Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 14 de mayo de 2020

Concordia en mi interior


Pesares del ayer


Pesares del ayer
vuelven a mis recuerdos
cual de puerta pesada
cuando gira
sobre goznes de hierro enmohecido.

Anidaban en las grutas del olvido
y ahora pregunto
¿por qué regresan en un sombrío torbellino?
Pesares del ayer renacieron
en una mañana apenas comenzada,
áspera y fría cual musgosa bruta
y ardieron en el cielo de esa aurora
nubes de un rojo intenso
como en un conjuro infernal,
colmado de bramidos cayendo cual torrentes.

Pesares del ayer
como nubes de borrasca
me inundan con un ronco eco
de dolores idos.

Todo aquello pasó
pero aún en mi mente siento remordimientos
por no haber sabido actuar con límites
y dejar pasar al dolor
por mis fronteras que debían protegerme.

Pesares del ayer,
mi afligido pensamiento quiere ahuyentar
las sombras de aquellos ayeres,
de aquellos amores que en vano llegaron a mí.

Pesares del ayer,
recuerdos que deben irse
al lugar secreto donde reina la paz y el silencio
haciendo irse muy lejos a los tormentos imborrables
y a las tristes agonías
como son una mano fría dentro de mi pecho.

Quiero que todo lo pasado que provocó dolor
se hunda en hondos precipicios palpitando
en un viento ardiente
como el que sopla en un gigante incendio.

Pesares del ayer,
dejadme vivir desde el Hoy
la vida en un continuo palpitar de alegrías,
esperanzas,
ilusiones sin llantos ni gemidos,
plena de amores y deseos calmos.

Y poco a poco nacerán los versos,
las frases,
las prosas,
entre perfumes de flores
guarnecidas de pimpollos nuevos.
Y entre risas y lloros en flor
mis prosas volarán en las alas de mis sueños.

¡Versos!
¡Palabras de amor!,
me hacen refugiarme en el mundo del olvido
sin pesares del ayer,
sólo estrofas entonadas como canción de vida.

Pesares del ayer,
unos los hundo en el mar,
otros cruzan por el éter
para que beban luz en las estrellas
y no regresen jamás a mis recuerdos
que tan sólo quieren revivir
los mejores instantes de felicidad
de los ayeres de ayeres y en este Hoy
dormitar en el silencio de la luna llena
rodeada de luces brillantes de amores nuevos.

Sorpresa inesperada


Sorpresa inesperada,
¿qué viene por el sendero blanco
como papeles de rocío,
revoloteando el aire hacia mi?
Buscan mi nombre,
hurgan entre miles de huecos
de arcones con cerrojos
y llaves entreveradas en un ovillo metálico
que es imposible desatar.

Sorpresa inesperada,
como en un combate
con carcaj en nubes urdidas,
sueño que despierto
entre murmullos desnudos
donde la luz en mis pupilas congrega
la sangre en los sentidos y una tibia memoria
sin contornos descubre lo que esperaba ansiosa.

Sorpresa inesperada,
se mueve la distancia hacia ella
como alas batientes detrás de mi alma,
inútil que te busque y te persiga,
vendrás por el aire burilada
por el talón de arcángeles invictos.

Sorpresa inesperada,
mi corazón tiembla,
la duda me inunda,
¿es que acaso llegará a mí,
a pesar de todas las murallas que me envuelven
y me aprisionan en castillos de cristal?

Un miedo tibio padece lentamente mi alma
pero la esperanza lo cubre con mantos verdes
haciendo que el aire húmedo
me lleve a cielos de alamedas de cristal,
esperando en paz y sosiego.

Sorpresa inesperada,
se acerca despacio,
sin prisa,
sobornando las dudas que me acechan
que me quitan el hechizo de mis sueños.

¿Será verdad que me encuentra lo que más espero?
Mis manos se agitan,
angustiándose en el aire
en un largo alumbrar del movimiento.

Cae el pulso agitado de la sangre
sobre el plato sonoro del silencio,
quema la llama hirsuta de mi frente,
un ave de marfil en primer vuelo.

Sorpresa inesperada,
¿Vendrás a mí?
¿Me encontrarás en el instante preciso
en el que más te necesito?
Crece en mí,
una hiedra pálida de dudas,
ahogando en desazón el pensamiento
y deteniendo las horas de la espera
la ramazón elástica del viento.

¿Cuál es la sorpresa inesperada?
La que agita mi alma,
la que levanta la estirpe de mis cantos
y mi sangre convoca con apetencia
haciendo brotar de mi interior
las palabras con sonidos,
las frases de amor,
la que despiertan mis sentimientos más íntimos,
los secretos guardados con celo y artimañas
para que nadie los encuentre en el nunca jamás.

Sorpresa inesperada,
te reclamo,
te nombro para que me halles
y me sumerjas fija en este mundo
entre alegrías y cantos,
hacia mi interior donde el deseo reverdece.

Queda la incógnita,
lo no sabido,
lo imposible de anunciar,
el misterio no develado,
el ruego no escuchado,
la quietud inmóvil,
la soledad sin amor.

Sorpresa inesperada,
eres el solar de mi vida,
el deseo consumado aún sin serlo,
coronas los vientos serenados de mi vida
y haces surgir los cánticos unánimes
de mi frágil existencia.

Ya se acerca,
notas suben en números concordes,
el mañana me espera y con sones de oro
te proclamo dueña y señora del existir
en esta vida donde la sorpresa inesperada
nos conduce a dichas sin sonrojos
corriendo por la cifra de mi nombre
hacia el cuenco sellado de mi vida.

Mi único amor


Tú,
mi único amor
el que me endulza la vida,
 me hace volar
por cielos abiertos,
 entre nubes de algodón
y pájaros perdidos.

Eres el milagro esperado
me envuelves
en mantos entrelazados
 de tules y lentejuelas
 haciéndome sentir vibraciones
y latidos
que estallan cual cristales lejanos
entre estrellas fugaces.

Tú, mi único amor
te busco
entre altos bosques de bambúes
que impiden que tu sombra se refleje
 clara y precisa
en mi mente anhelante
de tu presencia fuerte,
enhiesta,
verdadera.

Eres el milagro esperado
entre campos florecidos
de amapolas de dulce néctar
quiero estar contigo
en ese lecho de amor de flores
para que tus brazos
 estremecidos de placer
 me hagan gozar
momentos
 largamente esperados.

Tú, mi único amor
necesito el clamor de tu voz melodiosa,
seductora,
con matices de un querer apasionado
que se acerca imperceptiblemente,
 encendiendo mi corazón
con deseos vehementes.

Eres el milagro esperado
la luz que se encendió
entre los dos,
de a poco,
despacio,
 haciéndose una llama de amor viva
 que fulgura en el Universo
a través de tinieblas,
vientos huracanados,
 cometas de fuego.

Tú,
 mi único amor
la distancia nos acerca
 aún a través de la lejanía
 uniéndonos en instantes exuberantes
de amor puro,
 límpido,
único,
expectantes los dos
de estar juntos amándonos
 hasta el fin de los fines.

Eres el milagro esperado
lágrimas de alegría
 desbordan mi rostro
mojando mi cuerpo
con gotitas de felicidad
al estar en tus brazos,
 sintiéndome amada
con profundo placer.

Tú, mi único amor
no me abandones nunca,
eres mi numen,
mi inspiración,
mis palabras de amor,
mis poemas,
mis prosas puras
y vírgenes
nacen,
crecen,
se vuelcan en hojas chamuscadas,
 esperándolas con ansias
 para hacértelas llegar
a ti,
 mi único amor.