Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Eres todo mio


Tropiezos


Tropiezos oscilantes,
ondulados,
deslizantes
que me llevan a un mundo nuevo
cada día,
exhausta de ir
tras aventuras nuevas
en mi diario vivir.

Caigo,
me levanto,
vuelvo a caer
y a empezar otra vez
la ininterrumpida danza
tras lo inesperado,
lo imprevisto
que se presenta tantas veces
sin ser buscado
e interrumpe con suavidad,
con ternura,
instantes plenos de amor.

Tropiezos que siempre me conducen
a lugares misteriosos
entre hadas mágicas
y gnomos y duendes furtivos
que me guían
para poder volverme a levantar,
bien alta mi frente
y no inclinarme ni resbalar
de a poco hacia el suelo arenoso
y oscuro
donde yace la soledad sufriente.

Tropiezos, sin tregua,
los tiré en el aire diáfano
para que vayan
en volandas por el cielo
haciéndolos agua
para que llenen los cauces del mundo
con espuma desatada y áurea.

Tropiezos,
deslices que me llevan a abandonar
mis esperanzas
pero no mis prosas poéticas de amor,
las que dejaré que llenen
miles de páginas vírgenes
como bandadas de pájaros al vuelo.

Tropiezos tambaleantes,
callados
pero sentidos,
guardados en el fondo
de lo que mis manos palpan
y mis ojos tocan.
Tropiezos vacilantes,
vulnerables,
aparecen súbitamente
en cualquier instante,
en el menos esperado
y los dejo pasar
sin resistencias ni resquemores.

Suspendidos quedan,
ingrávidos,
buscando un pequeño resquicio
para hacerme vacilar
y sentir esa opresión en el pecho
que sólo el amor puro puede hacer
que los deje atrás,
en el ayer pasado.

Tropiezos,
resbalares sin culpa,
dificultades que afloran
como cactus en el desierto
o como racimos de púrpura salvaje
que cuelgan en el ceibal.

Poco a poco
los pimpollos van apareciendo
como el amor en mi alma
y el canto suave
y sonoro
que abre el sendero
a la esperanza
sin vacilaciones turbias,
sólo con certeras creencias
de que todo, ya pasó.

Querer vivir anhelando amores
en infatigable sed de calmas sin tropiezos,
con ilusiones de vida,
sin cansancios,
tan solo con un poco de felicidad
en instantes inolvidables
plenos de ilusión,
ideas, fe,
imaginación,
creando siempre
sueños de amor.

Experiencia vivida


Experiencia vivida,
imborrable, única,
que dejó honda huella en mi alma.

En mi mente
 las imágenes pasadas me sonríen,
contemplo como desde un pasado ignoto
las emociones profundas
embargaron mi corazón.

Y en la mujer poeta
 un pájaro, una flor, un mirlo
y una violeta
 habitan en su interior.

Experiencia vivida
en la cual amarte me llevó a lo Inmenso,
sumergiéndome en un océano de amor vibrante,
pleno de vida.

Nuestros abrazos eran anhelantes y fundidos,
y nuestros besos ansiosos y apasionados
en nuestro nido,
 refugio donde nos recogíamos,
replegándonos cálidamente.

Experiencia vivida
que como en una verdadera partitura
nos amábamos entre ritmos,
estilos y secuencias sonoras.

Y al estar juntos,
de mi alma brotaron mis versos apasionados,
míos, muy míos,
que te seguirán buscando
para que tuyas sean todas las estrofas
que de mi lira van brotando
como sones de visiones
que no dejarán de buscarte.

Experiencia vivida,
 siento que no te he perdido para siempre
 aún no estando en el cercado de tus brazos
ni viendo tu fuego que en los fuegos arde.

¿Recuerdas nuestras noches juntos?
 las siento dentro de mí
y en la sombra nocturna del éter,
en la inmensidad
aún bajo la luna triste y taciturna,
vago en pálida soledad
como vagabunda del cielo y la Tierra
con la perenne inquietud de encontrarte
y encerrarme en tus cálidos brazos.

