Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 12 de julio de 2015

Siempre vivirás en mi


Espero y desespero


Espero.
En las noches silenciosas y oscuras,
 pienso en ti que te has ido a hurtadillas
entre secreteos malsanos y tristes
 a otros amores que te buscaban sin cesar.
Me olvidaste,
yo no te olvidé,
recuerdo cada instante de nuestro estar juntos,
amándonos con tal intensidad
que el día se volvía de noche y la noche día.

Desespero.
Sí,
 desespero por no haberte podido decirte
 ¡adiós!,
todo sucedió en silencios prolongados y dolorosos,
 sin una palabra aún fingida de falsos sentimientos,
dejándome adolorida y triste,
 mi corazón sangrante y las estrellas fugaces lo traspasaban
 llevándome a ese mar interminable de lágrimas tristes.

Espero.
Siempre te llevaré dentro de mí,
 recordaré los dolores y las alegrías
 mientras el mundo se me hace nada,
 te busco en mis recuerdos mientras te amo en mi soledad
y acuno las canciones
 que me cantabas despacito haciéndome sentir amada.

Desespero.
Y sueño que todas las noches vienes a poseerme
 y te pido que me digas donde acaba el hilo negro
y donde empieza el blanco
y para olvidarte aprieto los dos hilos con las manos
 en espera de que el negro se vuelva blanco
 y tú desaparezcas de mi vida
y poder reponerme de este dolor sofocante que me asfixia
y no me permite amar otra vez
sanado mis heridas aún sangrantes.

Espero.
Mientras espero nuevas ilusiones,
esperanzas,
amores nuevos,
escribo versos,
poesías,
prosas que desgarran mi alma,
 en intentos imprecisos,
 versos que simulan estrofas,
como el primer verso que tú inspiraste,
pero sin ti,
 mi numen vaga por altos horizontes
 porque tú eres la poesía que se perdió.

Desesperó.
Amor,
entre la magia y el misterio de la vida,
vuelo hacia ese pasado del cual ya estamos alejados,
deseo parar el tiempo,
me fundo con la oscuridad y no la veo,
 te imagino conmigo buscándome.

Espero.
Ya no con anhelos e ilusiones que vuelvas a mí,
 sólo espero con infinita paciencia
 que poco a poco te olvide,
te vayas de mí y así poder amar otra vez
con calidez de alma pura
y podré mirar el cielo llevando dentro de mí el silencio del mar,
el fragor de la tierra, la música del aire.

Mi pensamiento me llevará lejos,
 hacia litorales desconocidos, horizontes iluminados.
Percibiré el leve crujido de la naturaleza que me rodea,
 amaré y buscaré la paz
 como única esperanza y fuerza en mi vida
y te encontraré a ti,
la estrella que brillaba en el cielo para mí,
 la que yo no veía pese a que la noche era clara
y traía la luz a mi alma con un amor verdadero y único.

Deseos reprimidos


Deseos reprimidos, escondidos, misteriosos,
 ocultos en lugares secretos del alma,
 todo en ellos son canjes,
ola y nube, horizonte y orilla.

Deseos reprimidos,
de escapismos y desapariciones,
vuelos a otros mundos
donde la lucha no existe
y donde está velando
en puro juego
ese ardoroso buscar
en la plenitud del acierto.

Tratar de encontrar el universo
cuando se aclare
 la razón final del movimiento,
del no moverse,
del esperar un mediodía sin tarde,
la luz en paz,
renuncia del tiempo al tiempo.

Deseos reprimidos
que buscan en mi interior
 la plena consumación del amor pasional,
sensual, del amor,
 igual, igual,
que de tanto ardor
me conduce al sosiego
mientras mi lira sin cesar lo aclama.

Deseos reprimidos,
son el eco que resuena en mis entrañas,
como los versos en mi alma
que cantan a lo grande
porque van conmigo
con un corazón que las alturas ama
en un ideal cuyos fulgores persigo.

Aspiro a que se insinúen
en el real mundo en que vivo.
¿Qué buscan?
¿Qué esconden?
¿Amares tumultuosos, espontáneos, vibrantes,
sin doblegarse a un doble juego?

