Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 19 de abril de 2015

Perdedor


Te estoy queriendo


Te estoy queriendo,
casi sin saber cómo
ni por qué.

Mi tierra estaba yerma,
resquebrajada,
seca,
sin vida,
muerta,
esperando torrentes de gotas simientes
y apareciste tú,
en silencio adormecedor,
con un atisbo de amor.

Te estoy queriendo,
antes era yo una mitad,
una sola, vacía,
restellante de luces,
con tan sólo medio abrazo apenas
y apenas medio beso
y sólo tú
eres quien puede completarme.

Te estoy queriendo,
tu risa como diablillo
que en mis venas pirueteas,
hace latir mi corazón a prisa
y en mi mente fluye y refluye tu voz
cantarina y risueña.

Te estoy queriendo
y soy feliz,
la alegría en mí
parece ser un remolino de sol
corriendo por los campos.

Y te aguardo,
sin magia y sin milagro
ya que un dorado vórtice
inundará el cauce de mis noches
que ya no serán solitarias.

Te estoy queriendo,
despacito,
sin apuros ni desgastes
sólo mi amor se va asomando en tu horizonte
ya no tan lejano.

Cuando el cielo se afina
al conjuro de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa
abandona su puesto de guardia,
me gusta perderme en mis pensamientos
teniéndote a mi lado
como un reportero del alba.

Te estoy queriendo,
naciste al son de mis deseos
viola de amor,
entre cánticos y risas
modelados en nácar verde.

En los duros biseles del silencio,
inmóvil y solitaria te esperaba a ti,
mi señor de la risa.

Crecías hacia adentro de mis dedos
cuando tocabas desde lejos mi piel
y al rose y al llamado de tu voz
se alza mi sangre con poemas.

Te estoy queriendo,
te imagino apoyado en la mañana
circuida de luz en primavera
ascendiendo la vida de tus hombros
y en tus manos
temblando una estrella.

Tu risa, ¡oh, tu risa!
Es eco de alegría desdibujada
desde la distancia.

Tu voz ¡ah, tu voz!
Suave,
tierna,
con inflexiones espléndidas de sabiduría.
Tú, el único.

Te estoy queriendo,
imagino el pálido rocío de tus ojos
y mi corazón impulsa por mis sentidos
sangre nueva,
¡loor a la risa y al amor!

Desilusión desgarradora


Desilusión desgarradora,
 mi corazón sangra
 en una corriente continua
de dolor y pena.
He sido lastimada,
herida sin culpas ni reclamos,
sólo por el hecho de encarar
la verdad frente a frente.

Desilusión desgarradora,
 los sentimientos se enredan, se mezclan
 en un torbellino de dudas y temores.
La vida nos depara, sin darnos cuenta,
pisando a hurtadillas
con situaciones penosas y adoloridas.

¿Cuál es la razón de esta maraña
de iras ajenas en las que estoy sumergida?
Es un ahogo en el alma,
 la maldad, la mezquindad,
buscan la inocencia, la credulidad, la ingenuidad,
para anidarse energías puras y positivas
y así se sostienen en soledades interminables
 de las oscuras noches.

Desilusión desgarradora,
 ¡qué de pesos inmensos, orbitales, celestiales
se apoyan en la nada de hondos abismos,
 buscando por doquier la luz
que los ilumine y les de fuerzas
para continuar su labor
de socavar el bien y el amor.

Me engañan con ficciones,
falsos paraísos flotantes sobre el agua
que me ahogan de pesares infinitos.
Busco lo verdadero, el amor único y total
y no lo puedo hallar,
sólo encuentro signos y simulacros
trazados en papeles blancos, verdes, azules
que vuelan con el viento lejos de mí.

Desilusión desgarradora,
me persiguen esas almas atormentadas
que vuelven del osario inmenso
de los que no se han muerto
porque ya no tienen nada
que  morirse en la vida.