Experiencia vivida
con intensidad total
ya que juntos pasamos
por la senda estrecha
en los grandes zarzales de la vida,
sin desgarrar mis blancas vestiduras,
sin sentir dolor ni pena.

¿Viviré sin estrechar sin fin, sin pena,
mi gran amor detrás de tu solo cuerpo posible,
 tu dulce cuerpo pensado?
Experiencia vivida,
¡qué dicha sentir el cercado de tus brazos
 y vislumbrar el fuego de tu mirada!

Entre temblores, delicias y abrazos
dejamos siempre atrás el pasado sufrido,
el pasado ido,
para vivir instantes de júbilos
y promesas puras.

¿Podré vivir en la mitad de ti,
sin sentir lo que yo más deseo
 y ahora no tengo,
tus besos plenos, nuestros abrazos?

Experiencia vivida
se siente tu ausencia,
no te he olvidado,
te sigo amando
al son de mis deseos
como viola de amor
 el ángel verde de la esperanza
me está guiando hacia ti.

¿Cómo lograr apoyar
totalmente mi amor
sobre tus hombros
y fundir mi figura con tu bronce
en un imposible hecho posible?
Experiencia vivida, única, inolvidable,
imperecedera para siempre.

Quisiera estar


Quisiera estar muy dentro de mí,
en ese espacio secreto, íntimo,
donde conmigo misma juego
y me deleito con monosílabos,
 ideas, palabras, frases de amor,
que necesitan volcarse
con frenesí en pergaminos en blanco
o minúsculos trozos de papel
que vuelan con el aire
cual aves veloces surcando los cielos.

Mi alma trasluce amor,
 lo siento muy dentro de mí,
 me conduce suavemente
por sinuosas colinas verdes
o mares azules transparentes y cálidos.

Quisiera estar sumergida
 en hondos y misteriosos
lugares recónditos de mi alma,
sintiendo la soledad mía, tan mía,
que me embarga con dulce ternura
 envolviendo mi yo todo.

Quisiera estar llegando
hasta horizontes infinitos,
en las auroras plenas de colores
 o en los crepúsculos tardíos
que iluminan con diferentes matices
el cielo azul.

Quisiera estar buscando
 sin afanes, ni prisas, ni ansias,
el amor que me espera
en los confines del orbe.
Ese amor fiel, verdadero, único,
 incomparable, lejano pero cercano,
el cual anhelo con todo mi espíritu casto y puro.

Quisiera estar en ese lugar inimaginable,
resplandeciente de ilusiones
cual verde follaje de cipreses altos
y campos florecidos de amapolas,
lirios, alelíes, azahares
entre tus fuertes brazos
en un nido tibio de ternura y amor.

Quisiera estar rodeada de mantos brillantes
en una noche iluminada
por una luna resplandeciente
que baña nuestros cuerpos
con su luz de plata.

Quisiera estar tendida en tu regazo,
envuelta en tus brazos,
mi rostro inundado por tu mirada,
 tus labios pronunciando mi nombre,
los míos acercándonos aún más.

¡Cuánta felicidad nos enlaza
uniendo nuestros cuerpos y almas!
¡Loor a ti, Eros, Dios del amor!
La poesía nos invade,
recorre los cielos y las nubes,
 la esparcen por doquier,
uniendo corazones sensibles por una eternidad.

Quisiera estar volando alto
 hacia nubes viajeras
 para encontrar aún lejos el destino cierto,
 inolvidable, único,
donde las horas en silencio pasan
como estrellas fugaces con un ritmo lento y acompasado.

Quisiera estar en ese día
en el que nos encontraremos,
frente a frente, tristes
en el camino de la vida
y así ofrendarte todo mi ser.

No transitar por senderos equívocos,
 oscuros, misteriosos,
las huellas largas y angostas,
 sí por amplios horizontes claros
y resplandecientes
donde el amor renace cada día.

Quisiera estar reconfortada y calma
haciendo danzar en una danza sin fin
mis versos de amor sinceros y diáfanos,
uniendo tu alma con la mía,
solos tú y yo
en noches nostálgicas.