Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 23 de marzo de 2017

Amado distante


Espejuelos del amor


Espejuelos del amor
nos miramos sin vernos
nos amamos a través
de la nada del espejo.

Te amo como aman los poetas,
con palabras dulces,
con caricias prohibidas,
con metáforas inventadas
de un corazón que ama
con lágrimas derramadas a través de espejuelos
guarnecidos de oro y plata
donde solo nosotros sabemos que existen.

Escribo porque nací escribiendo sin saberlo,
porque me sale del alma
y cada verso es mi vida
reflejada en nuestros espejuelos
ya que mi vida es la palabra.

Sin mis poemas estoy muerta,
sin mis versos no soy nada,
soy como una sombra perdida
que por el silencio vaga.

Espejuelos del amor
escribo lo que me dicta el corazón
y mi alma expresa lo que tú sientes
sin melodías vibrantes y altisonantes.

Espero pacientemente
que penetres en mi ambiente
con tu mirada independiente
la cual se grava en mi corazón.

Espejuelos del amor
en los que mi deseo
es estar sin tocarnos ni vernos
en un continuo sentir queriendo
volar a tu cama,
arroparte con mis brazos,
queriendo darte mi todo,
arrullarte en mi canción,
alimentando con mis besos
imaginarios a través de los espejuelos,
El hambre de tu pasión.

A través de los espejuelos,
los besos y el pecho se conquistan,
en afanosas lides entre gozos,
parecidos a juegos,
días,
tierras,
espacios fabulosos,
a la gran disyunción
que está esperando,
hermana de la muerte o muerte misma.

Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás,
ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.

Ni en el llegar ni en hallazgo,
tiene el amor su cima,
es en la resistencia a separarnos
en donde se le siente desnudo,
altísimo,
temblando entre los espejos de jade.

Me entrego a ti mi amor


Me entrego a ti mi amor,
te busco y anhelo
tu presencia a mi lado.
Mi piel tiene el sabor de miel
de tus besos y mi cuerpo
clama excitante
que vengas a mí y me amas.

Me entro a ti,
con mi alma deseosa de amor,
ahora, en este instante, ya,
sin esperar en vano al vacío absoluto
sin el encuentro de nuestros cuerpos unidos
como uno solo,
entre besos,
caricias, ternuras,
mimos de ansiedad compartida
de llegar juntos a culminar
como si estuviéramos
en nuestro Paraíso terrenal.

Me entrego a ti,
mi amor,
con toda mi pasión,
mi ardor otoñal,
con mi cuerpo aún deseoso
de ser poseído por ti.

Cuando estamos juntos
volamos hacia la inmensidad del horizonte
bajo la luz de las estrellas
que iluminan cada momento del amor
que nos une, nos estruja,
nos hace explotar con dulzuras,
con besos profundos,
casi sin ruido algunos,
otros melodiosos que piden más,
mucho más.

Me entrego a ti,
mi amor,
avivas mis deseos de ser tuya,
enteramente tuya y mi virginidad
te entrego en cuerpo y alma.
En nuestro lecho de amor,
entre azahares,
rosas, amapolas,
verdes lotos recién nacidos
hicimos el amor con pujanza,
entre impulsos tanto esperados,
con vaivenes de entrelazos,
como con abrazos y suspiros levemente
respirados entre besos
que nos llevan a nuestro mundo,
sólo nuestro.

Me entrego a ti,
somos dos en un cuerpo y dos almas,
entregados al amor con intensidad,
plenitud, alborozo, alegrías y risas sin fin.
Bailo entre tus brazos,
mis caderas sin quererlo se mueven solas,
bailando como si estuvieran
en las mil y una noches.

¡Qué felicidad!
¡Soy toda tuya!,
sólo tuya,
bajo el arco iridiscente
de la bóveda celeste que nos acoge
secretamente en nuestra íntima soledad.
Me entrego a ti con regocijo,
sin pudores, ni tabúes,
con toda mi ternura,
mi amor, mi dulzura,
enamorada de ti como de la vida.

¡Te amo!
Te esperé durante mucho tiempo
pero por fin me encontraste
con todo el arte de tu seducción,
tus palabras fueron sin saber
la caricia al interior de mi mundo
haciendo remover en mi cuerpo lo dormido,
lo que se había detenido en un lapso de la nada.
Vivamos tan sólo el Hoy,
es el que no unirá por siempre.

Contigo soy feliz


Contigo soy feliz
(sueño día y noche con estar a tu lado
y en mi duermevela
busco tu alma clara
y abierta
por caminos anchos
y altos muros
para guardarlo,
escondida sólo para mí).

Mi felicidad es estar a tu lado.
Contigo soy feliz
(siempre me pregunto dónde estás,
si tú no estás ausente
te siento conmigo,
veo tu cuerpo alto
que se termina,
voz como en humo la llama,
en el aire impalpable).
Mi felicidad es estar a tu lado.

Contigo soy feliz
(me inspiras tropeles de versos
que abren las alas
y vuelan levantando un tembloroso remolino
de cadencias
que nacen de mi amor por ti,
son frases nobles,
cláusulas marmóreas,
blancas
que lentas pasan
al pensar en ti).

Mi felicidad es estar a tu lado.
Contigo soy feliz
(el silencio nos une,
el hondo que nos hace llegar
a lo profundo en nuestras almas
quebrando surtidores delicados,
en la tierra de lluvia recién mojada
llamándonos con su húmeda voz
desde un mundo muy remoto
a otro mundo muy lejano
siempre unidos).

Mi felicidad es estar a tu lado.
Contigo soy feliz
(cada amanecer las flores acaban en rimas,
versos que empezaron tallos
hasta el jardín más quedo
van floreciendo por el amor insólito
 que acomete por los altos riscos azules del aire).
Mi felicidad es estar a tu lado.

Contigo soy feliz
(te siento tan cierto y mío,
seguro que hoy,
que aquí,
que tu evidencia
es el filo con que me hiere tu abrazo,
se gastarán tus caricias en días
y noches blandas
y poco a poco
te voy queriendo más,
amor,
no quiero que te vuelvas recuerdo,
sombra esquiva entre mis brazos).
Mi felicidad es estar a tu lado.

Contigo soy feliz
(en nuestro lenguaje sutil
cuando los cristales
duplican el blanco disco de marfil de la luna,
nos unimos
y nuestras voces tiemblan plenas de ansiedad
y muchas veces,
misteriosas frases de amor
vuelan como visiones
que se ocultan al llegar la aurora).
Mi felicidad es estar a tu lado.

Contigo soy feliz
(sin querer,
te quiero,
el estar juntos…
 tiene saber a poco,
siempre que estoy a tu lado
cada día quiero más de ti,
eres mi silencio azul
en las etéreas alas
que descienden por diáfanas escalas
a las aguas turbulentas y profundas
que inundan nuestras almas).
Mi felicidad es estar a tu lado.

Contigo soy feliz
(nuestro paso armonioso
nos lleva en plena noche
por el campo abierto.
Los astros nos observan
con tenue empeño
y las lomas echadas de bruces
nos miran en silencio).
Juntos somos uno,
aspiramos la calma que nos une,
con perfume a trébol
mientras se alborozan todos los recuerdos
de nuestra vida juntos
y la luz nos ilumina de puntillas,
en el alba,
lanzándonos a las nubes
para amarnos siempre,
como voces.