Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 21 de abril de 2020

Aun estas a tiempo


Volver el tiempo atrás


Volver el tiempo atrás,
nunca más , no quiero sufrir con tu presencia a mi lado,
ni un solo pensamiento de lo que fue mi vida contigo.
Te despediste sin un adiós,
el adiós viene de lejos, de muy antes,
largo, claro, lo sentíamos venir.
Mi cabeza esta inclinada,
pensando en el sufrimiento pasado.
Sin amor,  ¿ilusión, sueño?
Quieta ya, estás contigo misma.
Me desarmo como una nave deshilachada,
en penas.
Quiero volver al pasado, pero debo estar acá,
buscando escribir poesías de amor,
cartas sobre mi dolor y pasión,
frases que te erizan la piel.
Por su amargura y pensamiento sin forma.

Volver el tiempo atrás,
y estas cartas deshacían como telas en desuso,
como cenizas de la hoguera apagada.
El amor nunca perdona a quienes saben amar.
Se cobra su tributo, le pago sin demora,
con el dolor de la distancia… Y ahora.
La luna es una espada en cuyo filo duerme el amor,
ese amor ya perdido, al cual no buscaré más,
tu sombra de fuego enloquecido es ahora un fantasma,
sin asideros,
horizontes sin llegada.
Si éramos nubes yo volaré más lejos a las altas y grises,
tú volaras en remolinos a los algodones sin rumbo.
No quiero ni debo volver al pasado,
esté ya olvidado del todo.

Volver el tiempo atrás,
La tarde reclinada en el poniente,
cuelga en los bordes de la blanca nueve,
llevando mis plegarias y mi lloro.
Siento pena por tantos sueños muertos a mis espaldas,
Siento un dejo de lástima por ti,
mi amor ya ido a otros lares donde la maldad te rodea.
Tú ya no eres más mi respaldo, mi derecho,
eres el fin, mi revés, acabemos con esto por última vez.
No quiero saber más tu derecho y tú revés.
¡adiós! marcha a tu paso.
Yo iré al mío.
Trota mapas de tersa cartulina,
que yo galoparé mi desvarío,
para trocar un ya por un acaso.
¡adiós por siempre amado ausente!
me causaste mucha aflicción y pena,
pero ahora basta ya,
¡vete de mi vida!
¡vete de mis pensamientos que ya locos,
aun lloran por ti!

Despedida en silencio


Despedida en silencio,
tétrica, solitaria, atascada en el tiempo.
Te digo adiós y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste…
No sé si te quería…
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, apasionado y loco,
se sembró en mi alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho, no sé si te amé poco,
pero sí sé que nunca volveré amarte así.

Despedida en silencio,
Sufro silenciosa con ese gran silencio,
de la luz y el saber, no me besaras más
y desoladamente me duele el alma.
la desolación del que no tiene al lado otro ser,
un dolor ajeno, del que está solo ya con su pena,
no puede vivir en paz.
Queriendo consolarse con otro quimérico,
amor , para que el dolor ya no sea suyo.
Sabías que cuando te irías atrás de mí,
volvería a ese sordo mundo,
sin diferencias del gramos, de la gota ,
en el agua, en el peso.

Despedida en silencio,
Una más seré yo al tenerte de menos
y perderé hasta mi nombre, mi edad, mi señas,
todo perdido en ti, de mí.
Me voy al osario inmenso,
de los que no se han muerto
y ya no tienen nada que vivir en la vida.
No quiero que te vayas, así , en silencio,
dolor, ultima forma de amar.
Estoy sintiendo vivir a pleno,
cuando me dolía estando a tu lado.

Despedida en silencio,
Si tú no me querías, dolor irrefutable,
yo me lo creería, pero tú,
me aseguraste que nada fue mentira,
en ese pasado lejano.
y mientras yo te sienta tú serás dolor,
prueba de otra vida en que esto ,
no sucederá jamás.
ni un quejido , ni un lamento,
tu perdida ya no existe
¡ Qué pasos inmensos, orbitas celestiales,
se apoyan – maravilla- milagro, en aires,
en ausencias, en papeles, en la nada!

Despedida en silencio,
Te digo adiós en esta carta
y acaso con esta despedida mi más,
hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidare,
pero , al quedarme sola, sabiendo que te pierdo,
también empiezo a amarte como jamás te amé.

Alma cercenada


Carta cercenada,
yo que te quiero y he querido,
como nadie en el mundo puede querer,
ahora que vives en el infinito,
siento hundirse mi indeleble ser.
Te quise en el más alto riesgo,
juntos tu vida y la mía,
te tuve al de ayer,
te conocí,
entré por laberintos fáciles gracias a ti,
a tu mano que ya no la tengo más.

Alma cercenada,
cual estrella, para mi fulgía esperanza,
donde hacia penumbra,
ahora fidedignas,
me rinde pleitesía, en manojos de angustia,
que me nublan, cercenándome un brote de alegría.
Añoranzas  engendradas en remolinos,
Se alojan tenaces en mi alma,
desfilando lamentos entristecidos,
en halos de tú mirada aúrea.

Alma cerceada,
y grito al pronunciar tu nombre.
Rasgando con vigor las tinieblas,
Implorando una voz que me diga,
donde tú te encuentras.
Más… en vano son mis lamentos,
en vano mi sangrante duelo herido,
en vano mis insistentes desvelos,
por vislumbrar tu cuerpo querido.
Y halarte del inesperado adviento.
No consiento en mi mente tu ausencia,
ni recuerdos en tiempo consumido,
no permito a mi alma aunque duela,
anuencias para borrarte de mi camino.

Alma cercenada,
pero tú eres tu propio más allá,
como la luz y el mudo:
fatalmente te vas sin dejar de ser tú en la constate fidelidad,
de no cambiar, sólo irte sin más,
dejándome triste y adolorida en constante camino,
de búsqueda sin parar.
Camino floreado en filial amor,
abrevados en repiques de alegrías,
adobados de incertezas, de dolor,
cual flor es de su tallo unidos losados,
Íbamos en nuestro vero amor,
pese a todo, esto se terminó.

Alma cercenada,
ni el viento huracanado,
bramando enloquecido, ni en el relente,
abrevado, llevará tu estela al olvido,
el tiempo en ambos transcurrido ,
cómplices de amor y ternura,
van ahora e mi ser adheridos,
llorándote por siempre con amargura.
Recordándote en mi primavera,
sinfonía a mis sagaces penurias,
impoluto cofre a impías penas,
aurora a mi alicaída pena.

Alma cercenada,
y un día te fuiste, no me me fui contigo,
a amarnos, a vivir temblando de futuro,
todo se acabó.
¡ay!, ¡cuántas cosas perdidas que no debieron perderse nunca!
menudos granos de tiempo,
que un día se llevó el aire.
alfabetos de la espuma,
que un día se llevó el mar.
Ya todo está en el pasado
y en este Hoy estoy conmigo recordándote por siempre.