Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 20 de septiembre de 2019

Red de ansias


Espero y desespero


Espero.
En las noches silenciosas y oscuras,
 pienso en ti que te has ido a hurtadillas
entre secreteos malsanos y tristes
 a otros amores que te buscaban sin cesar.
Me olvidaste,
yo no te olvidé,
recuerdo cada instante de nuestro estar juntos,
amándonos con tal intensidad
que el día se volvía de noche y la noche día.

Desespero.
Sí,
 desespero por no haberte podido decirte
 ¡adiós!,
todo sucedió en silencios prolongados y dolorosos,
 sin una palabra aún fingida de falsos sentimientos,
dejándome adolorida y triste,
 mi corazón sangrante y las estrellas fugaces lo traspasaban
 llevándome a ese mar interminable de lágrimas tristes.

Espero.
Siempre te llevaré dentro de mí,
 recordaré los dolores y las alegrías
 mientras el mundo se me hace nada,
 te busco en mis recuerdos mientras te amo en mi soledad
y acuno las canciones
 que me cantabas despacito haciéndome sentir amada.

Desespero.
Y sueño que todas las noches vienes a poseerme
 y te pido que me digas donde acaba el hilo negro
y donde empieza el blanco
y para olvidarte aprieto los dos hilos con las manos
 en espera de que el negro se vuelva blanco
 y tú desaparezcas de mi vida
y poder reponerme de este dolor sofocante que me asfixia
y no me permite amar otra vez
sanado mis heridas aún sangrantes.

Espero.
Mientras espero nuevas ilusiones,
esperanzas,
amores nuevos,
escribo versos,
poesías,
prosas que desgarran mi alma,
 en intentos imprecisos,
 versos que simulan estrofas,
como el primer verso que tú inspiraste,
pero sin ti,
 mi numen vaga por altos horizontes
 porque tú eres la poesía que se perdió.

Desesperó.
Amor,
entre la magia y el misterio de la vida,
vuelo hacia ese pasado del cual ya estamos alejados,
deseo parar el tiempo,
me fundo con la oscuridad y no la veo,
 te imagino conmigo buscándome.

Espero.
Ya no con anhelos e ilusiones que vuelvas a mí,
 sólo espero con infinita paciencia
 que poco a poco te olvide,
te vayas de mí y así poder amar otra vez
con calidez de alma pura
y podré mirar el cielo llevando dentro de mí el silencio del mar,
el fragor de la tierra, la música del aire.

Mi pensamiento me llevará lejos,
 hacia litorales desconocidos, horizontes iluminados.
Percibiré el leve crujido de la naturaleza que me rodea,
 amaré y buscaré la paz
 como única esperanza y fuerza en mi vida
y te encontraré a ti,
la estrella que brillaba en el cielo para mí,
 la que yo no veía pese a que la noche era clara
y traía la luz a mi alma con un amor verdadero y único.

Me pregunto


Me pregunto
en cada instante dónde estás,
si te has ido,
si no te volveré a ver ni sentirme amada por ti.

En mi mente flamígeras ideas corren,
se cruzan,
se enlazan,
se entreveran,
se mezclan,
en una confusión de falsos errores,
dudas no claras,
buscando la causa del caos
que no me deja pensar en paz ni sosiego.

Me pregunto
si todo el amor que volcaste en mí fue cierto,
si tus caricias,
abrazos,
besos,
lo sentías al dármelo
con todo tu corazón y tu alma abierta.

¿Cómo es posible que lo intensamente vivido
fue tan sólo un sueño?
¿Cuál es la razón de la dualidad del ser
y no ser verdadero el amor que nos unía?
Me pregunto si entre llegadas y ausencias
presencias irreales,
tú el único y verdadero numen de mi vida
me olvidaste por completo.

Mi amor fue frente a tu amor
como el mar frente al cielo
pasarán entre ellos vientos huracanados,
tormentas desgarradoras,
lluvias imprevistas.

