Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 23 de junio de 2014

Fuiste mío


Tropiezos


Tropiezos oscilantes,
ondulados,
deslizantes
que me llevan a un mundo nuevo
cada día,
exhausta de ir
tras aventuras nuevas
en mi diario vivir.

Caigo,
me levanto,
vuelvo a caer
y a empezar otra vez
la ininterrumpida danza
tras lo inesperado,
lo imprevisto
que se presenta tantas veces
sin ser buscado
e interrumpe con suavidad,
con ternura,
instantes plenos de amor.

Tropiezos que siempre me conducen
a lugares misteriosos
entre hadas mágicas
y gnomos y duendes furtivos
que me guían
para poder volverme a levantar,
bien alta mi frente
y no inclinarme ni resbalar
de a poco hacia el suelo arenoso
y oscuro
donde yace la soledad sufriente.

Tropiezos, sin tregua,
los tiré en el aire diáfano
para que vayan
en volandas por el cielo
haciéndolos agua
para que llenen los cauces del mundo
con espuma desatada y áurea.

Tropiezos,
deslices que me llevan a abandonar
mis esperanzas
pero no mis prosas poéticas de amor,
las que dejaré que llenen
miles de páginas vírgenes
como bandadas de pájaros al vuelo.

Tropiezos tambaleantes,
callados
pero sentidos,
guardados en el fondo
de lo que mis manos palpan
y mis ojos tocan.
Tropiezos vacilantes,
vulnerables,
aparecen súbitamente
en cualquier instante,
en el menos esperado
y los dejo pasar
sin resistencias ni resquemores.

Suspendidos quedan,
ingrávidos,
buscando un pequeño resquicio
para hacerme vacilar
y sentir esa opresión en el pecho
que sólo el amor puro puede hacer
que los deje atrás,
en el ayer pasado.

Tropiezos,
resbalares sin culpa,
dificultades que afloran
como cactus en el desierto
o como racimos de púrpura salvaje
que cuelgan en el ceibal.

Poco a poco
los pimpollos van apareciendo
como el amor en mi alma
y el canto suave
y sonoro
que abre el sendero
a la esperanza
sin vacilaciones turbias,
sólo con certeras creencias
de que todo, ya pasó.

Querer vivir anhelando amores
en infatigable sed de calmas sin tropiezos,
con ilusiones de vida,
sin cansancios,
tan solo con un poco de felicidad
en instantes inolvidables
plenos de ilusión,
ideas, fe,
imaginación,
creando siempre
sueños de amor.

Amar sin miedo


¿Qué me ha dado tu amor
que vivo sumergida en él,
sin miedo a perderlo?
Sólo sé que por ti sigo siendo
un ser que pertenece a lo inexistente.
¿Qué me has dado ya que río,
ya no lloro?

Me aíslo contigo en un ensueño
que persiste en la noche,
hasta  en la noche en mi sueño,
cuando vienes me alumbro de alegría
y al irte me ensombrezco de tristeza.

¿Qué me ha dado tu amor
que vivo sin miedo a amar?
Lo siento tierno,
como los brotes de bambú incipientes
que inquietos se asoman al viento.
Si pudiera tu alma responder a la mía
desde esta lejanía,
te diría en secreto qué cosas ansía.

Amar sin miedo,
estamos separados por caminos largos
pero igual puedo tener de tu amor
la certeza y gozar plenamente
como si estuviera entre tus brazos.
Si al caer de la tarde,
nuestras almas se fueran a la orilla del mar
y en un beso se unieran,
el cristal de mis sueños
la realidad partiría en mil trozos risueños
y mi amor cantaría
en nuestras almas vibrando
en unísono canto.

Amar sin miedo,
voy por la vereda de esta nueva historia
y en este pergamino
de momentos intensos,
escribiré poemas para poder estar a tu lado
a través de mis palabras hondas,
sentidas, vibrantes.

Paralizada estoy en tu recuerdo,
mi pensamiento vive
palpitando en mí
y siento que por ti
la paz me inunda el alma.

Amar sin miedo,
voy hacia ti sin temor a nada
ya que tu amor es arte divino.
Junto a ti,
tu pureza fecunda
fue germen de ternura
que se arraiga cada día más
en mi corazón.

No me dejes ir,
ya que tu amor alienta mi vida
y dilata la hondura de mis sentimientos.
Sólo así comprenderás mis versos,
los más vibrantes, los más sentidos,
los refugios incesantes de mi vida
que se acompasan en mi alma
cobijándome e impulsándome
en verdad a continuar
volcándolos en estas hojas en blanco
para ti, mi amor.

Sinfonía


Sinfonía,
armonía del amor entre dos seres
que se confunden en el vivir intensamente
juntos en cada crepúsculo
y en cada alba.

Preludio que nos susurra,
nos une
y que después de una noche
serena y oscura
perdura el recuerdo
aún en nosotros
con acordes melodiosos
y tiernos.

Sinfonía del alma,
de nuestro amor interno
largamente esperado
por senderos surcados de ansias
y latidos de suspiros.

Sinfonía de amor,
de luceros que dan
por auroras cambiantes maravillas,
en un concierto de bellezas,
caricias y gracias.

Acordes de melodías
plenos de deseos,
que se alzan como casta espuma
en un ansia que se quiebra en mil cristales
de este amor que se inicia.

Sinfonía de amor,
te encontré en un preludio suave,
inexistente,
estuve errante
y sin motivos te hallé
y de tu existencia fui consciente.

¡Cómo no amarte
si en mis sueños
estás tú como un lucero!
Haz que mi corazón lata
con ritmos nuevos de amor
y ensueños en un concierto sin fin,
entre luces que iluminan el alma.

Sinfonía de suspiros entrecortados,
profundos,
que avanzan en tinieblas,
buscando claridades
en una entrega total
a la búsqueda de ser los dos
completos en unidad total.

¡Ay amor
que siento como preludios
de sonidos dulces,
que presiento,
que sostengo
entre notas melodiosas!

Sinfonía de colores,
sinfonía de ilusiones,
sinfonía de un amor
encontrado en el tiempo
en el arco de los cielos.

Conjunto de sones,
tenues alas
que vienen del ayer hasta el hoy
y van hacia el mañana
llegando de qué lejos misterioso lugar,
trayendo en su vuelo flores de esperanza,
misteriosos acordes de amor puro,
viniendo del más allá
del horizonte azul
hacia mi trémula espera.

Se siente y mi alma lo reconoce,
es el acorde de amor esperado,
viene por el camino
que yo buscaba y me entrego,
ya que en el papel amanecen
unas palabras ¡te espero!
¡ven hacia mí!