Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 3 de abril de 2014

La noche triste

Instante de amor


Instante de amor,
 breve, brevísimo pero intenso, apasionado,
haciéndome vibrar
todas las cuerdas de mi cuerpo.

¡Qué olor de azahares y madreselvas
 a mi pecho se derrama
al sentirte en mi alma!

Eres la luz que ilumina
mi alma encendida,
me enseñas la orilla de ese mar que descansa
y al rayar el alba
puedo tocar tu silencio, instante supremo,
despierto el tormento de un amor sin fronteras,
sólo instantes,
pequeños espacios de presentes eternos.

Instante de amor y dulces miradas
con cálido encuentro a puertas cerradas
 con un mar de palabras no pronunciadas
y caricias aisladas
con un verbo inspirado
en un mar liberado.

Al llegar el ocaso de una línea de mi vida,
 recordaré ese instante, único,
reflejándose siempre
en el espejo de mis pensamientos
y besaré en silencio que dio vida
al placer de sentir en mi alma, tu ser.

Lo que sentimos
es un camino sin un principio…
ni un final.

Fiel a mis instintos
y al deseo de vivir una experiencia mágica,
única, distante, sobrenatural,
 te escogí a ti en un breve instante y tú a mí,
con la única protección de mi secreto… tú secreto,
corriendo juntos los momentos breves
 como los más vibrantes del amor.

Instante de amor, suspiros entrecortados
como cantos de aves en enero
al abrirse las amapolas bajo nieve, invisibles.

Se escucha el canto del gran hallazgo
 que al amor se le oye,
su soliloquio, claro,
sin esperar que llegue ese día preciso.

Sólo cuando el amor despierta,
 me roza por instantes
aún en una noche fría
ya que el impulso del amor
 brota con música de liras
el don de alegrarse, seguir su ímpetu
y conquistar su forma por el aire diáfano.

Instante de amor,
 breve pero lento,
pleno de placer y alegrías,
deja lágrimas de emociones
llenas de ti y de mí
en surcos de pasión aclarando tristezas
y llenando melancolías.

Lágrimas por quererte,
secarlas con sentimientos
que perdurarán por siempre.
Y de noche te sueño,
 te contemplo a mi lado
y te miro sin saber que existes,
en poder pensarte
y te siento con amor,
aún sin saber si estarás
junto a mí algún día.

Instante de amor,
sueños que ilusionaron,
sonidos que se soñaron,
miradas que pretendieron poseerte.

Suaves llegaron tus palabras
 ¡todo ilusión, pretender que existes, que me amas!

Déjame amarte aún sin tu saberlo,
amarte es mi presente, es mi futuro,
sólo sueño amarte porque amarte es mi ser,
es mi vida, es mi anhelo,
mi deseo más profundo.
Instante de amor,
te hago llegar en él mis palabras,
mis sentimientos, ¡siéntelos!
y búscame más allá del final del mundo.

Aguardo


Aguardo,
desfalleciente y agónica,
no deseo sentir que el espacio
donde tú estarías conmigo
vacío se halla en una nada.

Mis sentimientos de amor
alzan vuelo buscándote,
pero tú no estás
y no deseo que mi alma
se abrume de dolor.

Aguardo, debe ser un ahora,
un ya,
exclamando con ardor apasionado
entre sueños
donde tú me buscas y nos amamos
con tal intensidad que el mundo real tiembla,
se estremece con nuestro calor pleno de luz.

Aguardo,
me desespero y siento
el murmullo que viene de noche
a llamar a los cristales de mi ventana
y pienso que es el viento
galopante en las soledades que me abruman.

La espera,
me lleva a un orbe de ingratitud y de nostalgia
pero gracias a los sueños
es posible encontrarte en tu lejano estar.
Te imagino pensando en mí.

El amor está muy lejos,
no sé dónde,
entre las nubes, el Sol,
la Luna,
pero lo importante
es que lo sienta dentro de mí,
dentro de ti,
entre los árboles,
en medio de la hierba y de las flores.

La certeza de su presencia me hace feliz,
por eso esta añoranza por ti
me hace vivir con la esperanza
de estar enlazada en tus brazos,
soñando juntos,
ya que el amor es la fuerza de la vida.

Aguardo,
para que la desesperación de que no te acercas
deje que sueñe con el corazón libre para volar,
los sueños son la ventana de mi alma
que me llevan a la pureza de mi pensamiento
que vuela hacia ti.

