Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 1 de febrero de 2016

Tus ojos


Despertar a un nuevo mundo


Despertar a un nuevo mundo
cuando la tarde apaga sus colores
y los astros encienden sus lumbreras
y se duermen las aves
y las flores surgiendo llenas de encanto
las pasiones encontradas.

Surgen en luminosa arrobamiento…
Parece que flotan…
Es tan suave su rítmico
andar que sus pies no son pies,
¡son alas de aves!

Despertar a un nuevo mundo,
entre pasiones y seducciones de amor,
llegan en grupo,
hermoso y una a una,
bajo el fanal errante de la luna,
se esconden y juegan
entre palabras de amor.

¡Cuánto esperanza e ilusión
irradian siguiendo un ideal
que no se alcanza!

Despertar a un nuevo mundo
sin silencios ni tedios que pesen y floten,
sí colmado de inspiración
entre voces de campanas
que con lentitud las notas
del ángelus desgranan
y elevan por los aires,
las frases, las poesías,
perfumando de amores,
de violeta tu boca,
tus manos,
tu frente.

Despertar a un nuevo mundo,
muchas veces,
misteriosos poemas de amor vagan
en visiones de armonía
y se ocultan en el cielo cuando aclara
y no están ni las estrofas.

Los sones que de mi lira
van brotando
son los pasos de las visiones
que conmigo las están buscando.

Despertar a un nuevo mundo,
ya mis versos aroman tus pasos,
los trae el viento,
la flor,
los astros del firmamento para ti,
mi amado amante.

A los poemas,
vida les da el sentimiento,
cielo les da la conciencia
y en búsqueda de lo soñado
hacia todas partes vuelan.

Despertar a un nuevo mundo,
donde las palabras cruzan el éter,
beben luz en las estrellas,
dormitan en el silencio,
blanco de la luna llena
o como en potros de llamas
cabalgan en los cometas.

Otros bajan al abismo
donde la luz no penetra
y donde millones de ojos
los sorprenden y contemplan…
Son los diamantes de letras
que el gnomo amontonó en su caverna.

Otras palabras buscan
el corazón del poeta
y un rojo sol prisionero
en un secreto encuentran.

Despertar a un nuevo mundo,
después de volar por todo el universo
a tus brazos regresan
con las flores inmortales
del pénsil de la belleza.

¡Acércate amor y búscame!
Te espero siempre…

Secretos inconfesables


Secretos inconfesables,
perdidos entre mil pétalos
blancos, amarillos y rojos
que colman mi campo
como manto entretejido
de “te quiero y no te quiero”.

Son conciertos
de notas aterciopeladas
moviendo a ratos el sauzal
y después tornándose
a la quietud hecha de amores perdidos
y hallados sin saberlo
entre cantos y sentires.

¡Oh, vientos del jardín de los recuerdos!,
desde el fondo soplad,
trayéndome los secretos inconfesables
que los quiero recordar.

Entre albas transparentes
vestidas de ilusión,
cuyos llantos sin causa
derramaron sobre las flores,
mi inocencia pasó.

Secretos inconfesables,
tengo pétalos en los labios
y palabras escarlatas
que jamás he intentado pronunciar.

Tengo secretos inconfesables,
que de tanto guardarlos,
los he perdido
entre mil pétalos blancos
que mis ojos viajeros del tiempo,
cansados de pronosticar,
se diluyen
entre este mar de añoranzas perdidas.

Tengo pétalos
pegados en mis sienes,
en mi pelo, en mis manos,
en mis yemas,
como plumillas
que escriben sueños, nácares, tesoros…

Tengo pétalos,
suaves pétalos carnosos
de mis flores preferidas,
debajo de mis pies,
recorriendo el gran sendero blanco,
amarillento, de mi nido de amor.

Invierto en el presente,
apuesto a futuro, a poesía
y floraciones perennes,
a todos los secretos inconfesables
por amor,
a los pensamientos cárdenos de la vida.

Tengo en suma
un chal de pétalos tejidos
y destejidos de flores deshojadas,
alegres, coloridas,
al que accedo una y otra vez
por éste y otros poemas
inspirados por ti, mi amor.

Secretos inconfesables,
perdidos, desperdigados
en el manto de flores mágicas
de mi lecho de ilusiones
de amor por ti,
irradian el fulgor que seca
las fuentes de mi llanto.

En sus pétalos te recuerdo
y amorosa te exalto,
mientras en la tarde
te inclinas en tus largas manos
y te envuelven como tules
que en tu pecho se derraman.


Secretos inconfesables,
manantial de dicha
que suave se extiende
entre caminos y senderos
remontando los sueños
a las nubes altas
como río de la música,
llovizna de suaves pétalos,
que serenamente,
por dentro, nos abrazan.

Sabores y aromas del amor


Sabores y aromas del amor,
nuestro amor florece
entre la lila buganvilla,
la blanca,
 amarilla y roja
de la gracia que,
 pensativa,
 en el conjunto de pétalos,
lleva su aroma al viento
y la cala que tiene la forma
y el declive de una lágrima,
pronta a desprenderse
de unas grandes
pupilas invisible.

Nuestro gozo es intenso,
la luna empalidece
al contemplar la naturaleza
que nos ofrece,
en un estremecimiento contemplativo,
en una mullida alfombras de tréboles
y el manantial su espejo
donde nos mecemos suavemente.

Al morir el sol,
en el ocaso,
nuestros anhelos se desangran
en resplandores de sabores
y aromas del amor
entre alpinas rojas
y heliconias naranjas,
rojas y multifacéticas.

Néctares de amor,
sabores que inundan
nuestros poros
y llegan con deliciosa ternura
a nuestras almas anhelosas de amor
 entrelazándonos entre labios húmedos
de perfumes,
 entre carambolas suaves de sabor
y color diferente,
verdes y blancas.

Sabores del amor
que nos llevan a ser dos,
unidos por la acidez del maracuyá,
la dulzura de la melancia,
 lo agridulce del abacaxi
y la frescura de la Eugenia.
Sabores que inundan como ríos
nuestras venas
y nos llevan
 por senderos ondulantes,
transparentes,
a nuestro nido de amor.

Amantes de colores nuevos
y aromas de blancas bromelias,
rojas equisorias
que como una sola flor une sus pétalos
 en un gran resplandor rojizo
 y entre estos aromas
vivimos entre gozos y dichas,
 lejos del mundanal ruido
y ecos repetitivos
que nos permiten comunicarnos
hasta lo hondo del alma.

Silencios sin ecos,
entre perfumes envolventes
y sabores deleitantes
que  nos transportan
en tan sólo instantes
a sentirnos más unidos
en verdes hojas
del follaje del bosque,
moviéndose
 al compás del viento
que nos arrulla y acuna
en este paraíso único que vivimos.

El tierno mangostán
une nuestros labios
con gusto a manga y a cacao.
Sabores y aromas del amor
que como gotas minúsculas
invaden nuestro cuerpo
y nos hacen amarnos
con total intensidad.

Nuestra intimidad secretísima,
trémula de dicha
se rinde ante tanta belleza,
colorido,
hallazgo necesario
para que nuestros besos
vayan más lejos,
estrechados y plenos.

Lo dulce del gusto
y la vertiente de los olores
arriban a nuestra carne
transcorpórea del cuerpo
y ya quedan en nuestras almas
como campos florecidos
entre azahares
de frutos esperados.

Y el zumo vital
es el agua nuestra,
 que fría corre
desde nuestra boca
 por nuestra piel,
haciendo que el amor,
 renazca cada día
con nuevo y renovado
sabor y aroma.