Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 10 de noviembre de 2017

Intrigas


Soy del viento


Soy del viento,
que en volandas me lleva
a lugares no esperados por mí.

Mi rostro petrificado por el viento,
se torna rígido y frío
pero por dentro soy feliz
porque vuelo sin querer hacerlo
por islas en la playa
con la arena inundando mi cuerpo.

El sol enredaba sus hilos
con el viento cálido
orillando mis pies desnudos
en la espuma del mar.

Vientos y vientos de dos mil otoños,
con hojas de este, mi bosque inmarcesible,
umbrío de abedules, cipreses, pinos…
que quisieron aumentar sus hojarascas
para envolver mi cuerpo desnudo
con sus hojas
entre curvas que las engañan.

Soy del viento,
sus flechas del alba
cruzan por los santos incorpóreos,
no me hieren,
me traen vida de colores.

Vientos míos me empujan
entre rachas que no atreguan,
es una navegación del morir,
pero ansiosa de vida.

Dan con su fuerza piedras
que ruedan hacía mí.

Soy del viento,
no toco tierra,
liberto las leyes del contacto,
quedo como trapecista suspendida.

Me haces rodar por mundos infinitos
y en auroras nuevas
me acaricias con todo tu amor.

Soy del viento,
no más tuya,
él me atrapo entre tus brazos
y entre saltos me hizo bosquejar por el aire.

Me hace escribir nuevos alfabetos,
haciendo y deshaciendo volatines inventados,
rapidísimos,
palabras que van
de un trapecio del aire al otro
como versos elásticos y tendidos
en cuerdas rotas.

Viento ilusionista,
embaucador, inimitable,
mantenedor del todopoderoso señor Tiempo.

Soy del viento,
me entrego a él
con toda mi pasión,
mi sensualidad,
mis pensamientos íntimos
del amor esperado,
me hace perderme por calles perdidas
como reportera del alba.

Me hace sentir la vida
como un ensayo sin textos
en el filo de la madrugada
y una brisa engañosa adereza con susurros
que saben a lanzas
el por qué me rapto
de los brazos de mi amado.

Ritmos y silencios


Ritmos y silencios,
 la naturaleza toda,
siempre la misma y diferente,
nos conduce a  momentos
 únicos e inolvidables.

Dame a beber la poesía en el raudal
 de inspiración que es fragor de lucha
 en el día y en la noche meditación.
Una melodía de lejana orquesta
 viene con el día y anda en la floresta.

¿No ves alma mía
 que el silencio se aquieta
entre algarabías y festejos?
Entre ritmos y silencios,
el silencio avanza y ante él,
la esperanza del vivir entre ímpetus,
 anhelos,
deshoja una flor y el alma recibe dicha,
 alegría,
 surgiendo sin querer versos,
palabras de amor,
 prosas poéticas.

Prefiero los ritmos,
 las cadencias,
 las canciones,
 ya que el silencio
puede ser un humo congelado
 sin olor a combates,
 un perfume que estuvo,
un color que exprimió su gama de color,
el acto,
 revelado en un veraz espejo.

Los ritmos son palabras,
extendiéndose de una vez a sí mismos,
es plenitud de amores,
plenitud de periplo.

Ritmos y silencios,
 juntos se entremezclan,
 se enhebran en hilos de plata,
son dos ingredientes:
siempre y nunca.
Del silencio al silencio.
Tal el viaje completo.
En el trayecto,
ritmos, bacanales,
algarazos, proezas musicales,
 poemas de amor que vuelan.
Pero, en ambos confines del paisaje,
 silencios.

Es como un viaje,
 es la vida,
 en ambos confines
 del paisaje del existir,
 silencios.
Uno gesta el abordaje,
impío,
el otro acecha
entre corales engañosos,
las fauces abismales,
 prontas para el viajero de la vida.

Ritmos y silencios,
en motín valeroso y vocinglero,
como ángeles rebeldes,
nos alzamos para burlar el férreo derrotero
 y encontrar el sendero luminoso de la vida,
el de la alegría,
amor,
placer y gozo.

