Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 7 de agosto de 2016

Aquí y acullá


Perdida en caminos oscuros


Perdida en caminos oscuros,
 misteriosos, secretísimos,
plenos de honduras, sin luces,
me encuentro en estos instantes
como profeta de mis fines,
no dudando del mundo
que pintó mi fantasía
en los grandes desiertos invisibles.

Perdida estoy, reconcentrada y penetrante,
sola, muda, predestinada, esclarecida,
en un aislamiento profundo.

Mi hondo centro,
mi sueño errante
y mi soledad hundida
se dilatan por lo no inexistente
hasta que vacilo
cuando la duda oscurece
por dentro mi ceguera.

Perdida en caminos oscuros,
un tacto sombrío entre mi ser
y el mundo,
entre las dos tinieblas
define una ignorada juventud ardiente.

Estoy buscándote,
quiero encontrarte en la noche,
estoy perdida sin ti.

Allí, en la lejanía,
más allá de las palabras,
de los sentidos y las ideas,
en el territorio oculto
de tiempos escurridizos,
perdida grito tu nombre,
 te imploro
con una voz tierna y apasionada.

 ¡Búscame!
¡Atrápame!
Y agitando melodías de fuegos
en las manos del arco iris
correré libre hacia la luz
dejando de habitar las sombras.

Perdida en caminos oscuros,
quiero encontrar el resquicio
para llegar al terreno
donde el amor sueña
 libre en su soledad
y las cruces desnudas
 diluyen su lenguaje de espumas
recibiendo la sencilla vibración
de los corazones puros.

Me alejo,
 cruzando mil huellas oscuras,
pasando el horizonte envejecido,
mirando en el fondo de los sueños
 la estrella que palpita.

Me alejo, sí,
 buscando el camino iluminado,
 dejando atrás los caminos oscuros,
 llevando en mis manos
aquel cielo nativo
con un sol gastado.

Quiero llegar al lugar
donde el amor cae
en cataratas silentes,
 día a día
por las curvas sencillas del viento
desplazando su caudal de perfumes
 en el tiempo sin más ilusiones
que el buscar el acento claro de la paz.

Perdida en caminos oscuros,
huyo presurosa
 para hallar mis palabras
las que se llevó el viento,
 leves y vaporosas,
como las huellas
de las gaviotas en las playas.

Todo en mi vida es un presentimiento,
soy como hoja medio desprendida
que ya la agita
sin llegar el viento,
una hoja perdida,
temblorosa y conmovida.

Clara imagen pura
de mi búsqueda sin fin
de encontrarte
para amarnos y entregarnos
 para siempre en el éxtasis
de una unión secreta,
 nuestra, sólo nuestra.

Perdida en caminos oscuros,
voy labrando sin tregua
 ni senderos a la luz,
hacia ti, para abrazar con mi cuerpo de luna
el templo de oro de tu alma tranquila.

Vayamos juntos
 a la luz del día, ésta,
no es aquella de ayer
ni la que alumbrará mañana.
Búscame en mis caminos oscuros
y en volandas, únete conmigo
en el horizonte sin fin.

Aguardo


Aguardo,
desfalleciente y agónica,
no deseo sentir que el espacio
donde tú estarías conmigo
vacío se halla en una nada.

Mis sentimientos de amor
alzan vuelo buscándote,
pero tú no estás
y no deseo que mi alma
se abrume de dolor.

Aguardo, debe ser un ahora,
un ya,
exclamando con ardor apasionado
entre sueños
donde tú me buscas y nos amamos
con tal intensidad que el mundo real tiembla,
se estremece con nuestro calor pleno de luz.

Aguardo,
me desespero y siento
el murmullo que viene de noche
a llamar a los cristales de mi ventana
y pienso que es el viento
galopante en las soledades que me abruman.

La espera,
me lleva a un orbe de ingratitud y de nostalgia
pero gracias a los sueños
es posible encontrarte en tu lejano estar.
Te imagino pensando en mí.

