Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


jueves, 29 de junio de 2017

Contigo siempre


Soñando luces


Soñando luces
que nos encandilan
en esta noche oscura y nuestra,
somos una luz
 que se encuentra con otra luz
y queda iluminado el mundo
sin que nada se toque.

No sabemos ni el dónde
ni el por qué.
La ternura de todos los surcos
se han quedado enredados
en nuestros pasos
y los dulces instantes vividos
 siguen tenues
en nuestras almas vibrando.

Soñando luces,
 la emoción que brotó de nuestras vidas
que fue manantial desbordado
 ha tomado la ruta del alba
y ahora vuela por todos los prados.

Ya la noche se fue
pero quedan las luces
que con destellos dorados
 iluminan nuestra mirada,
 queda el velo
que al recuerdo se enlaza, apretado
 y nos mira en estrellas semidormidas
desde el cielo en nosotros rondando…

Soñando luces,
que parpadean al son de nuestros besos,
aquí en nuestras manos,
allí, dentro de nuestras almas,
perviviendo el prodigioso saber
 que nos hallamos juntos, muy juntos,
sin sufrir memorias de dolores pasados.

Nada de este milagro es recuerdo
 porque el recuerdo es la pena de sí misma,
 la tristeza del tamaño del tiempo
pero en nosotros,
 todo es eternidad, relámpago.

Soñando luces,
sólo vale vivir de cara hacia ese dónde,
queriéndolo, buscándolo.
Soñando luces,
como centellas de plata
la noche surcan
y al surgir el alba
 las nuevas emociones se atan 
como manojos de flores recién nacidas.

Todo sabe a canciones y a fruto
como un cáliz de eterna dulzura.
Se ha quedado tu vida en mi vida
como el alba se queda en los campos.

Soñando luces,
 anudamos emociones,
 sorprendemos sonrisas
entre nuestras manos caídas
desde el pájaro más vivo
que se asoma
a mirar nuestro viaje alado.

Por encima del mundanal ruido,
una larga ilusión se fue rondando
e inclinó la sombra de nuestras mentes
 en el rayo de luz de nuestros regazos.

Soñando luces,
todo el Cosmos se abre a nuestro paso,
iluminando nuestras huellas
que transitan
por el sendero brillante del amanecer.

Nuestra vida estalla en caricias,
en canciones inesperadas
y nuestras almas no pueden
alcanzar el silencio del poema sin palabras
 y saltan por nuestros labios
 hechas polvo de vibraciones íntimas.

Soñando luces,
despejando senderos oscuros
con diáfanas y puras emociones
 entre canciones felices
y el dolor nunca se dará cita
con las pintura transparente del cielo.

¡Soñando luces,
en todo nuestro existir,
arpegio divino
que nos une
en espejismos de grandeza!

Cálidos crepúsculos


Cálidos crepúsculos,
junto a tu lado, frente al mar,
el horizonte cuajado de mil colores polifacéticos
nos envuelve en su magia de espejismo,
de visiones
que nos transportan a nuestro mundo de dos,
hundiéndonos lentamente
en la inmensidad del cielo.

Cálidos crepúsculos,
admirable naturaleza,
siempre la misma y diferente,
 maravillosa de belleza,
renovada constantemente
que nos sumerge en oleadas de pasión
 frente al sol
anunciando su poniente
bajo la celeste amplitud.

Estos momentos imborrables
son fuente de inspiración de poemas de amor
y manantial de ritmos y cantos
para que los versos como tesoros escondidos
surjan en estas tardes de escarlata.

Cálidos crepúsculos,
denme a beber la poesía
en el raudal de meditaciones sin fin
 como salmos que desbordan cielos y tierras.

El himno al amor todo lo ennoblece,
 todo se agranda a sus clamores,
el firmamento resplandece,
la tierra se cuaja de flores.

Cálidos crepúsculos,
hay en su grandeza,
ternura que fulgura,
armonía que se potencia
en segundos apenas
y los versos vuelan con las aves,
con los rumores de los ríos.

