Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 29 de octubre de 2011

El Solitario



El solitario llama, mi corazón palpita al compás de ansias ocultas. Ideas turbadoras, da frescura a mi alma el sólo pensarlo.
Mis manos acarician sueños imaginarios que vuelan en pos de un encuentro futuro. El solitario plegó sobre este suelo, cerca de mí, por vez primera su armonioso vuelo que me invita a soñar con momentos de pasión y de ternura.
Quiero compartir todos sus instantes, no más soledades, sí espacios propios, paralelos, sinceros y transparentes.
El solitario llama como águila, señor del espacio, me busca, me llama, su grito clama en la llanura abierta.
Agita sus alas, en férvida armonía: desbordando el ambiente sacudido por sus revoloteos armoniosos haciendo brotar en mi alma deseos de estar a su lado.
El solitario llama, estoy atenta, es un ser noble, misterioso, mágico y amoroso.
No lo conozco, lo espero y entre los juegos de luz del horizonte, lo atisbo y creo que aparece ya que es una necesidad de mi espíritu mirarme en sus ojos, escuchar su dulce voz, para que cada alborada se ilumine en cientos de colores enseñando a cantar a los ensueños.
El solitario llama, ¿para qué? para que esta vivencia de idilios surgidos desde una lejanía distante sea muy pronto una realidad y nuestro lenguaje secreto al oírlo sin límites aumente nuestra unión.
Su amante voz, divinamente extraña, habla a mi corazón que lo espera con ansia.