Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 10 de agosto de 2016

Mil horas


La inútil búsqueda


La inútil búsqueda,
es esta la vía que recorro día a día para encontrarte,
y ni tu huella hallo,
¿Dónde te escondiste?
corro anhelosa de existir,
siento la trágica fatalidad, ser no más que una marca,
en tu viril cuerpo que huyo.
Sabes ya que no eres hoy, aquí, en este presente,
nada,
sino el recuerdo leve de tu planta que un día,
sobra la arena dejaste lo que llamamos tiempo.
Hoy tu sólo eres huella de tu huella.
Tu anhelado futuro para mí tiene,
tan sólo la forma exacta de una huella.

La inútil búsqueda,
En mí no sufre memoria,
como sufren las fechas, los nombres o la líneas,
nada, nunca más estarás en mi recuerdo,
porque el recuerdo es la pena de sí mismo,
el dolor del tamaño del tiempo y todo es eternidad: relámpago.
Si quiero recordar no sirve, solo vale vivir de cara,
hacia donde, queriéndolo, buscándolo.
Me sucede lo que el mundo quiere,
te marchaste escapándote al ayer,
o al mañana, no lo sé.
¿Ya te cansa mundo, ser enorme sueño indistinto?
¡tantos espacios, ofreces, invitación a los signos!
mi vida ahora se encamina hacia la búsqueda de la felicidad,
gotitas de momentos especiales,
junto al nuevo amor,
que me brindará todo lo que creí que me ibas a proporcionar tú,
me equivoqué no volverá a suceder. 

Volver el tiempo atrás


Volver el tiempo atrás,
nunca más , no quiero sufrir con tu presencia a mi lado,
ni un solo pensamiento de lo que fue mi vida contigo.
Te despediste sin un adiós,
el adiós viene de lejos, de muy antes,
largo, claro, lo sentíamos venir.
Mi cabeza esta inclinada,
pensando en el sufrimiento pasado.
Sin amor,  ¿ilusión, sueño?
Quieta ya, estás contigo misma.
Me desarmo como una nave deshilachada,
en penas.
Quiero volver al pasado, pero debo estar acá,
buscando escribir poesías de amor,
cartas sobre mi dolor y pasión,
frases que te erizan la piel.
Por su amargura y pensamiento sin forma.

Volver el tiempo atrás,
y estas cartas deshacían como telas en desuso,
como cenizas de la hoguera apagada.
El amor nunca perdona a quienes saben amar.
Se cobra su tributo, le pago sin demora,
con el dolor de la distancia… Y ahora.
La luna es una espada en cuyo filo duerme el amor,
ese amor ya perdido, al cual no buscaré más,
tu sombra de fuego enloquecido es ahora un fantasma,
sin asideros,
horizontes sin llegada.
Si éramos nubes yo volaré más lejos a las altas y grises,
tú volaras en remolinos a los algodones sin rumbo.
No quiero ni debo volver al pasado,
esté ya olvidado del todo.

Volver el tiempo atrás,
La tarde reclinada en el poniente,
cuelga en los bordes de la blanca nueve,
llevando mis plegarias y mi lloro.
Siento pena por tantos sueños muertos a mis espaldas,
Siento un dejo de lástima por ti,
mi amor ya ido a otros lares donde la maldad te rodea.
Tú ya no eres más mi respaldo, mi derecho,
eres el fin, mi revés, acabemos con esto por última vez.
No quiero saber más tu derecho y tú revés.
¡adiós! marcha a tu paso.
Yo iré al mío.
Trota mapas de tersa cartulina,
que yo galoparé mi desvarío,
para trocar un ya por un acaso.
¡adiós por siempre amado ausente!
me causaste mucha aflicción y pena,
pero ahora basta ya,
¡vete de mi vida!
¡vete de mis pensamientos que ya locos,
aun lloran por ti!

Retrato olvidado


Retrato olvidado,
mis pinceles más leales,
se proponían apresar tu verdadero rostro:
Desentrañas las esenciales líneas donde tu fuero,
el aire acata:
Y, en los arrabales del alba espiar el múltiple venero,
donde emerge a raudales, toda la luz que quiero,
para tu piel, tus ojos cenitales,
pero es ardua la empresa,
la recta se espírala,
la curva se endereza,
sin acertar el rumbo ni la escala.
La alta luz tropieza o,
en su ímpetu resbala.

Retrato olvidado,
¡no quiero apresar más la sosegada llama,
que te entibiaba los ojos!
¿O el frenesí que tu mirar proclamaba,
cuando se incendia, pródigo de rojos?
¿Cómo dejar de apresar la tímida manzana,
que en tus mejillas el amor convocaba?
¿La uva de tu piel?
¿o la mañana asomada a tu boca?

Retrato olvidado,
mi afiebrada paleta, se anublaba,
ya no estoy más enamorada de ti.
Me pierdo en la enigmática y secreta,
zona de la alborada,
donde digo carmín, azul,
violeta
y al nombrarlos, se esfuman en aireada,
fantástica pirueta.
La paleta se obstina en alcanzar el tono inaccesible.
El pincel se alucina,
vuela hacia el imposible
y se desploma, herida golondrina.

Retrato olvidado,
cejo, pues, en mi empeño
y entre mis manos, no quiero tomar tu cabeza,
ya no siento ni los contornos del diseño,
sino tu esencia presa.
Victoriosa me bato en retirada,
ya vencida el ansia de mostrarte en el lienzo sin recato.
Si gano tu sustancia,
¡ qué importa haber perdido tu retrato!
urdí un pájaro vivo allá, en mi infancia,
cuyo vivo temblor en ti rescato,
con la sazón del tiempo y la distancia…
retrato olvidado,
ya no quiero recordarte más,
fuiste el amor de mi vida,
ya no más.