Deseos reprimidos,
quiero alcanzarlos, una vez, mil veces,
 con decisión inequívoca,
con prisa desatada,
con mis ilusiones volando
hacia altos templos de vestales iniciales.

Deseos reprimidos,
 los quiero por audaces,
los quiero por ingenuos,
yo sé que en sus anhelos hay horizontes
para los mundos y los cielos.
Placeres, quereres, poderes,
 entran sin desearlos
 a la porosidad lumínica
de todo mi ser.

Deseos reprimidos,
los ansío dentro de mí,
por doquier aparecen
 en cualquier lugar,
en momentos imprevistos,
sin tener un ápice de necesidad,
de poder, de poseer,
de intentar aprisionar al amor
 entre barreras semiabiertas
para sentirme más libre,
dispuesta a intentarlo todo,
a descubrir lo más obvio,
 a lograr el descubrimiento
del deseo realizado.

Deseos reprimidos, íntimos,
que intuyen los aromas del amor,
que dan vitalidad,
fuerza, ternura y placer
para que la vida transcurra sin tregua,
con pausas moduladas,
sin insistentes sobresaltos,
como queriendo volar.

Deseos reprimidos,
tejedores de urgencias, de reclamos,
 de esperas, sin prisas ni bravatas,
pero con insistencia terca
para poder llegar a recoger
el aroma del mundo
y sentirse dentro de él…
profundo y con total fuerza
 ilimitada y necesitada.

Tropiezos Del Corazón


Tropiezos del corazón,
 ¡cuántos pesares causan!,
 vacilo en mis sentimientos,
detenida en el grave concierto del otoño,
escuchando como los violines y las arpas
agitan un mar de hojas rojizas, amarillentas.

Tropiezos del corazón,
 por primera vez lloré
al haber arrebatado tu rostro
al deseo creciente de mi alma
por querer mirarme en tus ojos
y no encontrarte.

Después del letargo imprevisto
que arrastró en sus alas minutos y horas,
 ahora lejanas y frías,
conservo en mis labios tu nombre
esperando que nazca de tu rostro
el verde que refresque mis sentidos
y tú confundido y ausente
 ignorarás mi suplicio que clama por ti.

Tropiezos del corazón,
caí en un pozo sin fondo,
 te añoro y te extraño,
 no has venido a despertar
 mi alma sumergida
en sombras sin luces, ni rumbos.

Si pudiera gritar mil palabras
 serían testamento
 para repetir libres de mentiras y falsedades
el amor que por ti siento.
Ajusto sobre un arco mis deseos
y del puente que tiendo con mis flechas
 bajan lamentos de amor a nuestro suelo.

Tropiezo del corazón
que hacen tambalear
mis ilusiones y mi alma entera,
apagando las estrellas de mi cielo
convirtiendo mis sueños
en tropeles de fantasmas tétricos
que me envuelven
con mantos oscuros de la noche
 llevándome por ríos inagotables de tristeza
 formados por las lágrimas
que brotan de lo profundo de mis sentimientos.

Tropiezos del corazón,
 por los mares del silencio
siento que crece la luna desde adentro
y que como cisnes de humo
 flotan los recuerdos y los pensamientos
en las redes sutiles de mi sueños.

¡Tu presencia se diluye a lo largo de mi barca!
¡Tú no estás!
 ¡Entre las tranquilas sombras ya no te pienso!
En duras alamedas de cristales
 padece el corazón un miedo tibio
y pasa lentamente entre mis dedos
 la luz quemada de tus ojos negros.

Tropiezos del corazón,
el desliz de mi mente cuando duermo
me hace llegar al valle de tus sueños
y me mueve la distancia como alas
en las grietas de mi piel que vence el tiempo.
Y tu alma y mi alma se pierden
en la niebla lejana del recuerdo.

Tus caricias imaginadas
brotan lentas por el mapa de mi cuerpo.
¿Qué haces alma,
 tropezando en caídas sin regreso,
 que no ves las celadas que me aguardan?
Tú y yo somos agua pasada
que moja las veredas de mi vida.