El amor está muy lejos,
no sé dónde,
entre las nubes, el Sol,
la Luna,
pero lo importante
es que lo sienta dentro de mí,
dentro de ti,
entre los árboles,
en medio de la hierba y de las flores.

La certeza de su presencia me hace feliz,
por eso esta añoranza por ti
me hace vivir con la esperanza
de estar enlazada en tus brazos,
soñando juntos,
ya que el amor es la fuerza de la vida.

Aguardo,
para que la desesperación de que no te acercas
deje que sueñe con el corazón libre para volar,
los sueños son la ventana de mi alma
que me llevan a la pureza de mi pensamiento
que vuela hacia ti.

Es un hilo larguísimo
que ha atravesado desiertos,
oasis, grutas,
abismos interminables,
siempre soñando que estamos juntos
tú y yo.

La espera se hace larga,
me estruja el corazón,
sólo pienso y sueño
en nuestro encuentro tan deseado.

Vivo cada instante en una soledad conmigo misma
y porque los sueños llegan en silencio
y no sé su origen,
vagan como nubes solitarias,
unas veces son claros,
luminosos y llenan el corazón de felicidad,
mientras que otros son oscuros,
amenazadores y perturbadores
y me hacen pensar que no te encontraré mi amor.

Aguardo,
debo alimentarme de la esperanza
de que nos uniremos en cuerpo y alma
como los árboles que siempre dan sus frutos
a pesar de las variaciones de las estaciones.

Mientras te espero
debo buscar en el mapa de mi alma
donde figuran las bahías de la sabiduría,
el mar de la abundancia,
el océano de la paz,
los desiertos áridos y valles
y prados plenos de luz,
sé que me hallarás dejándote llevar
por el flujo de las ideas
olvidando dudas y temores.

Te añoro,
vendrás hacía mí con amor.

Deshojando margaritas


Deshojando margaritas,
sus pétalos blancos, amarillos,
van tenuemente volando hacia ti,
a tu rostro amado
en medio del campo floreciente
entre vergeles frondosos de pastos tiernos.

¿Qué te dicen sus pétalos de mí?
¿Te preguntan quién eres?
¿Acarician tus labios?

Deshojando margaritas,
entre te quieros y requiebros,
mi amor se alza en vuelo
esquivando temores, dudas, penas,
sólo voy hacia ti
guiada por mis margaritas puras y vírgenes.

Con un te quiero mucho poquito y nada
voy por la vida enamorada y feliz.
¡Viva el amor!
La vida es el verbo vivido del amor.

Las margaritas tiemblan
en mis manos cuando te ven.
Entre mis brazos las acuno y las beso
sintiendo su perfumado aroma
que inunda todo mi cuerpo
que va en tu búsqueda.

¡Vuelen pétalos de margaritas!
¡Vuelen lejos!
lleguen a lugares donde el amor es necesitado
para que todos nos amemos
y sintamos el gozo del vivir.

Cubran como un manto blanco, amarillento,
entre velos envolventes todo lo que nos rodea
en el floreciente rocío de los amaneceres
luminosos de este mundo,
dejándonos como un eco resonando
por los rincones como rocío de luna
en este tiempo que nos atrapa.

Y aquí estamos en el camino primaveral
donde se conjuga el tiempo y el beso
donde la inocencia salpicada de te quieros
susurran en el aire llevándolo por doquier.

Margaritas deshojadas,
lleguen lejos hasta él,
no se reduzcan
al estrecho espacio de mi verso
recorran el paisaje perfecto del amor
donde todos estamos reunidos
por la calma primaveral
que acarician nuestros rostros.

Pétalos de amor recorran
los caminitos del mundo,
vuelen con la brisa de la mañana
llevando el mensaje de que la vida
merece vivirse
y que el amor existe, existió
y existirá por siempre.