Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 21 de julio de 2013

Estoy acá


Anhelo frustado

Anhelo frustrado,
creí en tus falsas palabras,
melodiosas,
seductoras
            que acariciaban mi alma,
pero eran tan sólo
palabras vacías de amor.

Y llegó el fin,
donde no quiero ni nombrarte,
ni pensar en ti.

Sólo, ser humo en tus ojos
y del mundo sin ti,
el final.

Anhelo frustrado,
no veré más tus ojos
que me quemaban hondo,
que me mataban con su gris ausente
con tu piel de vientos
y tu pasión de locos.

Anhelo frustrado,
tu amor me ató
y me desató
en cada lujuria de tu mirada errante.

¡Basta de seducción!
Procaz y sin verdades ardientes
y yo quedo con el desgarrador recuerdo
de tus ansiados besos.

Creaste música blanca,
para conquistarme en plenilunio,
consumiendo mis temblores,
devorando mis gritos
bajo tu piel fantasmal
y traicionera
que aún me ahoga desde esta distancia
tan presente.

Y aún estás
rezagando mi camino
con cadenas y cerrojos en mi vida
para que nadie pueda entrar.

¡Basta!
Vete ya de mis recuerdos
tu nombre ya está guardado en mis joyeles.
No leeré ni una letra tuya,
no me escribas para que yo desborde
y me consuma en fuego.

¡Déjame en paz!
Con mi silencio flotando sobre el agua
que mana de mis recónditos adentros.

Balanceándose en mi frente una corona
por donde el aire se escapa de mis dedos
y no saben ya mis labios
la palabra que una
tus oídos a mi verso.

Anhelo frustrado,
fueron por momentos
anhelos amados,
ilusionados,
vibrantes,
ahora sacúdanse
de las bases de mi sangre
y que tu nombre desaparezca
contra el cielo
y desnudándote camina sobre el muro
que cerca mi silencio.

Tú ya no estás más en el verde
levantado del árbol
donde perdí mi albedrío,
ni en el viento caliente del estío
ni en la orilla del mar enamorado.

Amor frustrado,
perdido por siempre
sin sentir ya más el cercado de tus ramas
amaneciendo,

  ya renovada y sin fe en ti.

Risas compartidas

Risas compartidas, alegres, risueñas, cómplices de vida, de intereses y amistades y amores.
Risas compartidas, secreteadas, plenas de confianzas mutuas, ligeras y leves, a veces misteriosas.
Risas de encuentros que inspiran desde el alma felicidades internas.
Sentidas e íntimas para compartir. 
Risas que como cascadas se lanzan al níveo aire para volar en cielos abiertos.
Risas que como acordes sincopados se suceden sin cesar como preámbulos de regocijos internos.
Los rostros gesticulantes y ansiosos denotan la alegría de vivir a pleno.
Risas compartidas que conlleven a la pureza del alma y al amor de mundos interiores.
Se elevan cual gorjeos de pájaros dejando tras de sí, brillantes ecos repetitivos que endulzan las almas con armonía y amor.
Risas que como voces internas se deshojan entre verdes esperanzas de edenes cercanos.
Risas compartidas, rictus de placer florecido en un mar sin fin de un intenso vivir amando y riendo.
¡Ríe a la vida, al amor, a la amistad pura y sincera!, que los hilos tejidos por el viento lleven la risa a todos los recónditos lugares del orbe donde revivirá el amor y la amistad únicas y verdaderas
Risas compartidas, sorpresivas, de esperas en promesas de felicidad, de diálogos de miradas atentas, milagrosas, consuelos y bálsamos de nuestras almas que nos unen en una alianza continua, permanente, constante y sentida. 
Risas compartidas, surgidas de silencios percibidos, enlazantes, de almas que vibran de amores escondidos que florecen siempre en momentos de atisbos plenos de ternuras y caricias con arrullos estremecidos del placer de amar.

Palabras elocuentes

Palabras elocuentes, que oscilan entre mi gran silencio y mi voz que quiere clamar, ¡ven amor!, ¡te estoy esperando!.
Cimbrean mi alma toda, me acarician por dentro, con una extraña delicia de tocarme todo mi cuerpo y mi mente.
Palabras elocuentes que ondulan con un afán trémulo de no separarme y quedarse junto a mí en donde ellas quieren, aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios.
Mimbrean cerca de mí y a hurtadillas se cuelan por mi mente inundando mi alma de calma, paz y amor.
Atraviesan mi todo desnudo y perdurable y mientras siguen dando vueltas y vueltas a mi alrededor se entregan puras y con delicias en contactos rápidos y llegan a mi centro inmóvil que las escucha embelesado.
Palabras elocuentes me traen gozos, besos, luces, regalos que son dones de entrega total. Son símbolos, signos de que quieren llegar a mí y entregarse enteras en un amor pleno sin más destino ya que ser mías y darse por entero diciendo: “soy tuyo, sólo tuyo” y entonces tengo miedo a una nube, a un cielo, que me puedan dejar de estar un minuto sin tu amor.
Palabras elocuentes, sencillas, hondas en su significado, son como el sol que me acompaña y en las que me apoyo por el camino incierto, son escudos que resguarda mi pecho de borrascas y dolores.
Palabras elocuentes, son como el mar, llegan a mí agitando en el puño brillante los laureles de la roja mañana.
¡Por las aguas sin cadenas, canta el alma!.
Palabras elocuentes, buscan la raíz de los quebrantos para hacer que desaparezcan y ofrecen el goce perfecto, el lucero que nace en mi frante por la ofrenda del Amor venturoso, apurando en la breve llama la intensidad de los ímpetus de deseos y amor.
Palabras elocuentes, exactas, de silencios largos que hacen latir el corazón con ternura, suspiros que vuelan en el aire compartiendo instantes, minutos, de intensos deseos que estallan entre pétalos y pimpollos de rosas blancas