Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 24 de febrero de 2016

Sonidos


Cuántas veces...


Cuántas veces
el amor habrá golpeado
las puertas en mi vida.
Cuántas otras
las abrí de par en par,
lo invité a pasar
y ni siquiera volteó a ver
que yo estaba ahí
esperando su llegada.

Cuántas veces
entró sin previa invitación
y se marchó sin dar explicación.

¡Cuántas veces!
¡Cuántas!
¿Quién es el amor?
¿Acaso un forastero
que va de puerto en puerto?

No se presenta,
no da su nombre
llega y se va
sin que nadie lo detenga.

Cuántas veces e visto sus ojos
y me ha confesado que es el amor.
¡Cuántas veces!
No lo sé.

Cuántas veces
ha escrito en las páginas
en blanco de mi alma
y cuantas más páginas
se han borrado
y el corazón ha llorado
y derramado lágrimas
que se han volcado
inundándolo de dolor.

Cuántas veces
ráfagas transparentes
paralizaron mis sentidos
y atrapada en sus latidos
muero poco a poco,
queriendo vivir.

Cuántas veces
sus rayos de amor de doble filo
atravesaron la brisa nocturna
hundiendo su daga ardiente
sobre mi lánguido suspiro yacente.

¡Cuántas veces!
¡Cuántas!,
sus arrebatados vértigos
arrancaron hasta el cuajo
los nidos suaves de mi pecho
dejando inertes mis raíces
y vanas todas mis esperanzas.

Cuántas veces
soñé contigo amor desconocido,
te ame sin verte
y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada,
sin mirarte,
eras sólo el aroma
de todo lo que amo.

Cuántas veces he pensado,
he soñado,
he sentido estar junto
al amor por siempre
¡Cuántas veces!

Tuya por siempre


Tuya por siempre,
porque te quiero como el mar
quiere a los ríos,
como el ave a la rama,
como la nube al aire
y como el cuerpo al alma.

Es tan fuerte el amor
que me embarga todo mi mundo interior,
que corre por mis venas
como un río rompiendo mis entrañas
con calma y quemando
lo que antes era frío.

Tuya por siempre,
mira dentro de mí,
te verás sólo a ti,
en cada momento,
tu manera de amar,
se apodera de mi
y de mis sentimientos.

Deja entrar bien en tu corazón
mi amor para abrazarte,
para consentirte,
para besarte,
para decirte
lo mucho que te quiero…
y sueño…
sueño que un día no lejano
podría mirarme en tus ojos,
tomar tu rostro entre mis manos
y besarte suavemente,
hablarle a tus labios,
susurrarle a tus oídos…
que te quiero.

Tuya por siempre,
mis besos son sólo para ti,
en esta noche maravillosa
de tu recuerdo adormecido en mi alma
que clama por saber de ti.

Tuya para siempre,
caminando,
tropezando,
resquebrajada como hoja de papel
papiro antiguo,
soy buscando el cobijo en tus brazos
que saben a mí,
queriendo ser tuya,
abrazarte al amanecer y dormirme
en tu pecho escuchando en tus latidos
cuanto me has de querer.

Tuya por siempre seré,
desde mi soledad
esta noche miraré al cielo
y en esa estrella
que tú conoces bien
un beso te dejaré y un te amo,
porque tu haces latir
el corazón que vive en mí.

Soy tuya y de nadie más seré,
tuya porque lo eligió mi alma,
tuya porque lo pide mi cuerpo.

Tuya a pesar de la distancia,
tuya porque de sentirlo tanto,
es imposible…
¡ya vivir sin tu amor!

Tuya por siempre,
porque estoy completa a tu lado,
tuya porque en ti
no arrastro el pasado.

Tuya…tuya…tuya.
Porque siempre lo he anhelado.
y en ti encontré…
¡lo que por tanto tiempo
he buscado!

Tuya mi alma…
tuya mi mente…
tuyo mi cuerpo…
tuyo mi corazón…
Y sobre todo…
tuyo mi hoy,
mi presente y eternamente…
¡todo mi amor!

Seré la luz que ilumine tus pasos,
seré la estrella que guíe tu camino,
seré el sol que te abrigue,
seré el aire que respires,
seré la brisa que acaricie tus mejillas…
seré el remanso que te llene de paz,
seré tuya siempre.

El intruso


El intruso,
en una noche trágica,
sollozante,
entraste en silencio en mi vida
para hacerla florecer
en tu boca tempranera.

Desde ese instante
mi mundo de luz
se transformó
en un roquedal oscuro y triste
y el dolor inundó mi alma
en lugar del amor verdadero
y único que me colmara de felicidad,
sin historias de heridas ni temores,
sin fracasos traicioneros.

El amor
me abandonó las caricias,
los cariños,
la fe,
la fuerza de vida,
las alegrías y las risas
desaparecieron en la nada.

Mi mundo pleno de amor puro
cerró las puertas al cielo al entrar tú
el intruso a mi vida.
¿Por qué razón llegaste?
¿Qué querrías de mi?.

El intruso
solo me dio un amor falso,
insensible,
egoísta y cruel.
¡Ahora basta!
¡Aléjate intruso de mi vida!
No quiero sentir mas
la cascada de tu risa
sarcástica e irónica
navegando en mi recuerdo,
la cadena de tus brazos
arropándome en tu pecho.

El intruso dejó su olor en mi piel,
huelo a él,
me persigue su olor,
me persigue y me posee.

Sentir de ti,
intruso,
no quiero tu palabra enamorada
acariciando mi lamento
y la lluvia de tus montes
seduciendo mis silencios.

Sentir no quiero más,
intruso,
tu colinas encrespadas
devorando mis desiertos
y el oasis de lujuria
que tejías con el beso.

El intruso,
sentir no quiero el halcón de tu mirada
desafiando mis intentos
y el amor de tu capricho
galopando en mis inviernos.

Sentir no quiero el perfil
de tu silueta esculpiéndose
en mi huerto
y ni someterme más
al primer roce de tu fuego.

Sentir no quiero la agonía
que se siente al sentir
que no te tengo
¡Déjame sola tú el intruso,
no quiero oír más tu voz!

Esta soledad no me deja en paz,
si tú intruso mío
no estás nada es igual.
El intruso que un día fue todo para mí
en el decir claro de un te amo,
sin regatear ni una sola letra,
dando por completo la pasión
y el corazón en una mirada.

Intruso,
efímero sueño concluido,
¡qué amargo pesar
ahonda la pena!