Es un hilo larguísimo
que ha atravesado desiertos,
oasis, grutas,
abismos interminables,
siempre soñando que estamos juntos
tú y yo.

La espera se hace larga,
me estruja el corazón,
sólo pienso y sueño
en nuestro encuentro tan deseado.

Vivo cada instante en una soledad conmigo misma
y porque los sueños llegan en silencio
y no sé su origen,
vagan como nubes solitarias,
unas veces son claros,
luminosos y llenan el corazón de felicidad,
mientras que otros son oscuros,
amenazadores y perturbadores
y me hacen pensar que no te encontraré mi amor.

Aguardo,
debo alimentarme de la esperanza
de que nos uniremos en cuerpo y alma
como los árboles que siempre dan sus frutos
a pesar de las variaciones de las estaciones.

Mientras te espero
debo buscar en el mapa de mi alma
donde figuran las bahías de la sabiduría,
el mar de la abundancia,
el océano de la paz,
los desiertos áridos y valles
y prados plenos de luz,
sé que me hallarás dejándote llevar
por el flujo de las ideas
olvidando dudas y temores.

Te añoro,
vendrás hacía mí con amor.

Dos títeres


Dos títeres,
somos dos seres que sin rostro y sin piel
 nos amamos con total intensidad,
manejados no sé por quién.

¿Quién rige nuestras vidas?
Vaga historia,
formas turbias,
 sucesión de ademanes con cadencias.

Y en nuestros escenarios de vida,
surgen de pronto,
 veloces animaciones,
 falsos besos
a través de nuestra aparente piel
y sufrimos condenados sin remedio
 a pasiones y a ilusiones vanas.

Nuestros cuerpos se acercan,
se tocan,
se llaman pero en un instante,
 sin darnos cuenta
 se paran tan sólo frente a frente
 entre enredos de hilos multicolores
 y volvemos a la soledad,
toda desnuda sin ver en nuestro interior
la tela blanca de nuestras vestiduras,
 inmaculada,
 ajenas a las maldades
que en ella pretenden,
 unos extraños, cometer.

Dos títeres,
 que entre hilos de voz,
que se oyen en la noche,
nos acercan y nos alejan,
¿Quién,
de dónde,
por qué?
 y entre luces inciertas
 nos amamos.

Juntos,
muy juntos,
de improviso,
desapareces en un telón oscuro y misterioso,
 ¿Adónde estás?
¿Por qué te alejas?
Y yo sola quedo desmadejada
y quieta en el suelo polvoriento del teatrillo.

Por mis mejillas
resbalan lágrimas de color
y esos lagrimones tristes,
 dejan manchas en mi vestido
 de estopa y algodón
como pétalos encarnados
de mil colores diferentes.

Y mi voz que sólo tú escuchas,
te dice temblando y con frío
 “soy el dolor que por donde andas,
ando.
No clames más,
 tu corazón es mío.

Títeres,
 fantoches,
 polichinelas nos llaman,
 brindamos risas por doquier
pero en nuestro interior con voces prestadas,
chillonas,
 agudas, falsas,
sufrimos por amor,
 habitamos un cuerpo que no es nuestro
y no pueden sujetar
con trenzas o lazos nuestros corazones
que están unidos por un eterno tiempo.

¿Quién nos hizo?
¿Por qué?
 Vivimos en un hoy
 que no es nuestro
y con redoblada fuerza
sacudo el silencioso corazón
de quien nos une y desune a la vez
 y sólo hay una puerta
que ni a mis golpes responde,
es inútil cambiar,
es inútil gritar,
sólo nos queda amarnos
 en esos instantes en que por milagro,
estamos juntos,
muy juntos.

El tiempo es un río que huye
y en algún momento en un arcón de madera
 nos dejarán juntos y todo quedará atrás
en las sombras de un remoto ayer
y así podremos amarnos,
reír, vivir nuestro existir,
 mirándonos a través
de nuestros ojos de cristal policromados
 y siempre abiertos.

La eternidad será nuestra casa
que al fin hemos de habitar
y no habrá hilos ni lazos
que nos puedan separar.

Dos títeres que se aman
 y que ya no temen a la muerte ni a la vida,
 sólo les queda soñar y así todo pasa,
 sin que la transparencia del mañana
se enturbie jamás.