Me pregunto,
¿qué hago con este amor tan necio,
tan arraigado a mi corazón?
¿Qué hago con este amor
que necesita de tu existencia para vivir,
de tu pasión para sentir?

Cierro los ojos
y como un milagro te siento a mi lado,
acariciada y besada.
Yo me pregunto por qué te echo de menos,
por qué en mis noches ni brilla ni una estrella,
por qué sin tu sol es triste mi amanecer.

Al no estar tú a mi lado me siento perdida,
no sé qué hacer,
pienso en tu sonrisa, en tu boca,
en tus palabras,
pienso demasiado en ti
y por quererte tanto mi corazón
cabalga desbocado y sin riendas,
me has embrujado.

Soy como una luna triste
esperando el sol en su eclipse
como una canción de amor esperando su bailada,
como esa guitarra arrumbada
deseando que alguien de nuevo la acaricie.

Me pregunto mientras oigo el silbido del viento
y las ramas del viento castaño producen extraños chirridos
al rozarse si tú aparecieras otra vez en mi vida
dibujando sombras ciertas
hacia mi alma triste y adolorida sin ti.

Abriré causes nuevos,
derribaré murallas para que un alud
de mis palabras de amor desciendan hacia ti.

Me pregunto en un torrente de lágrimas
como diluvio sin fin,
si te encontraré por aquella ancha puerta
donde te esperaré siempre.

Y con un dejo de gozo y otro dejo de lástima
por lo que tengo y por quien soy,
mis sueños se presentan sólo ante ti,
absorbiendo mis tormentas,
compartiendo mis pensamientos
que colman mi corazón.

Pesares del ayer


Pesares del ayer
vuelven a mis recuerdos
cual de puerta pesada
cuando gira
sobre goznes de hierro enmohecido.

Anidaban en las grutas del olvido
y ahora pregunto
¿por qué regresan en un sombrío torbellino?
Pesares del ayer renacieron
en una mañana apenas comenzada,
áspera y fría cual musgosa bruta
y ardieron en el cielo de esa aurora
nubes de un rojo intenso
como en un conjuro infernal,
colmado de bramidos cayendo cual torrentes.

Pesares del ayer
como nubes de borrasca
me inundan con un ronco eco
de dolores idos.

Todo aquello pasó
pero aún en mi mente siento remordimientos
por no haber sabido actuar con límites
y dejar pasar al dolor
por mis fronteras que debían protegerme.

Pesares del ayer,
mi afligido pensamiento quiere ahuyentar
las sombras de aquellos ayeres,
de aquellos amores que en vano llegaron a mí.

Pesares del ayer,
recuerdos que deben irse
al lugar secreto donde reina la paz y el silencio
haciendo irse muy lejos a los tormentos imborrables
y a las tristes agonías
como son una mano fría dentro de mi pecho.

Quiero que todo lo pasado que provocó dolor
se hunda en hondos precipicios palpitando
en un viento ardiente
como el que sopla en un gigante incendio.

Pesares del ayer,
dejadme vivir desde el Hoy
la vida en un continuo palpitar de alegrías,
esperanzas,
ilusiones sin llantos ni gemidos,
plena de amores y deseos calmos.

Y poco a poco nacerán los versos,
las frases,
las prosas,
entre perfumes de flores
guarnecidas de pimpollos nuevos.
Y entre risas y lloros en flor
mis prosas volarán en las alas de mis sueños.

¡Versos!
¡Palabras de amor!,
me hacen refugiarme en el mundo del olvido
sin pesares del ayer,
sólo estrofas entonadas como canción de vida.

Pesares del ayer,
unos los hundo en el mar,
otros cruzan por el éter
para que beban luz en las estrellas
y no regresen jamás a mis recuerdos
que tan sólo quieren revivir
los mejores instantes de felicidad
de los ayeres de ayeres y en este Hoy
dormitar en el silencio de la luna llena
rodeada de luces brillantes de amores nuevos.