Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 23 de julio de 2016

Mil horas


Ninfas encantadas


Ninfas encantadas,
surgen por el bosque
luminosas,
misteriosas,
travesías que empiezan
rumbo a Siempre,
buscando en su camino
el alma adolorida
de amor
para darle calor,
luz
y vestirla de armonía,
afanes
de querencias puras.

Ninfas encantadas,
geométricas,
columnas de amor,
arquitectas de sueños,
son un todo invisible
pero su suave roce
nos acaricia al pasar
como náyade del cielo,
nos mima
y nos ama.

Ninfas encantadas,
como ayas cuidadosas
e institutrices permisibles,
nos acogen
en su seno
para sentir
su calor y su protección.
Nanas prodigiosas
que danzan
entre duendes,
gnomos,
dando vida al bosque umbrío
donde tú y yo
nos amamos sin cesar.

Son balsas de salvación
con un polícromo velamen de nubes
vestidas de Venus
hendiendo prodigiosas
auroras
y crepúsculos,
espumas del tiempo de los años,
siglos
y con peripecias supremas,
día y noche nos reúnen,
nos hacen navegar
entre besos dulces
y abrazos fuertes,
empujándonos
a nuestro tibio lecho
de hojas de otoño,
para que lleguemos
al clímax supremo.

Ninfas enamoradas,
dan ansias de vida,
afanes extrañísimos de amor,
de querencias puras,
haciéndonos recalar
en la celeste ensenada,
segura,
la que está lejos,
detrás,
a salvo del Tiempo.

Ninfas enamoradas
calculadoras de sueños,
hijas sin edad,
sólo un diseño traslúcido
que une nuestro cuerpo
a la máxima plenitud
del amar.

Abstractas,
sin misterios,
serafines o ángeles,
mensajeras de pedazos de sonrisas,
de besos,
de caricias.

Ninfas encantadas,
sus alas,
yacen en lo altísimo,
entre plumas de ángeles,
que encomiendan su vuelo
hacia nosotros,
para que en nuestro existir,
vivamos amándonos,
entre gemidos,
quejidos,
reclamos,
suspiros,
del amor cuajado de estrellas.

Tal vez


Tal vez
La felicidad nos inundará
 si en este crepúsculo de múltiple colores
 los claros ríos de aguas cristalinas
 nos brindarán su esplendor
y se reflejarán en ellos nuestro amor.

Los dos
Tal vez
Si las rojas clavelinas,
las perfumadas rosas,
los azules de los acianos,
 si las amarillas amapolas,
 el amor de la celidonia,
nos infundieran energía,
vitalidad,
estaríamos siempre juntos.

Los dos
Tal vez
Si las deliciosas cerezas de agridulce corazón,
 las frescas ciruelas,
 las rojas frambuesas,
los milagrosos arándanos,
las puras grosellas nos envolvieran
entre sus dulces sabores,
nos abrazaríamos muy fuerte.

Los dos
Tal vez
Si los vientos se congregaran
después de la puesta de sol
y soplando formaran
 una gran orquesta tocando,
homenajearían nuestra unión.

Los dos
Tal vez
Si las hojas del roble solitario
nos dieran su energía estimulante,
si las hayas que sólo saben hablar de amor,
 sí murmurar el nuestro,
los ombúes centenarios
con sus grandes copas
 nos ampararían entre sus ramas,
 seríamos muy felices.

Los dos
Tal vez
Si como una hoja amarillenta
 transportada por el viento
 me dijeras cuánto me amas,
si una libélula bailarina
me rozara al revolotear con el viento
 y me recordara tus caricias
 ¡qué felices seríamos!

Los dos
Tal vez
Si pudiéramos oír las palabras,
 los sonidos,
 las frases del lenguaje de las plantas,
 de las flores,
 de la naturaleza,
todos viviríamos una eterna fiesta
 de dulce y sereno amor
sin que todo fuera un sueño.

