Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 30 de agosto de 2015

Alma cercana


Te tuve un instante


Te tuve un instante
que no se perderá
en el olvido oscuro y profundo
de los vivires de segundos.

Mi ángel quedó llorando
su inocencia perdida
en el abismo de tu ira,
sin retorno de la nada
a la que te fuiste.

Te tuve un instante,
fui verano después
de un florido vergel de primavera
que duró la brevedad
de una rosa en flor.

Las hadas y los duendes del amor
me siguieron y nos hicieron encontrarnos
en ese breve instante
en el que me brindaste delicias de ternuras,
sentimentales besos
que me llevaron al cielo,
después me diste
mieles de extraña seducción.

¿Por qué te enviaron a mí
por tan solo un instante
en esta vida carente de amor?
¿Es que acaso
en un acontecer de amor
impregnado de estío
tan sólo una noche
nos deja ese recuerdo
para toda la vida?

Se enlazaron nuestros ritmos,
nuestros sueños de amor
con el lírico trino de la alondra
y el rumor del arroyo,
se sintió el suspiro levísimo
que dio el corazón
y plenos de amor los ojos,
nos besamos el alma
y un invisible abrazo
rubricó nuestra unión.

Te tuve un instante tan sólo,
pero será eterno en mí.
Mi cuerpo fue virginal
reflejo de una nívea albura
de juventud colmada de ternura
que volcaste en mí.

Envuelta en esta red de amor y ensueño,
necesito que no me alcance el engaño,
ni la vileza,
ni un corazón sin calidez,
frío y con mentiras.
Sí quiero que me aprisiones,
tú, el alma amante
que me brindó dulzuras y calor.

Que apartó por un instante de mi vida
el goce que destruye,
haciendo daño con trampas y falsas
palabras como filosas dagas
lacerantes que se burlan
despiadadas del amor verdadero y amante.

El amor sincero,
el hondo,
el que me hace sentir amada
y al que esperaré por siempre.

Te amo en silencio


Te amo en silencio.
Salgo a la noche y me sorprendo,
pocas veces me había ocurrido,
extasiada la contemplaba
sin dar crédito.
Unos segundos más y
la duda comenzó a desvanecerse.

Quede sorprendida,
su brillo fue dejando ver tu rostro,
lucias en tu tez fuerte y viril,
espléndida,
el hombre más deseado para Amar.

¡Qué belleza!
¡Ah!
LUNA, LUNA, LUNA.
Gracias por este momento,
gracias por este numen,
gracias por verte e imaginar que estoy a tu lado
y por tenerte abrazado en mi lecho,
estrechándonos con pasión.
Aun no has alcanzado
la gloria de tenerme,
perdiendo el sosiego cuando te alejas de mi.

Te amo en silencio.
Esta hoguera que hemos encendido,
que hemos gozado con pasión y fuego
por estar unidos en una sola carne.

Te amo en silencio.
Quiero tenerte a mi lado,
en nuestro nido de amor,
eres mi amado amante,
el único,
el verdadero,
el diáfano.
El amor sí se nutre jamás muere,
es inocente y puro.

Afanosamente te busco,
sin discreción,
eternamente,
no desesperes que algún día te hallaré.

Te amo en silencio,
sin ecos,
sin sombras,
sin misterios.
Soy tuya y quiero demostrártelo
con caricias, besos, mimos,
adaptando nuestros cuerpos como uno solo.

Te quiero tal cual eres,
trasuntas transparencia,
diafanidad,
sigilo.
Tu discreción aflora
cuando te vas acercando a mí,
la distancia se acorta y sin disimulo
nos miramos a los ojos profundamente
con deseos de estar muy juntos,
sin secretos,
en paz,
la paz del amor.

Te amo en silencio
y te pregunto ¿que sientes cuando me intuyes?
¿de quién eres?
Y abres los lazos y me enseñas
la alta imagen de ti y me dices que mía.

Te veo como un cóndor, aguerrido,
con tus garras afiladas
buscando llevarme entre tus alas
como una presa entregada
a los altos abismos del mundo, donde
la soledad nos hará sentir
que por fin estamos juntos.

Canción de una pena


A  veces la vida
me quiere estallar
en canciones de angustia
inesperada.

Yo quisiera quedarme
en el secreto de mis penas
punzantes como estrellas,
pero mi alma no puede alcanzar
el silencio del poema sin palabras
y salta por mis labios
hecha polvo de vibraciones íntimas.

Hay una sola puerta abierta
en el camino donde va mi vida,
desconocida de sonrisas.
Salgo a buscar su rastro
como si el cosmos se hubiese concentrado
en su energía de mariposas
destrozadas.

Mi emoción rueda ahora
por una de esas islas de dolor,
sin dichas,
sin amores ni alegrías.

Me he sentido llegar allí
donde se mueren las canciones felices
y el dolor se da cita
con la pintura transparente del cielo,
sin nubes ni ocasos.

Canción de una pena,
me duele aquella rosa
prematura y perfumada
que se cayó en mis ojos
herida por los pétalos rosados.

Sangra el dolor del atardecer,
caído a mis espaldas,
la pena del crepúsculo
que no volverá a enamorar
la margarita pálida del bosque.

Solloza de misterio
en mi vuelo de nube,
una gota de lágrima
que se subió al espacio
llevada por una espiga de rocío.

Todo el dolor que rueda
en el instante abandonado,
viene a danzar su ritmo
en mis manos atormentadas
de ansiedad cósmica.

Y la emoción me estalla
en canciones inútiles,
en poemas con pesares de soledad
dentro de este espejismo de grandeza.

Parte mi canción de una pena
por estar tú tan lejos de mí,
allá en la distancia infinita.

Quiero un corazón nuevo,
acerado,
para no sentir este amor
que por ti late
a estar sin tu presencia,
vivo en tu ausencia
queriendo mi alma amarte,
brindarte dulzura, calor,
gozos sin fin.

¡Si el universo acelerara el paso
para romper los ecos
de esta ausencia!