Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 14 de junio de 2017

Mi vida y tu


El aroma de la noche


El aroma de la noche,
con un perfume de yerba buena y a pinos,
con olores refinados que se despertarán
en el campo a la mañana.
A veces rumoroso se aproxima
y a veces alejándose se apaga.
Con inocente ritmo todo el paisaje canta.

Es la hora del amor
y al vernos juntos un espejo azulado,
un arcoíris se enciende.
El olor de la esperanza,
siempre es el más deseado
pues es la sal de la vida,
la que yo siempre he soñado.
Todo el paisaje canta.

La luz en los renuevos
y en las nubes se enciende.
El aroma de la noche
se nos acerca más
por el vagabundo viento entre las ramas.
Todo el pastizal con flores húmedas de fragancia
nos inundan en nuestro tibio lecho
ebrios de dicha y amor encendido.

Me gusta el aroma apasionante de la noche,
fragancia melancólica
de magia escondida.
Inquieta y penetrante
como nuestro deseo y pasión.
Tan puro y tan denso…
como un vino de amores.

El aroma de la noche
nos conduce entre susurros,
murmullos de amor,
perfumes de magnolias,
azucenas, amapolas,
que nos tienden juntos,
en un nido de paz.

El canto de la aurora se asoma
como una claridad triunfante,
vuelve en la nave de la noche blanca
y él se hace más denso cuanto más aclara.

Huye y ajusta el corazón
su rítmico latir a la cadencia
que inspirada con un millón de notas
nos subyuga y en un millón de arpegios
nos levante cuando al comenzar a brillar
la aurora todo el paisaje canta.

El aroma de la noche,
misterioso, vibrante,
subyugante,
un naranjal en flor nos acuna
y tú aprietas mis deseos
bajo las estrellas rutilantes,
calientas mi piel con tu pasión al viento.

Fluye el río del tiempo,
nos empapamos en sus aguas,
se nos encoge la voz,
nuestras miradas se endulzan.
Se nos agranda el corazón,
la piernas se acalambran,
se estremecen nuestros brazos
y se yerguen nuestras espaldas.

El aroma de la noche,
límpido, calmo,
cálido y el aire hiende en pos de la campana,
averigua del río los cristales,
perfumes, luces,
formas y sonidos azuzan
y apaciguan nuestros sentidos en un riesgoso
y repetido juego de amor hasta lo imposible.

Detrás, en la noche,
la espesa niebla del misterio y más allá,
ocultos en nuestro recóndito lugar,
un dios mudo,
sordo y ciego nos contempla.

Cuando el cielo se afina al conjuro
de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa abandona
su puesto de guardia,
no perdemos tú y yo
en el abrazo final de esta noche nuestra
y nos seguiremos amando siempre.

Aún es tiempo de soñar


Aún es tiempo de soñar,
ir en vuelos rápidos y mágicos
al mundo irreal del sueño
que nos hace gozar de placeres y dichas.
Sí,
ir hacia el tiempo de amar y ser amada
y en un revuelo tornasolado la orla del sueño
roza al pasar mis solitarios recuerdos.

Aún es tiempo de soñar,
aún cuando los vientos de otoño soplan
a través de mí
y tú estés lejos
y seas todo nostalgia.
Desde las alas de mis sueños escondidos
en secretísimos lugares están mis prosas,
mis versos,
flotando entre nubes de algodón
iluminados por luces de estrellas.

¿En qué ignorado alfabeto del aire
están perdidos los poemas de amor
que merodearon mis sueños en este tiempo
en el que un silencio cruza hacia el olvido?

Aún es tiempo de soñar en este mi ser desvanecido,
que aún canta sueños de amor
y se me oye en soliloquios íntimos
donde brotan como una savia sin fin
los impulsos delicados
de verter en páginas de colores
mis verdes esperanzas,
mis albos anhelos en prosas para ti,
el desconocido de siempre.

Aún es tiempo de soñar,
es un don que alegra mi alma
y me hace seguir con ímpetus,
conquistar el aire hacia ti,
estés donde estés
aún en mis secretos
sueños plenos de ardor
rodando hacia el horizonte de los días.