Más por más
 que hurguemos nuestro destino
está en el timón el rumbo
 escrito de cada viajero.

Un bandazo final y naufragamos,
voraz silencio engulle nuestro grito
pero con todas nuestras fuerzas
 e inagotable energía
 emergemos a la luz
 que nos hace estallar en cabriolas y danzas.

Ritmos y silencios,
nuestra vida nos disuelve
con la espuma del mar,
nos remonta con la bruma,
nos desbrida con el viento
y con un hondo estremecimiento
se aquerencia en nuestro interior
el deseo único de amar hasta la muerte.

Destellan en nuestro derredor
 un símil de paraíso,
un horizonte claro y puro,
 un límpido cielo azul
entre deslumbrantes colores
de crepúsculos cambiantes
 y así entre ritmos y silencios
 nuestra vida se desliza entre hechizos,
 magia de amores y desamores,
entre combates sempiternos
en búsqueda de la verdad de amor
sea tan solo un momento.

Amor perdido


Amor perdido,
¡qué dolor!,
¿sabes?
¡Perder al amor!
Es como arrancarte el corazón
en mil pedazos y toda la luz del alma.

El amor se lleva en lo hondo de la sangre,
el sol que te compaña y te reviste,
brazo en que te apoyas por el camino incierto del vivir,
escudo que te resguarda el pecho de muertes o borrascas.

Amor perdido,
¡quiero llorar entre escombros!,
nos separamos tú y yo en la cuesta para siempre.

¡Algo de mi luz en el polvo se ha perdido!
El miedo a no poder encontrarlo
ahuyenta de los ojos las palomas del sueño
entre clamores de lloros y penas,
apurando en la breve llama la inmensidad del tiempo.

Amor perdido,
ha de haber un portal sin cerrojos
por donde podré entrar
y como atisbando de a poco
te buscaré entre la raíz de los quebrantos.

Otearé para estar otra vez contigo
desde las colinas cercanas y veré
el fulgor que tú irradias desde la lejanía
y así secarás las fuentes de mi llanto.

Amor perdido,
en la flor te recuerdo y amorosa te exalto,
guardando en mis entrañas
los bálsamos de tu amor
y mi secreta lumbre que ilumina
de a poco mi pecho cansado
se refugia en el orillar del mar
bajo las blancuras del astro.

Amor perdido,
¡que hundimiento del mundo!
Un gran horror a columnas quebradas,
tiempos sin imágenes,
cielos intemporales,
entre estíos e inviernos.

Amor perdido se extinguieron las alegrías,
las risas, las danzas,
pero perduran las frases de amor,
aquellas que te escribí con todo mi corazón.

Ahora,
sin tenerte, todo va hacia atrás,
la vida se va quitando frenéticamente horas,
minutos, segundos de encima,
destejiendo,
galopando su curso del lento existir,
queriendo borrar recuerdos,
historias para hacer otra vez
el anhelo de volver a empezar otra vez.
El futuro se llama ayer.

Ayer oculto,
secreto,
escondido entre verdes follajes,
de esperanzas,
hay que empezar otra vez,
reconquistar la vida con toda el alma
y todo el corazón detrás de aquellos otros ayeres conocidos.

¡Vamos hacia el mañana entre estrépitos besos,
inventando las ruinas del mundo,
de la mano tú y yo
por entre campos florecidos
de amapolas ondulantes!
Y ya no más amor perdido,
amor encontrado entre tactos,
abrazos,
piel,
entregándonos al palpitar de sentirnos juntos,
sin caos ni penas,
sólo luz y belleza del vivir.

Amor perdido,
encontrado entre la luz del alba y las estrellas escondido,
tendiéndonos las manos para coger las nubes,
las flores,
las alas,
los mil sonidos del aire
para existir flotantes en el puro vivir,
salvados por milagro de no estar más juntos
y así estrenar el beso,
el amor,
sin sufrimientos ni quebrantos.

Historias de vida