mis versos me aroman el alma y los busco en los sones de liras que van brotando entre pasos de visiones que conmigo los van buscando.
En algunos momentos no responden, no aparecen en ningún lugar de mi mundo interno y entonces me inquieto.
¿En qué lejanías mi númen se esconde?
¿Bajo qué estrella se guarece?
Vuelve a mí, en esta noche mía, nuestra, ven con el viento, las brisas, los astros del firmamento.
Prefiero la noche, quedarme un instante suspendida en lo Eterno e ir como el viento, nómade del existir transitando por la expansión del Universo.