Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 20 de diciembre de 2016

Apaga la luz


Crónica de un sueño


Crónica de un sueño,
mientras te duermes
bajo el trópico de tus párpados,
decrece una selva alba.

Juguetones ríos calmos
se despliegan y se unen
para inundar tu dulce mirada dormida.
Más allá de tus pestañas
van recostándose amplios montes,
pinares de bosques primigenios
de luz que besan su reflejo,
sosegado en el ardid de las riberas.

Crónica de un sueño
que describe tu descanso,
tu iris es el cobre que se oculta,
el calor que sostiene a la sombra
como una gota última de frescura,
el lento fulgor que llena la tierra
 y hace descansar, maduro, al fruto.

Crónica de un sueño,
cuando ya duermes
 tus ojos son el pesado manto de la noche,
 circulares cuevas para la nube,
palmas de madre celeste,
arrullando el pálpito, aún agitado,
en el relámpago de la vida.

Tus pupilas
son un acuario de estrellas,
lámparas floridas de profunda raíz,
cigarras de estío
que alumbran con el canto de sus alas
la paz a tu sueño de tu cuerpo dormido.

Crónica de un sueño,
del que no es sencillo despertar
y la estrella de mi númen,
brilla en mi cielo de fantasía,
haciendo real mi sueño
ejercitando una precisa melodía.

En mi duermevela
 la inspiración se torna esquiva
y los poemas, versos, frases,
giran y revolotean sin cesar,
cayendo, letra por letra
en una danza circular.

Cada suspiro
aporta el amor al árbol del recuerdo
que derriba el placer de la dulzura
 que me reconforta.
Crónica de un sueño
de un poeta que plasma
el sentido de una realidad
para percibir la tan ansiada meta
de encontrar el amor verdadero.

La meta de pintar un mundo despierto
 con un corazón fresco y abierto,
 el límite entre lo cierto y lo incierto,
utilizando las soñadas palabras
para volcarlas puras y vírgenes
al papel en blanco
que en el sueño aparece.

En mi pluma llevo el acero
de la viva nostalgia,
en mi corazón laten los poemas vividos,
en mi sangre corre un río de sueños compartido,
mis labios pintan versos y gritos reprimidos.

Crónica de un sueño,
donde se plasma el sentido
de una realidad
para percibir las tan ansiadas metas.

Y la palabra tejida con amor
en el sueño aparece
y el verso diáfano y triste vuela alto
 hacia horizontes lejanos
para que lleguen a tus manos
 en tu somnolencia despierta
en un río de sueños
donde prevalece el verdadero amor.

Sendas hacia ti


Sendas hacia tí,
travesías inconmensurablemente largas,
soñando con verte frente a mí
 en una sed de tenerte a mi lado.

Desde un tiempo lejano,
 como una querencia,
 un ansia de volver a ver, a verte,
a seguir contemplando
aunque sea tu sombra.

Sendas hacia tí,
caminos entrecruzados,
paralelos, anchos, angostos,
los necesito para llegar
hasta tu presencia
y acurrucarme entre tus brazos.

Si no encuentro el camino,
mía es la falla,
 toda canción está en él,
isla ignorada,
esperando a que sepa cómo cantarla.

Sendas hacia tí,
 misteriosas, impenetrables,
obstruyen mi visión
y tu presencia se diluye
a lo largo de mi vida.

Estoy detenida
en el grave concierto del otoño,
escuchando cómo los violines agitan
un mar de hojas,
en la trocha exacta
donde nuestros caminos del existir
se encuentran.

Tú llegaste
con una breve sonrisa de alegría,
disipando por instantes las neblinas
que envolvían tristemente
mis huellas transitadas hacía ti.

Sendas hacia tí,
 polvorosas en todos sus costados
 por mi pasar de prisa
 llamándote angustiada a mi lado.

¿A dónde alargar mis pasos?,
no quiero sentirme extraviada
en estos silencios
del páramo de mi camino,
quiero recibir la señal,
el signo que me conduzca
aún por un instante
a estar entre tus brazos.

