Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 24 de mayo de 2015

lluvia de pasión


No quiero recordarte


No quiero recordarte,
dime por favor, donde estás,
en qué rincón puedo no verte,
dónde puedo dormir sin recordarte
y dónde recordar sin que me duela.

Quiero caminar sin ver tus huellas,
correr sin ir a buscarte,
quiero descansar sola con mi tristeza.

Déjame cobijarme en paz,
bajo la sombra de los sauces,
enhebrando algún poema de amor
como un collar de letras y sílabas.

No quiero recordarte,
no holles mi memoria,
en el tedio de la espera cotidiana,
dónde el tiempo riguroso
sazonaba de sombras
y de lágrimas tristes.

No vuelvas de repente a mi vida,
como llegan las nuevas
que sacuden mis entrañas
y así, haces temblar el aire
quedando yo, cabizbaja,
empañada mi voz,
quebrada el ala del amor,
en mil pedazos.

No quiero recordarte,
no quiero quedar triste
ni exánime
para no derramar ni una sola
lágrima más.

Estás en mí
y no lo estás,
como una lluvia
de suavidades indefensas
que pide que salga
de la rutina muerta
por tratar mi sed de olvidarte,
en el silencio torvo,
oscuro, misterioso.

¿Será mi culpa el querer
no recordarte?
¿Toda mía
es la culpa de tu ausencia?
¿Y mi miedo de amarte
sin ser amada?

No quiero recordarte,
tan solo decirte
¡adiós!, adioses, sin adiós,
el acero del otoño
nos parte la vida
en dos mitades.

El tiempo que era para nosotros
un siempre
ahora partido está:
ayer, mañana.

Nuestra sombra, sola,
era única,
ahora está truncada en dos,
tú y yo.

No quiero recordarte,
secos rasgos,
los vientos firman,
sentencias últimas
en nuestros destinos,
aquí, el tuyo,
allí, el mío.

No quiero recordarte más,
no deseo que veles más mis sueños
y no puedo morir
porque te seguiré amando.

Quimera


Quimera de ser feliz
en una mera ilusión de mi alma,
desde mi cuarto en penumbras,
con persianas en ascuas
y puertas invisibles,
porque estoy esperando al amor
que vuelve de aquel mundo perdido
donde hubo tantos sueños.

Quimera de felicidad
bebiendo el zumo destilado
de mi sueño,
dejando en una estela de luz
mi desamparo.

Con los ojos cerrados
lo veo flotando a la deriva
iluminándome de lejos
para encontrarme en su memoria
donde quedó grabado
mi nombre y mi voz.

Quimera,
entelequia mágica
que me da fe en el recuerdo
de frondas que pasaron
pero que me lleva a futuros
de innumerables días de amor,
de alucinación y fantasía,
bajando la luna
y volando en sus brazos.

Quimera, ensueño,
sin misterios ni rumbos inciertos,
sí con delirios de pasos
que se juntan en el silencio del aire,
que se llena de ternuras
en un amor puro,
que envuelve con total arrebato
a nuestros cuerpos
donde la luz tímidamente se asoma.

Quimera,
visión sin desolación,
con luz de dorada dulzura,
de luceros altos
que nos llevan con caricias
en las manos,
lentamente a caminos
ya no cerrados con resplandores
sin penas.

Quimera,
mito de este amor
consagrado en un ensueño
pleno de miradas,
de palabras, de deseos,
susurrándonos suspiros entrecortados,
ilusiones de eterna pasión.

Quimera de sentirme amada,
con este amor de verdad
ya que lo imposible siempre llega,
felicidad que nos trae el tiempo
por horas que van y vienen,
por el aire y que espero
con una celeste paciencia
porque sé que el momento
está por llegar.

Quimera,
sin delirios ni brumas del pasado,
sí con sueños en los que me sumerjo
y estoy contigo.
Volveré a tu ternura
y empezaré a decir
lo que nunca hubiera dicho
¡te espero!
¡eres el mito hecho realidad!

Desnúdame


Desnúdame mi amor el alma toda,
hurgando en mi interior.
Rasga las vestiduras
de redes y dolores que me envuelven
y forman parte de mi ser.
Navega en el mar de mi sentir.

Desnúdame y descubrirás
nuevos horizontes dentro de mí,
compartiendo contigo
mis fracasos y mis triunfos.

Desnúdame,
desnuda mi alma
más allá de besos,
caricias y palabras.
Estoy fiel y sumisa a tu amor
en la alborada,
a que desnudes mi alma
y encuentres todos mis sentimientos,
mis anhelos,
mis suspiros en la nueva aurora boreal
del nuevo día.

Desnúdame
con los ojos del alma del amor
navegando en el río y en el mar de la vida,
en el agua del manantial,
en las fuentes y arroyos cantarines
donde se refleja toda la luz
de nuestra esencia pura de amor.

Llévame contigo a gozar de la vida
para crear poemas nuevos,
audaces, con ritmos,
en un conjunto mágico
de letras y palabras.

Desnúdame,
acércate a mi alma,
juntándome en las sombras
con danzares sonoros y graves
cual canto y trinos de aves.

Desnúdame y bajo riendas frágiles,
cruza mi alma como un corcel indómito,
abriéndose paso
entre los sentimientos profundos y plenos
fascinando mi espíritu
con tu algarabía de estrofas,
tiernas y sutiles.

Desnúdame
y hazme llegar tus estrofas mágicas,
bordadas en frases de amor
con extrañas músicas
de acordes lejanos
al compás de la orquesta
que la vida nos ofrece.

Desnúdame entre tus versos,
tú el poeta,
ocultándome en un velo de palabras
con sentimientos verdaderos
y místicos.

Desnúdame en dulces sueños
y en noches jamás olvidadas
y seremos por siempre
soñadores de infinito
entre sombras vagarosas
en espejos inciertos.