Los dos
Tal vez
Si en una noche larga y tormentosa,
juntos pudiéramos ver
cuando la aurora tiñe el cielo de rosa,
emergiendo poco a poco
 por la cresta de los montes,
estaríamos enlazados
en un apretado abrazo sensual
y casto a la vez.

Los dos
Tal vez
Si cae el pulso agitado de nuestra sangre
sobre el plato sonoro del silencio,
el que custodia el hechizo de nuestro sueño,
 nos besaríamos con pasión,
agitándonos en el aire
 por el largo alumbrar del movimiento.

Los dos
Tal vez
Si estás ahí,
rezagando mi camino,
 serías ancla de oro y cadenas de mi anhelo,
 piel que adivina el pulso de mis ojos,
cruz que aprieta las nubes contra el cielo,
nuestras voces se oirían sobre el mundo
 como un cántico puro de amor.

Los dos
Tal vez
Si la sabia naturaleza
nos envuelve y ampara
como el fresno colmado de amor y de poesía,
las aves que emiten una dulce melodía
 que se difunde entre el cielo y la tierra,
 nosotros nos elevaríamos
 por el infinito azul
entre loas de felicidad y alegría.

Aguardo


Aguardo,
desfalleciente y agónica,
no deseo sentir que el espacio
donde tú estarías conmigo
vacío se halla en una nada.

Mis sentimientos de amor
alzan vuelo buscándote,
pero tú no estás
y no deseo que mi alma
se abrume de dolor.

Aguardo, debe ser un ahora,
un ya,
exclamando con ardor apasionado
entre sueños
donde tú me buscas y nos amamos
con tal intensidad que el mundo real tiembla,
se estremece con nuestro calor pleno de luz.

Aguardo,
me desespero y siento
el murmullo que viene de noche
a llamar a los cristales de mi ventana
y pienso que es el viento
galopante en las soledades que me abruman.

La espera,
me lleva a un orbe de ingratitud y de nostalgia
pero gracias a los sueños
es posible encontrarte en tu lejano estar.
Te imagino pensando en mí.

El amor está muy lejos,
no sé dónde,
entre las nubes, el Sol,
la Luna,
pero lo importante
es que lo sienta dentro de mí,
dentro de ti,
entre los árboles,
en medio de la hierba y de las flores.

La certeza de su presencia me hace feliz,
por eso esta añoranza por ti
me hace vivir con la esperanza
de estar enlazada en tus brazos,
soñando juntos,
ya que el amor es la fuerza de la vida.

Aguardo,
para que la desesperación de que no te acercas
deje que sueñe con el corazón libre para volar,
los sueños son la ventana de mi alma
que me llevan a la pureza de mi pensamiento
que vuela hacia ti.

Es un hilo larguísimo
que ha atravesado desiertos,
oasis, grutas,
abismos interminables,
siempre soñando que estamos juntos
tú y yo.

La espera se hace larga,
me estruja el corazón,
sólo pienso y sueño
en nuestro encuentro tan deseado.

Vivo cada instante en una soledad conmigo misma
y porque los sueños llegan en silencio
y no sé su origen,
vagan como nubes solitarias,
unas veces son claros,
luminosos y llenan el corazón de felicidad,
mientras que otros son oscuros,
amenazadores y perturbadores
y me hacen pensar que no te encontraré mi amor.

Aguardo,
debo alimentarme de la esperanza
de que nos uniremos en cuerpo y alma
como los árboles que siempre dan sus frutos
a pesar de las variaciones de las estaciones.

Mientras te espero
debo buscar en el mapa de mi alma
donde figuran las bahías de la sabiduría,
el mar de la abundancia,
el océano de la paz,
los desiertos áridos y valles
y prados plenos de luz,
sé que me hallarás dejándote llevar
por el flujo de las ideas
olvidando dudas y temores.

Te añoro,
vendrás hacía mí con amor.