Sendas hacia tí,
son espejos del recuerdo
con aromas de tomillo y madreselva
que de sus piedras, tierras, roquedales,
a mi pecho se derraman.

Mis pasos resuenan
 en el sendero silencioso, solitario
y se pierden en la cinta del eco
enredada entre los árboles.

El camino sin ruido
revela su gris monotonía
si no me conduce a dónde tú te escondes
y continúo con mis pasos cansinos
 buscando la raíz de los quebrantos
por estar lejos de ti.

Sendas hacia tí,
perdida estoy para siempre
si no te encuentro,
sin sentir el cercado de tus brazos
y sigo tras tus huellas
en el ramal entrelazado
de senderos umbríos y misteriosos.

No quiero
que seas en mi presente
el recuerdo de un día
ni dejes en mí,
 huellas que marcaste en mi cuerpo y espíritu.

Sendas hacia tí,
sensación de retorno!,
pero, ¿de dónde, dónde?
¿En cuál de las travesías de nuestras vidas
 nos encontraremos?
¿Cómo, el encuentro?
 ¿con besos o llantos?
Nos hallaremos a tientas,
con las manos, con los gritos,
con los besos tibios y dulces
en el camino
por el cual te buscaba.

Cenizas De Amor


Cenizas de amor,
 ¿qué guardó mi corazón,
palpitante y crujiente
del intenso amor que por ti sentí?

Se siente tu ausencia,
no te he olvidado,
aún te sigo amando
 entre las cenizas de amor
que me envuelven,
te siento dentro de mí
y en las sombras nocturnas del éter,
en la inmensidad,
aún bajo la luna triste y taciturna,
vago en pálida soledad
como vagabunda del cielo y la tierra
con la perenne inquietud
 de encontrarte y encerrarme
en tus cálidos brazos.

Cenizas de amor,
 he pasado por la senda estrecha
de los grandes zarzales de la vida,
desgarrando mis blancas vestiduras
entre dolores y penas.

Sentí tu desdén y tu abandono,
 tu olvido
 y yo como perdida en mí,
no dejé ni un instante
de sentirme tuya, siempre tuya.

¡Qué dolor, es como arrancar la luz del alma!
Cenizas de amor,
 sólo quedan resquicios
de un fuego apagado,
 te fuiste de mi lado para siempre
y sigues en lo hondo de mi sangre
y yo como escudo
que resguarda mi pecho
 te enlazo en las venas abiertas de mi sangre.

La muerte tiene silencio
y olvido piadoso,
 la traición, la mentira,
se hace ortiga sobre el corazón despierto
y algo de mi luz
en el polvo se ha perdido.

Cenizas de amor,
 tantas noches con sueños desvelados
entre sombríos y tristes pensamientos,
con llantos, quejidos y penas
de dolor acrecentadas.
Cenizas de amor,
 el pecho malherido sufre
y el luto cierra todas mis ventanas.

¿Hasta cuándo esta pena inundará mi alma?
No quiero más el llanto
en la noche pegado a mi piel
como tul de agua,
no quiero más tristezas oscuras
frente a las tinieblas.

Quiero gritar mi dolor
 fuertemente en el aire
 para despertar limpia y serena
en mi nueva aurora única y calma.
Cenizas de amor,
que caigan en un valle de nieblas
para no sentirlas más
en mi triste sangre,
para poder recorrer el océano
de verdes amapolas angustiadas.

Sufre mi alma estremecida
por no tenerte,
quiero alcanzar y gozar
de la paz anhelada
como fanal de luz
para que se agote mi devorante sed
de no sentirme amada por ti.

Cenizas de amor,
necesito hundirme en el mar
tras los corales liberadores del tedio
y salir airosa, pura, limpia y casta,
llegando a aquellos lugares
 donde jamás cruzan
 las crueles aves del tiempo
y sentir mi cuerpo y mi espíritu liberados,
llevándome a un mundo nuevo.

Quiero ahora seguir la travesía
de las nubes entre redes de hojas perfumadas
 y entre brazos del mar que asaltan,
impacientes
 la serena dulzura de una espera
que hace cantar el alma toda.