Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 21 de junio de 2012

Tropiezos


                                       

Tropiezos oscilantes, ondulados, deslizantes que me llevan a un mundo nuevo cada día, exhausta de ir tras aventuras nuevas en mi diario vivir.
Caigo, me levanto, vuelvo a caer y a empezar otra vez la interrumpida danza tras lo inesperado, lo imprevisto que se presenta tantas veces sin ser buscado e interrumpe con suavidad, con ternura, instantes plenos de amor.
Tropiezos que siempre me conducen a lugares misteriosos entre hadas mágicas y gnomos y duendes furtivos que me guían para poder volverme a levantar, bien alta mi frente y no inclinarme ni resbalar de a poco hacia el suelo arenoso y oscuro donde yace la soledad sufriente.
Tropiezos, sin tregua, los tiré en el aire diáfano para que vayan en volandas por el cielo haciéndolos agua para que llenen los cauces del mundo con espuma desatada y áurea.
Tropiezos, deslices que me llevan a abandonar mis esperanzas pero no mis prosas poéticas de amor, las que dejaré que llenen miles de páginas vírgenes como bandadas de pájaros al vuelo.
Tropiezos tambaleantes, callados pero sentidos, guardados en el fondo de lo que mis manos palpan y mis ojos tocan.
Tropiezos vacilantes, vulnerables, aparecen súbitamente en cualquier instante, en el menos esperado y los dejo pasar sin resistencias ni resquemores.
Suspendidos quedan, ingrávidos, buscando un pequeño resquicio para hacerme vacilar y sentir esa opresión en el pecho que sólo el amor puro puede hacer que los deje atrás, en el ayer pasado.
Tropiezos, resbalares sin culpa, dificultades que afloran como cactus en el desierto o como racimos de púrpura salvaje que cuelgan en el ceibal.
Poco a poco los pimpollos van apareciendo como el amor en mi alma y el canto suave y sonoro abre el sendero a la esperanza sin vacilaciones turbias, sólo con certeras creencias de que todo, ya pasó.
Querer vivir anhelando amores en infatigable sed de calmas sin tropiezos, con ilusiones de vida, sin cansancios, tan solo con un poco de felicidad en instantes inolvidables plenos de ilusión, ideas, fe, imaginación, creando siempre sueños de amor.

Traición inesperada



Traición inesperada, que raya el silencio del espacio, confié y amé con alegría y felicidad pero un viento huracanado, violento, azotó mi alma, era la mentira, el engaño de tus palabras.
Como en una inmensa alfombra de esmeralda, el mar se ensanchó del espeso espacio que cubría mi cuerpo rodeando con caricias falsas las que creí verdaderas.
Inútil te busqué y te perseguí debajo de la piel de mis sentidos, te entregué mi espíritu abierto a esperanzas que tú hipócritamente despertaste en mí.
Traición inesperada, te fuiste sin decir palabra, moviendo la distancia como las alas batiendo por detrás de mis oídos, fatigando mi corazón y mi respiro entre tus cantos de notas aterciopeladas y poemas de amor que me entregaste con mentiras ciertas y dolorosas.
Traición inesperada, parecías un guerrero de indomable valentía pero al falso golpe de tu lanza al polvo rodaste detrás de mi camino.
Fuiste para mí, en un primer momento un bizarro caballero pero atacaste de frente, a la perfidia a la traición.
¿Dónde, dónde se han escondido, en que lugares secretísimos la sinceridad, la bondad, la solidaridad, la ayuda mutua, el frescor de las almas?
Busco y vuelvo a buscar y sólo se asoman entre ramas oscuras las mentiras, las falsedades, los malos que acosan a los seres buenos.
Traición inesperada, lentamente me sumerge en la nostalgia de tu ausencia, me ahogo en tu silencio, respiro esa presencia esquiva que me niegan tus manos y tus ojos.
Extraño tus palabras, tus canciones y veo en el recuerdo tu imagen juguetona recorriendo mis cabellos con tus dedos y haciéndome promesas vanas de ilusiones que no ocurrirán nunca.
Traición inesperada, traición al fin, desapareciste ocultándote en la nada, ya no eres nadie, ya no eres nada.
El verso ahora me hace resurgir de las heridas que tú causaste y mis pensamientos puros afloran y bullen como hirvientes imágenes con esperanzas nuevas y continúo luchando en este mundo frío que tú dejaste.
Renazco del orbe donde me sumergió la nostalgia de tu ausencia, respiro en un nuevo aire perfumado seduciéndome en un arco iris de sueños ocultos, renovados, donde hay mil caminos para recorrer con pasos firmes y agigantados, sacudiéndome con el aliento de su brisa azul y ágil, naciendo amaneceres con canto de besos en brazos, danzando un ritmo anhelado, sin culpas ni desasosiegos, sin rutinas, sin miedo a amar y ser amada.

Amor en silencio


Amor en silencio, en noches secretas, murmullos silenciosos que nos unen en un todo rodeados de silencios.
Estábamos juntos pero no nos veíamos nos percibíamos al contacto íntimo, discreto.
Estábamos juntos pero no te veía.
Así tejemos la vida entre nuestro  diálogo de miradas atentas, sorprendidas, milagrosas, sorpresivas, consuelos y bálsamos de nuestras almas que nos unen en una alianza continua, permanente, constante y sentida.
Amor en silencio, sólo despacito me murmuras ven, tómame y llévame en nubes de caricias al campo del placer,  bebe de mi agua, calma tu sed y vuela a donde tú deseas o si prefieres mejor, quédate a mi lado.
Amor en silencio, entre miradas inefables, de delicias tibias, nos sentimos desde la Inmensidad amados y por ellos la naturaleza de la vida adquiere profundas dimensiones.
Amor en silencio, que nos une, nos enlaza, es que somos dos únicos y aún en la noche nuestras miradas se cruzan en un atisbo inmenso de amor.
¡Sensación  de ser dos seres en la noche unidos por lazos estrechos y entretejidos de recuerdo!.
Somos dos almas en silencio, esperando unas letras, una voz,
Cazábamos en alfabetos dormidos en el agua, en diccionarios vírgenes desnudos y sin dueño esas letras puras que formaban ese poema de amor en silencio.
 Y mi voz y tu voz nunca fueron oídas, eran sombras de voz, llegaban a nuestras almas audibles apenas para ser recibidas como pétalos de flor.