Soy hoy un alma que sueña
en encontrar la letra de su cántico,
soy la que ama en su tiempo y no en el tuyo,
la autora lenta de viajes encantados
que inventan sueños olvidados al paso
de los siglos del gran pecado original que es la vida.
Aún es tiempo de soñar,
entre rosas y trinos baja la clara esfera de la luna llena,
del canto del ruiseñor en crepúsculos
a orillas de los lagos.

Aún es tiempo de soñar
aunque las amapolas no se abran,
son invisibles pero existen,
duermen tan sólo pero están,
sólo cabe esperar el día que llegue
sin mirar fechas ni minutos
el instante supremo de cantar al Amor
y soñarlo ni a tientas ni con sobresaltos
sólo vivirlo tejiendo súbitos poemas,
prosas sin fin.
Aún es tiempo de soñar,
volando por el infinito,
como locos soñadores,
gestores de ilusiones y grandes esperanzas
para una vida mejor.

Seremos tú y yo
en nuestros sueños compartidos,
luchadores incansables
con nuestros corazones valientes,
esperando desde este tiempo imaginario
los días futuros,
los acaparadores de dicha.
Aún es tiempo de soñar juntos,
tú y yo,
entre palabras de amor
que nos inspiran a seguir amándonos.

Los fantasmas del recuerdo


Los fantasmas del recuerdo,
 esos,
 los que pueblan mis sueños,
los que me acosan en instantes imprevistos,
 los que inundan mi alma
 de momentos inolvidables,
los que a su amparo,
en breve tiempo recorren mi vida.

Los fantasmas del recuerdo,
se mantienen a veces
como formas misteriosas
 en las largas avenidas de mi existir
y revivo paso a paso mis alegrías,
mis desilusiones,
mis pérdidas,
mis amores,
mis vivires.

Pasan como un aire raudo
 a través de espejos acrisolados,
rompiéndose a veces en pequeños cristales
que se estrellan entre los pensamientos silenciosos,
encendidos de deseos de amar
que emanan de mis recónditos adentros.

Los fantasmas del recuerdo sacuden
 las bases de mi sangre y aparecen nombres,
 fechas,
 lugares contra el cielo de mi alma
sobre el muro que cerca mi silencio.

Me llevan a la luz
 que derroté en el tiempo del olvido,
el limitado amor que se me ofrendaba.

Los fantasmas del recuerdo
 son mi apoyo de ayeres vividos,
 desaparecen de pronto sin saber
 por qué pero regresan y se funden uno a uno,
uniendo los peldaños de mi vida,
que en este otoño
ya han alcanzado la cumbre del vivir,
escribiendo las palabras ungidas de amor
 para que inunden cielos
 y horizontes por doquier.

Los fantasmas del recuerdo
 son signos que orillan mi hoy,
con un temblor tocado de rocío
en un viento por vientos perseguido
 hurgando la raíz de mis sentidos.

Mis sentidos crecen
al acercárseme los fantasmas del recuerdo
y en flamígeras imágenes por los aires
en círculos amarillos van,
filosos como piedras,
hundiéndome en el frescor
 de la creación primera.

Los fantasmas del recuerdo
hacen renacer vidas pasadas,
me llevan al viento caliente
 de estío vivido con intensidad en las orillas
del mar embravecido.

Quiero,
 tan sólo ir perdida por siempre
en los momentos dulces y tiernos
pasados como ráfagas fulminantes pero eternas.
No quiero ver fuegos que me hicieron arder,
sangrar de dolor mi corazón
y derramarme en mares de llantos.

Los fantasmas del recuerdo me hacen perder,
en pocos instantes,
mi albedrío,
encadenándome a hechos sufridos,
 plenos de deseos malsanos.

¡No quiero que regresen todos,
sólo los que me llevan a envolverme
en capullos de felicidad y de dicha!

Los fantasmas del recuerdo
 arden en mi espíritu
como una onda de fuego
y una racha glaciar me toca levemente,
llenando los espacios infinitos
 de dudas que en mi hondo
 interior aún perduran.