Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


viernes, 30 de agosto de 2019

Indiferencia


Daga hiriente


Daga hiriente,
atravesó mi corazón
y traspasó los límites de mi cuerpo
en mi mundo frágil,
me hirió muy dentro,
lastimando mi Yo íntimo.

Hemos vivido juntos,
 el tiempo se contaba
apenas por minutos,
un minuto era un siglo,
 una vida, un instante de amor.

Nos cobijaban techos,
 menos que techos, nubes,
 menos que nubes, cielos,
aún menos, aire, nada.
Daga de dolor,
 inmenso océano de lágrimas
inundó mares y ríos.

Galerías enormes de congojas,
pesares, tristezas,
sin pisadas de dos, ni estelas recordadas.
Daga hiriente
como punzantes flechas afiladas
cursaron el aire y traspasaron mi pecho
dejando heridas punzantes en el alma
y las manos vacías y yertas de amor.

Mi lecho de nubes,
el nido de amor quedó vacío,
sangrante, frío, solo.
¿Será este minuto próximo
 o mañana o en el borde mismo
ya del jamás donde tu carne y la mía,
mi nombre y el tuyo
no se encontrarán?

Daga hiriente,
de pesar, de un latiente sufrir
que hace brotar lluvia de llanto
entre mantos de niebla,
 húmeda de cristales,
de hielos lacerantes
que se hunden en mi espíritu,
sin fecha y sin nombre.

Hoy, nuestros besos
están solos en el nido vacío y sangrante.
No queda nada,
absolutamente nada del ayer
vivido entre cantos, poemas, músicas,
sólo queda este dolor agudo,
 lacerante, tétrico
que reboza y agita mi espíritu
sintiendo la vida
como un sueño trémulo, no vivido.

Daga hiriente,
estoy al otro lado de los sueños
que soñaba a ese lado
que se llama la vida que se cumplió.
Y ahora
 de tanto haber realizado nuestro soñar,
nuestro cuerpo está en dos cuerpos.

El mío herido,
cuajado de orlas negras.
Mi espíritu desdichado, acongojado,
 no puede volar alto,
las tinieblas lo rodean,
le impiden ascender a lo alto
buscando la paz imprescindible
para nuestro existir.

Daga hiriente
que por milagro me escapa
de tantas agonías
soslayando en laberintos del alma fugitiva,
 lugares secretos
donde me lastiman y hieren.

Me refugio en cuevas oscurísimas
para no sufrir sin sentir mi cuerpo
en el que el dolor pueda dolerle
buscando lugares sin espinas
entre tinieblas con luces esquivas.

Mi mundo interior
 lleno de esperanzas marchitas,
 sufre entre ilusiones perdidas
y sin tocarme apenas
rozan mi frente alas de profecías.
Me siento herida de muerte sin heridas,
me abandonaste,
ya soy parte del tiempo de tu olvido.

Necesito que mis dudas se disipen,
ver la aurora en fiestas nacarinas,
en rosas, en albores,
el tiempo que perdí sufriendo.

¡Desaparezcan palabras vividas!
¡Encuéntrenme mañanas sin neblinas!
¡Que se acerquen dichosas
tardes otoñales entre frondas verdicientas!
¡El amor me espera,
con nuevas pasiones
 y ardores sin fin!

Deseos reprimidos


Deseos reprimidos, escondidos, misteriosos,
 ocultos en lugares secretos del alma,
 todo en ellos son canjes,
ola y nube, horizonte y orilla.

Deseos reprimidos,
de escapismos y desapariciones,
vuelos a otros mundos
donde la lucha no existe
y donde está velando
en puro juego
ese ardoroso buscar
en la plenitud del acierto.

Tratar de encontrar el universo
cuando se aclare
 la razón final del movimiento,
del no moverse,
del esperar un mediodía sin tarde,
la luz en paz,
renuncia del tiempo al tiempo.

Deseos reprimidos
que buscan en mi interior
 la plena consumación del amor pasional,
sensual, del amor,
 igual, igual,
que de tanto ardor
me conduce al sosiego
mientras mi lira sin cesar lo aclama.

