Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 21 de abril de 2018

Recomenzar a vivir


Tus ojos






Ay, tus ojos que me queman… Que me queman…
ay, tus ojos que me matan…
con su gris ausente,
con su piel de vientos,
con pasión de loca…
ay, tus ojos… que me queman…
que me queman,
ay tus ojos que me matan,
con sus fuegos,
con su hambre de mis ojos,
con su mirar de cálido verano.
Ay los ojos que me queman... que me queman…
ay tus ojos que me matan,
con sus alas asfixiantes,
con sus besos de amante desbocado,
con su amor que me ata y  me desata,
en cada lujuria de su mirada errante.
¿Por qué me encuentra ahora tu mirada?
¿Dónde te habías ido?
Tus ojos ya no me miran y atónita me pregunto uno, dos , mil veces.
¿Dónde están tus ojos?
Y en mi pecho ardiente por ti, te busco son cesar, con una voz silenciosa y
atónita, ya que al encontrarnos al fin podré llamarte mi amante.

“Música blanca,
de mirada solitaria,
es plenilunio”

Dicha



Porque la dicha que está unida a el amor se completa con él.
A veces desgarradora en dos llega con el miedo de su
virginidad inconquistable.
Anhelante de verse conquistada, me necesito para ser dichosa lo mismo que ella,
yo entre sonidos dulces, vibrantes, de amor, estruendosos, de ansias de sentirnos unidos,
abrazados hasta el fin con los besos, con la pena y el pecho se conquista en la famosa lides, entre gozos parecidos a juegos donde tienen  espacios fabulosos,
la dicha de amarse con pasión y libertad.
La inspiración surge como un torbellino de cascada silenciosa,
con poesías de amor para ti, amante.
Haz que mis labios te hagan llegar las palabras de amor que te escribo.
Sacúdeme las bases de mi sangre y haz aparecer mi nombre en el cielo,
con dicha de ser una única amante tuya.

“Cuando abrí la puerta
 el perfume lejano de tu ausencia
 me acaricio la piel”

Tus palabras



 

Tus palabras de amor vibran en mi,
como briznas de heliotropo recién nacidas,
me enloquecen, me hacen titilar,
me hacen temblar en un sonido solo,
tan de cristal y oro perfumado,
el aire que te cerca la garganta,
que temo despertar en tus pupilas ,
por no apoyar mis ojos en el aire.
Tus palabras son cánticos unánimes,
el brillo de mis bienes ya logrados,
ya te encontré el aire azul de tu sonido,
para el vuelo de palabras que mi alma las necesitaba,
como nada en el mundo.
Por ti renací, con esperanza renovada,
amaneciendo acunada en los sones cálidos de tus palabras.
Te necesito siempre,
te quiero a mi lado abrazándome,
el amor en su cúspide más alta , estrechándome con tus palabras.

“Me duele el alma,
anida el trueno cuando
tu cuerpo se va”