Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 7 de enero de 2015

Mañana del ayer


El secreto de los siglos


El secreto de los siglos,
raíces en el tiempo,
 eres el árbol
 que enredas mi espesura
entre ecos de los hombres,
del reino del detalle.

¿Cuál es el secreto
de los siglos
entre muros de agua,
anchos fosos de aire,
setos de piedra
o tiempo guardián de voces,
 y de pasados no encontrados?

Breve instante de la vida,
una hora siquiera,
somos seres
que como hojas desprendidas
donde una ilusión
su nido encuentra agonizando.

Esta hoja fugaz,
pálida vena del destino,
deseos de ser un soplo vivo
en el secreto de los siglos.

Fulgor contra destello,
el hombre abate,
espejo frente a espejo,
reina el mundo
y en el sentir de la hoja
y de su árbol,
árbol y hoja se confunden
en el secreto escondido de los siglos
pasados y por venir.

El secreto de los siglos
suspendido en el aire volátil
del orbe eleva e amor
como puente de cristal
a lugares misteriosos,
donde en momentos preciosos
 la felicidad renace.

Las voces del mundo
han levantado sus soles
en el interminable
 laberinto de la tierra
y nadie ha podido aún
 encontrar la esencialidad de su luz
porque habita
en el invisible corazón
 de la eternidad.

El secreto de los siglos,
de fuegos en las manos del arco iris,
 deshojado,
desdibujado,
donde habitan las sombras
corriendo libres por la luz.

En esta vibración de latidos
que se agitan,
se entremezclan,
el amor sueña libre
en su soledad de siglos
y las cruces desnudas
diluyen su lenguaje de espumas,
recibiendo la sencilla
y límpida vibración
de corazones puros.

El amor en el secreto de los siglos
cae en cataratas silentes
día a día,
hoy,
ayer,
 ayer de ayeres,
por las curvas sencillas del viento,
desplazando su caudal de perfume
en el tiempo,
sin más banderas
que el acento claro de la paz.

El amor es el secreto
de los siglos en receso,
que va dibujando
su invisible rocío cósmico
en los atardeceres
temporales del espíritu
y abraza en silencio
 nuestros mundos
profundos y luminosos.

El secreto de los siglos
que se quiere dilucidar
aunque sea sólo
en la oscuridad
o entre tinieblas
que como tules
envuelven el amor,
 lo esconden 
para que sólo
en la esperanza del silencio oscuro
 la luz lo ilumine
por instantes
 para trocar al mundo
sin prisa
en el paraíso
donde se palpen soledades
o nuevas ofrendas
de luz y amor.

Mi viento eres tú


Mi viento eres tú,
el que me hace temblar,
estremecer entre tus brazos.

Me llevas flotando a la orilla del nacer,
al lecho virginal y pleno de candor.

Y lo que ha sido ya,
los años,
las memorias llamadas nuestra vida,
tú, mi viento,
las alzas y las llevas
en vuelos ingrávidos
a lugares remotos como sombras,
dudas de existencia.

Mi viento eres tú,
tú me meces con amor,
me acunas y ante mi sorpresa
no me sueltas y suavemente me izas
entre brisas inocentes
como en un mar inmenso.

Mi viento eres tú,
me llevas a lugares lejanos,
tembloroso de que la vida nos separe,
retrasando desesperadamente
con abrazos apretados
la caída al borde del existir.

Mi viento eres tú,
el hacedor del milagro
de buscarme entre alharacas y estrépitos,
hurgando entre los bosques tupidos,
entre los campos florecidos,
entre las lianas de las selvas tupidas.

Me encuentras y esa noche,
gran madre de nosotros
vamos hacia el nacer del amor.

Mi viento eres tú,
me envuelves,
me haces ir contigo
por encima del cielo y del suelo,
buscando el lugar exacto
en el fondo escondido del horizonte,
en esa grieta exacta
donde sólo los dos,
alma contra alma nos amaremos
con pasión desbordante
que hará temblar al mundo
como estrellas puras y rutilantes.

Mi viento eres tú,
escóndeme,
cubre mi vida con tu amor,
desbordante de huracanes de besos,
ciclones de ternura,
brisas de cálidos abrazos
y caricias sin fin.

El fuego que soy hoy


Hoy soy fuego,
estoy viva
y mis manos
abrazan la verdad
y baño el aire
con mis sonrisas
al pensar
cuanto me abrazan
tus labios
al besar
como la boca derretida
de un volcán.

Tarda noches
la noche en ser auroras,
 la luz se hace despacio
 porque es tu centro
una fuerza sensitiva.
El fuego que soy hoy
mi cuerpo y alma
se abrieron
ante tu magia sensorial.

¡Triunfos, revelación!
Hay fulgores brillantes
en mi alrededor
y me llega el goce
como espuma sin prisa,
en impolutas láminas
de sentimientos intensos
y deseos
de que aquel pensamiento
nacido oscuro,
con mi sol,
a tu cuerpo
he de bañar.

El fuego que soy hoy
es luz
que traduce incógnitas lejanas,
a gozos inmediatos,
 a placeres sentidos
hasta los más íntimos.
Inconcientemente,
en mis sueños estás,
donde no mando yo,
 sino sólo mi corazón
y allí
tuya por siempre
puedo ser por una eternidad.

El fuego que soy hoy
no se apagará,
es un misterio velado
que la mañana que asciende
hacia su colmo esplendor,
 paso a paso,
en contornos
 se goza aún más
y en perfiles
rechaza lo desconocido,
lo no sentido con intensidad.

La hoguera de mi interior
se enciende
sólo en pensarte
y se alza arrebatadora,
velocísima,
como alas
en el confín del mar.

El fuego que soy,
está encendido
en mi corazón para tí,
sólo para tí,
eres mi milagro de amor
y cada vez que pienso en tí,
 siento un cosquilleo
 por todo mi cuerpo,
te necesito a mi lado,
sin tocarnos siquiera,
estremecidos
tan sólo con mirarnos.

El fuego que soy hoy
 es un sortilegio de amor
 y mis versos,
vibran,
al volar
al papel que los espera
con ansia
para que lleguen a tí
mis palabras de amor.

Soy tu amante escondida
que alisa la arena,
bien lisa,
para que en rasgos levísimos
 la mano escriba
lo que siento por ti
entre pudores de espuma
mensajes de ondina son,
 soy tu amada total,
 te ofrezco mi vida.

El fuego que soy hoy
alumbra la marina,
 en una noche estrellada
entre abrazos truncos
y besos
que al aire
fueron entre deseos
que se  alzaron
y altas quejas de espuma
que se llevó el viento.

Sin ansias
y sin prisas
espero el amor
que se inicia como idilio
estrenado
en fábulas no escritas.

Y tejiendo y destejiendo,
el fuego que soy hoy,
los versos
permanecen entre hilos de luz
de este raudo amor
que se inicia
 para siempre.