Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Alborada


Ya brillan los colores de la aurora fantástica, incierta, velada en su manto de fino tisú.
Alborada, las flores despiertan y el amor en armonía con la luz del alba ilumina nuestras almas.
En el verde del bosque se van abriendo las alas y el viento huye a su gruta en el frescor de la madrugada.
Nuestros cuerpos se alumbran, quietos y callados, esperando el canto roto de un grillo, la queja oscura de un agua, como sol quebrando la alborada con rayos fundiéndose en espejos.
Alborada, misterio develado bajo el ritual del canto de los pájaros que con gotas de rocío, dibuja en las palmas de tus manos, mis besos como brasas apasionadas.
Alborada que se asoma y es testigo de cuanto nos amamos en una secuencia de torrentes de amores, aproximando nuestras almas con ternura, riendo en el alba pura del éter.
Alborada donde se aloja toda la soledad inexplicada, horas lentas, pausadas, que nos llevan al abrazo cálido y al aliento con lágrimas de un todo en esta nada.
Reimos en el alba pura del éter precipitando de mis ojos a tus ojos.
Alborada que hace cambiar la mañana pálida con una sonrisa sonrojada que tú creabas, dibujándola en mi rostro.
Alborada, traes claridad absoluta, transparencia impoluta, limpidez como en el fondo del río, dando a nuestro amor, horas de luz, claridad sin posible declinar.
Percibo en la alborada que me abraza un símil del edén que me sublima y me lleva hacia ti mi amado amante, como una llama de plata, una flor, una sonrisa que se abre maravillosa en la luz que nos envuelve.