Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 24 de diciembre de 2019

El mar y tu


Quiero acallar tu voz


Quiero acallar tu voz
en mi alma
y no quiero perder
ni una sílaba de tus frases de amor,
que aunque sea sólo una fantasía,
lo siento real.

¡Cómo suena en mi alma la idea,
que nunca será verdadera,
de una noche completa en tus brazos,
diluyéndome toda en caricias,
mientras tú me las das,
extasiado!

Quiero acallar tu voz
en mí.

Te has ido para siempre de mi lado
y sueño en las horas,
tendida en tus brazos,
sin más luz que la luz de tus ojos,
sin más lecho que aquel de tu pecho
¿Qué sucedió?
¿Por qué nos separamos?

Yo sigo amándote
y siento mi amor floreciendo
en la mística voz de tu canto,
notas tristes y hondas
que unen mi dolor por no tenerte.

Quiero acallar tu voz,
mi senda de amor vacía
es una tragedia del alma.

Hay un aire muy suave
 en cada estrella,
removiéndome el polvo de los años.

Hasta mi cara en vuelo,
las cortinas del mar se treparon
y mis ojos se unieron a los ojos
de todas las pupilas del espacio.

Quiero acallar tu voz
anudando emociones
y una larga ilusión se va rodando
y hace inclinar la sombra de mi mente,
sin el rayo de luz de tu regazo.

Como corola al viento
mi desilusión y mi pena
abrióse paso al cosmos
quedando en el pétalo
de una rosa solitaria y triste.

Despedida en silencio,
me solté a la pureza
 de un amor sin ropajes,
que cargaba mi vida
de lo irreal a lo humano
y hube verme toda
en un grito de lágrimas,
en un recuerdo añorado
de tus besos suaves y de tus abrazos íntimos.

¡Yo sentí la Vida amándote!

He de volver conmigo misma
a buscar lo perdido,
en un profundo batir de inquietas fuentes,
en inmenso río, blanco,
corriendo hacia el desierto
con esperanzas nuevas.

Regálame tus secretos


Regálame tus secretos,
los que tienes escondidos allá,
detrás de la esperanza.
Enséñame los que tienes ocultos
en la sombra de tu corazón,
y yo te regalaré mi alma.

Concédeme la luna,
envuelta en tu sonrisa
y los mimos tibios
que florecen de tus fuertes manos
y despiertan la esencia íntima de mi ser.

Regálame tus secretos,
los más íntimos,
los que como en un ritual
te envuelven en ellos,
compartámoslos juntos
 aunque nos entretejan,
consumiéndonos en temblores,
 en una desgarradora verdad que nos ahoga.

Te amo,
perfil solo, nube gris, nimbo de olvido.
En el misterio de tus miradas,
 bajo la tormenta oscura de las palabras,
desde la tristeza o puñal de cada beso
 hasta la ira o la melancolía de tus caricias,
te sigo amando.

Regálame tus secretos
aunque no sea más que el pequeño
y yo te enviaré los míos,
los que en el recóndito rincón de mi alma,
te pertenecen
y te los haré llegar
como un relámpago
entre sueños de amaneceres,
atravesando la aurora
para que tú los descifres
en el sueño del horizonte
donde todo se olvida.

Y si tú los quieres,
irán hacia ti como un alarido
gimiente y doloroso
que llega de tan hondo
que han deshecho su quemante raudal,
desfallecientes para que tu alma los sienta.

Regálame tus secretos,
así estarán unidos a los míos
en nuestros corazones de agua y miel,
prisioneros de cascadas de sonrisas
como cadenas de flores suspendidas
en nuestros suspiros,
 en nuestro tiempo imaginario
donde rumorea una bandera de rosas.

Regálame tus secretos,
los guardaré en mi cofre de tesoros ocultos
con siete candados y llaves
que nadie encontrará,
estarán conmigo comulgando en silencio
el amor sin límites que siento por ti.