Deseos reprimidos,
son el eco que resuena en mis entrañas,
como los versos en mi alma
que cantan a lo grande
porque van conmigo
con un corazón que las alturas ama
en un ideal cuyos fulgores persigo.

Aspiro a que se insinúen
en el real mundo en que vivo.
¿Qué buscan?
¿Qué esconden?
¿Amares tumultuosos, espontáneos, vibrantes,
sin doblegarse a un doble juego?

Deseos reprimidos,
quiero alcanzarlos, una vez, mil veces,
 con decisión inequívoca,
con prisa desatada,
con mis ilusiones volando
hacia altos templos de vestales iniciales.

Deseos reprimidos,
 los quiero por audaces,
los quiero por ingenuos,
yo sé que en sus anhelos hay horizontes
para los mundos y los cielos.
Placeres, quereres, poderes,
 entran sin desearlos
 a la porosidad lumínica
de todo mi ser.

Deseos reprimidos,
los ansío dentro de mí,
por doquier aparecen
 en cualquier lugar,
en momentos imprevistos,
sin tener un ápice de necesidad,
de poder, de poseer,
de intentar aprisionar al amor
 entre barreras semiabiertas
para sentirme más libre,
dispuesta a intentarlo todo,
a descubrir lo más obvio,
 a lograr el descubrimiento
del deseo realizado.

Deseos reprimidos, íntimos,
que intuyen los aromas del amor,
que dan vitalidad,
fuerza, ternura y placer
para que la vida transcurra sin tregua,
con pausas moduladas,
sin insistentes sobresaltos,
como queriendo volar.

Deseos reprimidos,
tejedores de urgencias, de reclamos,
 de esperas, sin prisas ni bravatas,
pero con insistencia terca
para poder llegar a recoger
el aroma del mundo
y sentirse dentro de él…
profundo y con total fuerza
 ilimitada y necesitada.

Te amo como eres


Te amo como eres,
 tú, el verdadero amor
que das de ti todo tu ser
sin maledicencias, ni egoísmos fatuos.

Se siente tu ausencia
cuando te alejas
al no sentir el cercado de tus besos
y es entonces que te llamo
hasta quebrar mi voz
y en segundos,
 al no tenerte a mi lado,
 en instantes
me derramo en llantos y sangra mi corazón.

Te amo como eres,
dulce, tierno.
El silencio nos une, hace latir, aún más,
 los sentidos que vibran en los embates
que el tiempo desafía entre cenizas y ruinas.

Contigo floto en movimientos lentos
y suspiros me envuelven
como alas de aves
en un rítmico volar de dulces sueños,
son el máximo resplandor
de que existe el amor entre los dos.
Quiero que sepas
que eres la luz de mi vida,
esa voz que a mi alma alivia
y esa sonrisa que de alegría me llena…

Tú eres mi inspiración,
hoy, mañana y siempre,
mi númen,
danzan enamoradas las palabras,
 las frases de amor
en un revuelo de letras
para caer en las hojas
que esperan por ellas,
para que tú las recibas
como una ofrenda
de mi espíritu inquieto e impaciente
por estar contigo.

Amar es escapar
el pensamiento en la fragancia
del Edén perdido,
amar es… amar es… amar es
llevar clavado en el corazón un dardo celeste.

Te amo como eres
porque nunca intentaste
no dejarme volar
y me brindaste sensaciones de libertad
junto a ti, nunca me fustigaste,
ni invadiste mi espacio,
me amaste en la distancia y en el tiempo.

Y por ello yo te amo
con la fuerza de los mares,
con el ímpetu del viento,
en la distancia y en el tiempo,
con mi alma y con mi cuerpo,
a puro grito y silencio,
en la alegría y en el llanto,
en el peligro y en la calma.

Te amo como eres,
eres fuente de mi camino
y me haces atravesar
la dura realidad sin darme cuenta.
Sólo tú, amor mío,
 por eso te amo como eres,
dulce bálsamo de vida,
símbolo de pureza, inocencia y bondad.

Él es, clamaron mis sentidos,
él es el presentido, el esperado,
el que con su primer mirada
adueñó mi corazón.
Toqué con tu amor los dinteles de la gloria
y en mi alma,
 sentí latir el firmamento
y alentar toda mi ilusión.