El dolor me acompaña
como símbolo irrefutable
de que existías tú en ese lapso de instantes
de creíble amor
pero mientras yo te sienta,
tú eras la prueba de dolor
de otros momentos en que no me dolías.

Desilusión desgarradora,
has dejado tan sólo polvo,
vagos rastros fugaces,
recuerdos ínfimos en mi alma,
rasgada por hendiduras sin sostenes algunos.

Mi alma, como alas,
sosteniéndose sola a fuerza
de aleteos desesperados,
 pesarosos, a fuerza de no posarse nunca,
de tratar de volar
llevando  por doquier
 la esperanza de que existe el amor,
ése, el verdadero, el creíble,
no en leves mundos frágiles,
sí en únicos y donde se albergan
las verdades más profundas.

Desilusión desgarradora,
no quiero pedir apoyo para superarla,
ni a los barcos ni al tiempo.
Quiero internarme sola en galerías enormes,
abriendo en los granos de arena
las minas de llamas o azahares,
para hilvanar entretejiendo
ese amor dulce
que no desgarra ni hiere.

Y en ese desliz, en estelas,
pisando nubes sin huellas,
no mirar más el recuerdo
 de esas sombras mezquinas y oscuras
que ya no existen más.

Mis manos están vacías de ellas
 igual que mi corazón y mi alma.

En un rincón de mi alma


En un rincón de mi alma, 
escondidas, apretadas, enlazadas, 
nacen mis letras, mis prosas, 
mis poemas que nuestro amor creó.

Son los versos que lloran en la lira, 
que se quedó sin cuerdas.
Son las aves de mi niñez 
que buscan y no encuentran 
un árbol protector en que posarse.

Las busco con desesperación
 pero las estrofas de amor
 se anidan en frases
que escribo como amor para ti.

En un rincón de mi alma 
donde nadie lo encuentra, 
se oculta el poema de amor, 
el que nos unió, 
poema que escribí 
con dedos de amor y llanto de cristal 
por la falta de tu presencia 
que tu ausencia se llevó.

Ausencia que se siente 
como cuando el fuego se extingue 
porque el aire ya no está.

En un rincón de mi alma, 
se guarece entre frondas de lágrimas 
el dolor de no tenerte a mi lado 
y pido noticias de ti al viento,
 al ave, a la flor, al bosque 
y a los astros del firmamento.

Mas no he de dejar de buscarte
 pues me dice una voz secreta: 
¡sigue no te canses, mujer poeta!
Él ha de venir a buscarte
 por tierras, mares y cielos, 
en su cansada fantasía.

En un rincón de mi alma, 
aturdida y desangrada
 revolotean recuerdos purificados del pasado 
y como en una tierra mullida 
danza en amores trenzados
 a mano delicada,
 intrincada filigrana 
como un gran amor donado.

En un rincón de mi alma, 
mis sueños peregrinos 
prosiguen sin tregua 
la búsqueda de tu amor, 
se afanan, luchan, 
persiguiendo al mañana 
que te traerá otra vez hacia mí.

Y como una luz como telar exangüe, 
el cielo ilumina mis tristezas 
e hilvana, enviando a mis páginas, 
letras como poesías de la noche fría.

En un rincón de mi alma, 
 te tengo guardado,
 tú, el soñador, el amor compartido,
 luz del dolor cuando mi arpa reza 
¡oh luz! ¡oh belleza blanca de ilusiones!
¡Cuánta esperanza
 irradia en mi alma
 la sombra de tu ser ausente, 
siguiendo un ideal 
y un sueño que no se alcanza!

Y hay en éste, mi otoño, 
cuando la vida empieza a declinar, 
mi corazón rebosa de amor
y mi espíritu se anega de ilusiones 
en el silencio que flota 
a nuestro alrededor, 
rodeándonos como un tapiz vaporoso
 entre hilos alados y brillantes.

El sueño de amor inunda mi alma 
y en mis versos gira 
como magia del más allá,
 inundando mi alma 
de un existir único y verdadero  
donde no existe 
el mago azul de la mentira.