Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 3 de octubre de 2011

Besos que no has dado


 
Besos que no has dado, se han ido con la brisa, lejos en el tiempo.
Temblaron mis labios, trémulos y ávidos de amor pero no llegaron a ser verdad en mí.
Besos dulces y tiernos no recibidos, escondidos entre oscuros pasillos y zaguanes donde el amor zigzagueaba sin encontrar donde ofrecerse como secretos encastillados.
Besos que no has dado, perdidos se fueron a otros lares buscando la miel de otros labios.
Un día, esos besos desde lejos, de centellantes horizontes fueron naciendo y entregándose a quienes los recibieran ya que yo me negaba sin querer como alma delgada y esquiva, sin rendirme a ellos.
Los labios ceden, rinden su forma al otro labio que los viene a besar, pero el destino se inmiscuye y los deja pasar.
Besos que no has dado, esos, los más tiernos, los más dulces, los carismáticos, los cautivadores, ¿por qué los dejaste pasar?, besos no entregados, como frutos redondos se fueron a lugares ardientes,
buscando pasión, sin ver ni tocar mi sonrosada piel.
Besos que no has dado, con alas doradas, volaron a otros cielos y yo triste y desolada aún los deseo y los espero.
Fue lo imposible, hecho repetido, inalcanzable y aún añorado, sus delicias fueron tan sólo imaginadas pero no llegadas.
Besos que no he dado, no tuve la valentía de recibirlos, vacilé toda trémula, fue una ausencia sin labios.
Y ahora yo sola, con la verdad me enfrento al recordar la angustia, el tormento, cielos negros, estrellados, de puede ser, de quizás, de nunca.