Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 24 de enero de 2020

La puerta sin abrir



Soslayo de amor




Soslayo de amor, mi alma se acuna entre la inmensidad
de nuestra excelsitud inconmensurable de habernos encontrado,
sin palabras, sin tactos, en esta inmensidad del orbe.
¿Por qué contigo mi corazón se estremece sin siquiera conocerte?
¿Cuál es la razón de que en mi existir pleno de mi conciencia
aparecieras tú, el desconocido?
Me siento protegida por brazos que no me enlazan,
amada por labios que no me besan,
por manos que no me acarician.
Te pienso en cualquier instante
y sé que es el mismo momento en que tú también me piensas.
Es para ti que escribo mis poemas de amor, mi amado lejano,
tú el que me escribes con palabras dulces a veces, irónicas otras,
tú el que me robó el corazón desde la lejanía.
Soslayo de amor, con un atisbo de conexiones inexistentes,
Voy volando entre nubes hacia ti, hacia tus manos, sola,
noche tras noche.
Andaba yo como entre sollozos  de belleza, escribiendo pedazos de palabras, sin haber escuchado tu voz pienso que dulce y armoniosa.
Mi corazón palpita besos que guardaré para un mañana,
mi boca busca la tuya como un ave de paso.
Mis palabras sentidas son para que volemos juntos
a otras esferas en búsqueda del placer de estar juntos.
Aún en la distancia te amo y me invaden dulzuras inefables
que me colman de felicidad y nostalgia.
¡Acércate, atrévete a sentirme tuya enteramente en cuerpo y alma!
Juntos, muy juntos, quizás en un Hoy del mañana,
estaremos unidos por lazos indestructibles entre miradas arrulladoras por cánticos melodiosos.
Atravesaremos juntos el muro de los océanos del tiempo,
agitando el aire diáfano que nos une.
Vivo y viviré pensado en ti, el ausente, vislumbrándote entre las tinieblas que nos rodean, te quiero junto a mí que por un milagro mágico pudiéramos estar juntos por lapsos tenues ni vividos, catando la vida en éxtasis breves y plenos de dicha.
Soslayo de amor, somos tú y yo raíces ondulantes de la primera voz,
 formas efímeras del espacio.
Necesito tu voz junto a la mía para ofrecernos cantares del tiempo y borremos al fin la distancia que nos separa.

“Poema,
palabra que nos acerca al amor,
mientras vivimos ausentes”



Recuerdo mágico



Recuerdo mágico, el nunca olvidado,
el instante de que tú y yo entre el follaje de umbríos bosques de sauces llorones y ceibos florecidos,
nos vimos por primera vez.
Tú mirada azul intensa y llameante
iluminó mi alma que estaba desprotegida y asfixiada
por la pena y anhelos no cumplidos.
Pero de pronto, en ese preciso momento,
nos encontramos en un entorno pleno de ruidos no escuchados,
de conversaciones amortiguadas,
de complicidades no deseadas,
fue la magia pura que ángeles, duendes o gnomos ,
no lo sabremos nunca el por qué nos hizo encontrarnos.
Nuestras mentes se hablaron,
sentía tu voz cálida y tibia en mi corazón
y tú recibías mi alma pura y casta
que nunca había conocido al amor.
Sorpresivamente el aire se pobló de arrullos,
derramando el fulgor de luciérnagas
y de miles de aves que nos llevaban lejos,
al lugar nuestro, sólo nuestro.
El instante fue el Hoy esperado desde nuestro eterno pasado.
¿Cuál fue la causa de este recuerdo mágico?
Ser tu amante de siempre
en la hiedra de los besos apasionados, placenteros.
Tú me llamaste sin sonidos
en un blanco sendero pleno de besos de nieve
que en tus manos portabas.
Y me apoyé en tus hombros de juncos
hasta pasar de una vida sin destino
y pleno de sombras que me habían herido con feroz lanza
a esta luz nueva contigo
en nuestra, sólo nuestra alta morada.
Recuerdo mágico, con los ojos nos buscamos, penetrantes,
en un instante preciso y único en el que ambos estábamos viviendo una vida traicionera y falsa.
Ahora la blancura vacía se puebla de recuerdos no teñidos,
la recorren presagios sonrosados
y brota en ese lapso inmortal
una masa de sueños que inventa tu figura
que esperé en vano.
Recuerdo mágico que jamás desaparecerá entre nosotros como una siembra soterrada y suave en nuestros instantes del existir.

“Allí en la oscura noche
cuando el silencio lo permite todo
aparece la vida

como suspiro en eco”

Desilusión inesperada




Desilusión inesperada, sorpresiva, tempestuosa,
sin causa ni motivo,
cual razón si nombre.
Desapareciste en la nada,
como en un abismo sin fondo,
en el cosmos virtual de la distancia.
Eres todavía un agua de lento recorrido,
espacio repentino de la ausencia que aprendí a traspasar con ambas manos sin tocarte.
Desilusión inesperada, creí en ti
En tu protección.
En tu apoyo.
En tu humor ácido y ocre,
Y hoy, sin saber por qué eres sólo una rama breve apenas,
el crujir del eucalipto o del ciprés,
entre los dedos agitas levemente casi sin querer
mi liso espejo de mi mente por tu estancia en mí
y tu ausencia se siente acercándose sosegada,
sin anhelos ni esperanzas,
de que un instante del mañana flotes otra vez hacia mí.
pero es inútil, por  todas mis fantasías de mi mente afiebrada,
sé que no volverás a mí,
como en aquellos momentos mágicos
en los que me decías bajito:
 ¡Muchachita mía!
Sigo aún hablando al légamo lejano 
y aún en mí una luz de amor me trasciende
y me digo a mí misma:
¡No pienses más en él!
¡No pienses en su figura legendaria!
¡No pienses en su sapiencia aparente!
¡No era nadie!
¡No lo será jamás!
eran palabras tan solo,
palabras falsas, que se envolvieron en una nube alta donde no hay ángeles,
no hay fuego,
ahora él es tan solo un destierro,
apenas una rama breve que perfuma.
Desilusión inesperada, equívocos que vivirán en mi alma,
me adormeceré apenas con tu tenue recuerdo.
Ahora ya casi no distingo nada de ti,
no eras más que cenicientas aguas, desnudos árboles que cubrían con luz plomiza,
y un triste esplendor de sol hiriente y alto,
como la tapia fallida que se derrumbó a tus pies.
Mis poemas de amor, más leales y sinceros se acercaron hacia ti
tratando de apresar tu verdadero rostro,
desentrañando las esenciales líneas donde tu fuego y el aire acatan y en los arrabales del  alba espío el múltiple venero donde emerge a raudales la falsedad,
la traición, la mentira 
y desaparece poco a poco toda la luz que quise entregarte a ti, el desconocido
pero es ardua mi lucha interior, mi desasosiego,
la recta que creí sincera,
se espirila,
la curva de mis sentimientos ambiguos se endereza sin acertar el rumbo ni la escala.
y la alta imagen que tenía de tí con su luz, tropieza
y en su ímpetu resbala, solo queda tan solo ¡Un adiós!

                                                                              “! Que feliz me siento
                                                                              con mi extraña culpa
                                                                              de creer e ti!
                                                                              ¿Podrás decir lo mismo de la tuya?”