Y entre goces, placeres,
caricias que desgarran,
besos que dibujan
nuestros rostros temblorosos,
el amor nace, renace,
en cada instante
de este nuevo amanecer.

Regálame tus secretos,
los que no huyen a su guarida oscura,
los que trepan, sí,
por las paredes húmedas
para llenar mi alma
como en un juego
de risas y tristezas compartidas
como canta el río,
mojando las veredas  y empedrados
en la sed del silencio y el anhelo.

Mis palabras de amor,
más que mías son tuyas
y para que tú las oigas
son como cascabeles de cristal
 para tus manos suaves
como la seda,
van trepando despacio,
sin prisas
en mi viejo dolor
como las hiedras de no tenerte.

Ahora, conmigo, tú y tus susurros
que van tiñendo con tu amor mis poemas
porque todo mi mundo interior
lo ocupas tú,
todo lo ocupas,
fundiéndome en tu regazo
con tus secretos en mis labios.

Vehemente Amor


Vehemente amor,
apasionado,
te amo intensamente,
me debía bastar con lo que ya me has dado
y pido más y más,
cada beso tuyo
me pide otro para cumplirse a sí mismo
ya que tú nunca podrás
dar otra cosa de ti más perfecta.

Se cierran mis ojos esperándote,
 límpida,
impetuosa como la voz primera
 porque tu entrega es reconquista de ti,
 vuelves a mí en cada momento
entusiasta, fogoso,
 buscando mis más íntimos secretos.

Vehemente amor, efusivo,
totalmente entregado
a este querer de dos,
por eso no te expliques tu amor,
 ni me lo expliques,
 obedecerlo basta.
Me hundo en tu querer,
llenándolo de sí es de gozos,
de pasiones, de deseos sin fin.

Tu forma de querer
 es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
en el silencio.

Tus besos
son ofrecerme los labios
 para que los bese yo.

Vehemente amor,
estoy abrazada a tí
sin preguntarte nada,
de miedo a que no sea verdad
que tú vives y quieres.

Estoy abrazada a ti,
sin mirar y sin tocarte,
no vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
ese soledad inmensa
de quererte sólo yo.

Vehemente amor,
el firmamento resplandece
cuando me acunas en tus brazos
y me llevas las manos a tu pecho,
 amor, que desnudándote
caminas sobre el muro
que cerca mi silencio.

Mi piel se enciende
con rubores de deseo
y floto sobre el agua
que mana mis recónditos adentros.
Sacúdanse las bases de mi sangre
 para que aparezca tu nombre contra el cielo.

Vehemente amor,
 te necesito a mi lado,
 cerca muy cerca,
mi cuerpo enredado en el tuyo
 en un aire estremecido de ternura
y bajado de altísimas esferas.

Tú eres para mí
viola de amor que toca
con sus notas
cada fibra de mi cuerpo todo
cincelado en nácar verde
y perfil modelado en blanda cera.
Apoyada en el calor de tus hombros,
enlazo las cimas de lo cielos en la tierra.

Creces hacia dentro de mis dedos
y al roce y al llamado de tus ojos
se alza de mi sangre
 un efusivo abrazo
que te cobija muy dentro mío.

Vehemente amor,
no quiero que te vuelvas recuerdo,
sombra esquiva entre mis brazos,
quiero tu ardiente cuerpo
que me entregas entre tus brazos.

Eres mi felicidad,
mi dicha toda,
dentro de mi te llevo
porque digo tu nombre.
¡Ven y tú llegas despacio y quedo!
¡Ven a mis brazos abiertos!
¡Ven con tu amor que me ata
y me desata en cada lujuria
de tu mirada errante
con tu alas que me envuelven toda,
con tus labios de amantes
ardorosos y tiernos!

Seré tu pasión,
 tendrás que amarme
con tu brazos redentores.
Vehemente amor,
 ¡cómo decirte que te quiero mío
y me quiero tuya
por toda la eternidad!