Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 4 de septiembre de 2015

La vida me lastima


Ensoñación


Ensoñación,
me transporta
a mundos de amores vividos
en pleno existir del alma.

¿Dónde se esconden los sueños?
¿Están entre los duendes,
las hadas,
los gnomos,
las mariposas transparentes,
las crisálidas de seda,
los brotes de flores de loto?

Ensoñación,
canciones sonoras
que flotan en el aire diáfano
de un día especial,
el Hoy,
el día a día pleno de felicidad
y amor a todos mis semejantes.

Sueños locos,
descarriados,
distraídos,
que me conducen sin darme cuenta
a momentos disímiles,
escondidos en el orillar del mar.

Ensoñación,
entre latiros y palpitares
la sangre vital corre a prisa
por las venas del cuerpo
llevando entretejidos
los recuerdos de caricias no olvidadas.

¡Y, ay,
cómo quisiera ser una alegría
entre todas,
una sola,
la alegría con que te alegrarás tú!

Ensoñación,
¡cómo desearía ser un amor sólo,
el amor del que tú te enamorases!
Veo declinar la tarde
mientras voy caminando lento
entre las sombras de las horas
y la nebulosa de los recuerdos imborrables.

Ensoñación,
¡qué tenues los suspiros de la tarde!
¡Qué dulce es el bramar del océano!

Si parece le hace guiños a la luna
y parece en su coloquio
más humano.

Ensueño de un amor ilusionaría
que impele en nuestras almas
la quimera,
destellos como luces
que se encienden
en fulgores de firmamentos lejanos.

Ensoñación que nos conlleva
a la viva caricia de la brisa,
las flores de un color mas encendido,
hay más risas y alegrías en el aire
y se acaban las tristezas en olvido.

Ensoñación,
me haces ascender la vigilia
en mis ojos para recoger tu imagen
amada y primigenia,
haces nacer al son de mis deseos
viola de amor,
canciones puras,
palabras de amor
llevándome a la cima
de los cielos con la tierra.

Ensoñación,
plena de sueños de amor
entre aires estremecidos de ternura
y bajados de altísimas esferas,
perdida me haces sentir por siempre
en tu embeleso sin sentir
el cercado de tus ramas.

Ensoñación,
colmada de verdes esperanzas
que se nutre entre delicias y caricias
naciendo de mi alma los poemas,
las prosas,
como jóvenes olivos
recién brotados.

Ensoñación,
secreto que veda tu figura crecida
entre pinos y lloradas
mas llena de amor con intención de amar
de mis cantares
y así alcanzar la cumbre de tu nombre.

Ensoñación
que sacude las bases de mi sangre
y hace aparecer tu nombre
contra el cielo, amor,
que desnudándote
caminas sobre el muro
que cerca mi silencio.

No sufro más por amor


No sufro más por amor,
a mi pesar tu alejamiento no puedo olvidarte,
¿Qué es el olvido?
¿Existe?
¿O son fantasías que uno tiene escondidas,
dentro muy dentro del alma?
¡ojala yo pudiera olvidarte!
pero es tanto lo que te amé y te amo,
que para mí será hasta la eternidad.
esta carta de amor es para ti como todas las que te escribí,
pero nunca las leerás,
no te acercaras a ellas,
no las busques ellas se ocultaran de tí.
¡que pena me da que no puedas leerlas!
pero mis ángeles que me protegen no quieren,
que tú las leas.

No sufro más por amor,
estoy en paz no sufro más por amor,
la poesía está siempre en mi,
dentro mío y busca afanosa,
anhelante,
páginas en blanco o trozos de papel,
para volcarse en ellos,
dando color, amor, a mi vida.
El tiempo está en suspenso.
Lentamente me sumerjo en la nostalgia de tu ausencia.
Respiro esa presencia que sutilmente, solapadamente,
en silencio absoluto, piensa en mí.
Labios, una flor,
su perfume es mi dolor,
ausencia tenaz.

No sufro más por amor,
aquí estoy bajo la desgarradora soledad de tú recuerdo constante,
temblando mi cuerpo a no tenerte al lado mío,
derramándome mis gritos bajo tu piel fantasmal
y traicionera,
queme ahoga desde esa distancia tan presente,
ya no se definir en la distancia,
si estas presente
y me matas con tu ausencia,
o si es tu ausencia tan fuerte
y arrogante que vive presente en mi forma afiebrada.

La espera


La espera,
con infinita calma y paciencia,
expectante,
te busco como a una flor,
no lejos de la noche,
mi cuerpo mudo se abre
a la delicada urgencia del rocío.

Hay en la espera, un rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol
con pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
 una tribu de palabras mutiladas,
 busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
 los funestos, los dueños del silencio.

La espera,
en ella he dado el salto de mí al alba,
 he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la silenciosa en el desierto,
la viajera con el vaso vacío,
 la sombra de mi sombra.

Sin desesperación ni ahogos,
sólo con penas profundas,
 te espero tan sólo por un minuto
de vida breve, único,
de ojos abiertos
que te ama en su mirar,
danzando de alegría entre flores pequeñas
como palabras sentidas y dulces.

La espera,
desnuda en el paraíso de mi memoria,
sin conocer el destino de mis visiones,
 tengo miedo de no saber nombrar
 lo que no existe.

Salto de estrella a estrella,
de sombra en sombra,
muero de muerte lejana,
la que ama al viento.

La espera,
 mi memoria iluminada
es como una galería
donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá.
No es verdad que no vendrá.

La espera,
 no quiero ir tras tu búsqueda
como sonámbula y transparente
en nuestro nido de hilos que tú dejaste
y ahora rígido sólo me danzo
y me lloro
con tus recuerdos
doblemente sufrida
en la memoria de aquí y de allá.
Y en la noche un espejo de cenizas
 como una visión lejana
refleja tu amado rostro,
en mi corazón de medianoche.

La espera interminable,
pasa lenta, con pausas dolorosas
y en un canto arrepentido,
vigía detrás de mis poemas,
 me amordaza, me quiebra,
me inunda de llantos largos.
La noche que fue de los dos,
se dispersó con la niebla
y quiero mirar tu rostro una vez más
 hasta que se aleje de mí
 el miedo
como un pájaro al borde filoso de la noche.

Pero el silencio sin ti es cierto
y por ello mis palabras vuelan en el aire
porque estoy sola y escribo.
No, no estoy sola,
hay alguien junto a mí que tiembla.
Delicia de perderse en la imagen presentida,
voy en busca de quien soy,
peregrina de mí,
 voy hacia la que duerme
en un país al viento.