Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 27 de enero de 2020

El ciprés solitario


Otoño en mi vida





Otoño en mi vida con sus instrumentos, con su orquesta de lluvia y súbitas claridades traes el amor esperado,
el que no tendrá olvido,
el que mi alma siempre reclamó
¡Ven a mí aún en mi otoño!
Mis palabras van hacia a ti,
palabras que duermen en la mano de la página.
El tiempo, oscuro visitante que como breve luz perdura
no nos alejará nunca, estaremos esperándonos siempre
en un pequeño fulgor de esperanza.
Otoño en mi vida que contigo me acerco al crepúsculo
donde el sol entre luces brillantes nos acuna,
estamos juntos, lo sé ahora que sabemos en lo que el amor nos convierte en un fuego que nunca se extingue,
transitando juntos estaciones de la vida.
Y al querer avanzar bajo la bóveda oscura y húmeda de lluvias, miedos y silencios hunden mi alma retardando mis pasos
para llegar a ti y ser tuya por siempre.
Y en una lejana algarabía del fantasma de tu ausencia
siento que tus manos desde la lejanía se refunden en los pliegues de mi cuerpo, mis pechos erguidos brotan con urgencia
por el olor de tu piel y mis labios provocados por ráfagas de besos necesitan tu presencia a mi lado .
Otoño en mi vida pero en mi alma juventud y alegría
por sentirte junto a mí, en mi recuerdo,
nunca serás olvido.
Te extraño y aún más cuando llueve ya que busco refugio en mi misma para sentir que ocupas el lugar más sensible de mi cuerpo
con manos, ojos y labios.
Y afuera la llovizna que antes erizó mi piel se desliza por dentro,
dejándome en un mar de lágrimas por no tenerte conmigo.
Tú desde lejos haces que vibren las cuerdas que afinó tu violín en mi cuerpo y alma.
¿Por qué llegaste a mí en esta etapa de mi vida?.
Tú el amor lejano, inasequible pero entrañable por siempre.

                                 Mírame partir
como un duende,
con los pies al revés
que no desea irse”



Celos no compartidos




Celos no compartidos, sentimiento para mí extraño,
nunca sentido, el ser humano para ser sensible y humanitario no debe sentirlos.
El amor que inventamos sin tierra ni sin fecha donde posarse ahora,
el gran amor en vilo.
Y que quizás detrás de telones de años, beso bajo cielos que jamás hemos visto,
será, sin que lo sepan esos que creen dárselo, trascendidos a su gloria al cumplirse, por fin, de ese beso impaciente que te veo esperando palpitante en los labios.
Sin celos compartidos, sin sentimientos impuros,
sin ayeres, ni pasados, todo el amor completo en un tan sólo un beso.
¿Será este minuto próximo a mañana o el siglo por venir
o en el borde mismo ya del jamás?
No se pueden sentir celos aun existiendo otros amores vividos o por venir, si el verdadero amor no nos ha tocado,
está muy distante o muy cerca, no se sabe, no se sabrá nunca.
¿Vivos, muertos?
¿Lo sabemos?
¿Con tu carne y la mía, con mi nombre y el tuyo?
¿O ha de ser ya con otros labios, con otros nombres y siglos, esto que está queriendo ser hoy, aquí, desde ahora?
Eso no lo sabemos por esta razón no debemos sentir ni un lacito de celos, los celos déjalos para otras almas que no conocen el verdadero amor.
Los celos son voces heredadas de una savia secreta de aguas en descanso y una luz de amor celosísimo corre sinuoso por el cuerpo mojado de nostalgia.
Y ahora este poema está en el manglar de los espejos, agua clara que corre lenta, que toca y acaricia ramas, luz invernal, incierta, que como el agua toma forma endurecida de la arcilla al ser tocada por los celos enfermizos y eternos.
¡Basta ya!
Los celos son  verdades teñidas de mentiras, de falsos engaños, de cruentas verdades dichas a medias, sin terminar en equívoco.
El amor debe ser libre, ni caos, ni con escalofríos sufrientes, debe ser diáfano,
claro, terno como una lluvia interminable del estío y en esta página vacía la luz de mi alma ha recogido un pentagrama oculto, el de los celos mórbidos y maliciosos, enfermos de un amor inexistente.

                                                                                              “la soledad
enferma de silencio
 goza de salud”   

Suspiro del destino




Suspiro del destino, misterioso, promesas indefinidas
plenas de sueños por cumplir.
Destino venturoso con grandes expectativas sembradas de emociones con el placer de descubrir el amor por venir.
La vida nos lleva por caminos claros y oscuros,
entre sinuosas pendientes o abismos insondables que acosan nuestras memorias de placeres cumplidos y devaríos pendientes.
Suspiros del destino que nos persiguen en sueños
y me hacen vivir confundida y suplicando.
Busco incansable en el espejo acrisolado
la memoria que dejaron tus manos y las mías
encadenadas a nuestra piel.
No somos del aire que perdura, somos tiempo del ayer y del Hoy,
raíces ocultas , encantos ajenos.
Suspiros del destino,
invisibles ,
etéreos,
diáfanos,
a veces suplicantes,
otras dolorosas por el sufrir de no estar juntos.
Por las escalas del mediodía heme aquí,
una mitad tan sólo,
esperando que tú llegues desde el más allá
y los suspiros ahora son
más leves,
más cortos,
más límpidos,
elevándose hacia el infinito,
atrás del horizonte donde la poesía espera inquieta volcarse en un papel que la espera sin suspiros,
sólo con anhelos de cubrirse de letras,
frases,
palabras saltarinas y risueñas.
Suspiro del destino, visiones crepusculares, audaces, inquietas, en el rojo resplandor del mediodía
y en la nocturna soledad secreta.
Mi ansiedad es por hallar el corto sendero a mi poesía,
inundada mi alma emocionada por estar a tú lado.
Suspiros entrecortados, desteñidos, silenciosos,
corren por mis venas al ir y venir galopando hacia tu voz silenciosa y húmeda.
Ven hacia mí, escucha en tu pecho mis suspiros de amor,
que acompañados de mi mirada furtiva
te necesitan cerca, muy cerca.
Suspiros del destino es inútil negarlos, nos acompañan siempre,
Entre sí y no, entre siempre y nunca,
la soledad no existe entre tú y yo,
no se han abierto las puertas del abismo
ni nos hemos despedido aún.
En el Hoy vibran las cuerdas del amor en nuestros corazones,
Nos extrañamos mutuamente buscando intensamente nuestro tibio refugio para sentirnos con manos, ojos y labios.
Los suspiros del destino se deslizan muy dentro nuestro,
ahondándose en nuestras almas para colmarnos de amor.

“Más frágiles que el viento
las palabras son
orgullosa voz del viento”