Es la hora del amor,
retornan a los nidos, las leves golondrinas,
sus alas son dos mimos flotantes en el viento,
los bosques se adormecen
y velan las colinas,
es el momento del recogimiento
y del silencio profundo
surcado por suspiros apasionados.

Poco a poco,
 puéblense de sombras el ambiente
y levántanse del fondo de nuestras almas
los sagrados sones de nuestro amor
descendiendo por diáfanas escalas
 a nuestros cuerpos temblorosos de pasión.

Cálidos crepúsculos,
como música con ritmos sin fin,
son instantes que la ilusión guía,
la tarde apaga sus colores
y los astros encienden sus lumbreras,
nuestros corazones palpitan
y vibran al unísono
en un total arrobamiento de confidencias
y secretos íntimos.

Parece que flotamos
en una suave cadencia
entre el cielo y el mar,
nuestros pies no son pies,
son alas de aves,
bajo el fanal errante de la luna
que despacio asciende
con su áurea luz, espectral y hermosa,
dilatando el paisaje que nos protege,
nos cobija como un temblor de encaje.

Luna que comienza
 a alumbrar nuestro camino,
vago y blanquecino
hacia nuestro nido cálido
y embriagador de dichas supremas.

Cálidos crepúsculos,
 luces que el cielo envía
como poesía ardiente
en el atardecer nostálgico,
conduciéndonos entre bellezas de luces
al encuentro de nuestros cuerpos
que se buscan con ardor
y entrelazan entre hilos de ternura,
contemplando absortos
 la imagen del cielo
unida a la forma de la Tierra.

Desencuentros Casuales


Desencuentros casuales,
 el destino nos llevó a encontrarnos
y unirnos con intenso amor
pero luego, poco a poco,
 nos fuimos separando.
¿Cuál fue el motivo?
¿Dime un por qué?

Desencuentros fríos y duros
que alejaron el amor,
aquel que era ritmo en una canción,
voz en sentimientos,
sin que interviniera
el pensamiento y la razón.

Están muy cerca los signos
que a veces ignoramos,
 la suerte, los imprevistos
que nos dejan entrever
el desencuentro inesperado.

¿Por qué el alejamiento?
el darse en el ir coloca al ser
 en un ser desprendido, ligero
y sin raíces pero su corazón
vibra y palpita al sentir
que a su lado no está el amor
que hasta ese momento
vivía junto a él.
Eres una luz que se va de mi vida.

¿Será para siempre?
¿O por un desencuentro casual?
En infinitos árboles del mundo,
cada hoja vence al follaje anónimo
por un imperceptible modo
de no ser otra.

Desencuentros casuales,
 como náufragos tristísimos
en el alba de aquel callar
en donde se abolía lo que no era,
nosotros en nosotros,
quedamos solos,
prendidos a los restos del silencio,
tú y yo, los escapados por mirar.

Desencuentros casuales,
¡dejen de existir!
¡tarden en aparecer, grita mi alma!
¡Tardar nos grita el ser entero!
Nuestro anhelo es estar juntos,
 rechazando el separarnos
por tan siquiera un instante.

Y los dos semidespiertos
en la porfiada penumbra,
nos preguntamos la causa
del no estar unidos, inmóviles, quietos
 en la alta noche
 queriendo saber los porqué
de este desencuentro casual
y con un ansia loca de soñar
con el afán de tardarnos en vivir alejados.

Desencuentros casuales,
en lenguaje de dolor el alma sufre
y con luctuosos llantos
 se anegan las heridas de la separación.
La noche solitaria,
serenamente triste,
su manto de tinieblas
de misterio viste.

Después compilaré mis versos,
mis prosas poéticas
para entregártelos a ti
cuando te encuentre otra vez
y el amor nos reúna
llevándote todas mis desilusiones,
volando como insectos de luz en canciones.

Desencuentros casuales,
que sólo sean vuelo de un día,
que nos rocen sin tocarnos,
que apenas desaparezcan
de nuestras vidas.

¡Cuánta esperanza anida en mi corazón
 irradiando luces en las sombras
que aún nos circundan
siguiendo un ideal
 todavía no alcanzado!