Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 12 de enero de 2019

El desafío


En las alas de tu cielo

 

En las alas de tu cielo,
como una flor no lejos de la noche,
mi cuerpo mudo
se abre a la urgencia del rocío.

Me has hecho volver
a la memoria de mi cuerpo,
a comprender lo que dice mi voz,
a que flores amarillas
constelen por doquier
mi círculo de tierra azul
y que el agua tiemble
 llena de enredaderas marchitas.

En las alas de tu cielo,
vuelo hacia ti, buscándote
y toda mi alma siente su curso
como las estrellas que vivieron
 en valles floridos de la tierra
y besaron tus labios amados.

En las alas de tu cielo,
en la inmensidad,
aún bajo la luna triste y taciturna,
vago en pálida soledad
como vagabunda del cielo y de la tierra,
con la perenne inquietud de encontrarte
 y encerrarme en tus cálidos brazos.

En las alas de tu cielo,
no me dejes en el profundo vacío
donde languidece de sed
el alma mía,
esperando saciar
mis ansias dormidas.

Ahora, sintiéndote mío,
la noche se astilla de estrellas
y mi alma se inunda de música celestial.

Eres el sustento de mis alas
y yo para ti, las alas de tu vuelo,
sé que sin ti,
caería en un abismo hondo y sin retorno.

En las alas de tu cielo,
 la luz nos separa
y alargando nuestras manos
no se alcanza el cuerpo de la dicha,
sólo se palpan soledades nuevas,
ofertas de la luz.

Y la distancia en vuelo
es distancia, son leguas, años,
cielos, es la luz lejana.
Y vuelo hacia ti, pisando horas y horas
para que nuestro encuentro gane,
al fin del día, la orilla oscura
en que cesan las pruebas de estar sola.

En las alas de tu vuelo
 el querer se anida en la tiniebla
 y pienso que con decir un te quiero
 la felicidad contestaría
con amor y luz
en nuestras almas.

Tú eres las alas de mi fantasía,
has retornado a tu cielo
y apenas te has marchado,
 yo ya te espero.

Todos tus movimientos,
pasos, latidos, ansias, quietud
aunque arrastrar te quieran
 hacia una soledad celestial o terrestre,
no te saben llevar lo que estás queriendo,
te vas pero en pleno vuelo te acercas,
pronto, más tarde, luego.

Ahora tus alas
 te llevan a tu cielo
pero tu corazón late
en todas las vagas sombras, tenues
que en la alta noche
estrellan el azul del silencio,
todas suenan a ecos.

Mi alma te espera,
tú lo sabes y vienes solo hacia mí,
en ese largo rodeo de vuelos
que das para volver.

Lo que soy y lo que fuí


Soy un alma peregrina
iluminada por el amor,
entre arrullos y cantos,
entre claridades de luna
y brisas de jardín
con el corazón infinito
en el cáliz naciente.

Boca que busca
el nuevo verbo de besar.
Fui un mundo en sombras,
sin fuentes para beber
ni refugio de dulzura
en el vago adormecer.

Lo que soy y lo que fui,
ser transformado con el cuerpo
llevando el alma,
siempre vanamente
a pensar en ti
para que te vuelva a olvidar.

Hoy soy aire
que me llena de espacio
y equilibrio con calma
voy al cóncavo delirio
con mi mirada ininterrumpida
en el vasto universo.

Lo que soy y lo que fui,
cuerpo íntegro,
alma no más adolorida,
en el mañana iré a lugares lejanos
sin querer ni un resquicio de sombra,
apresando siempre
el resplandor supremo de un verso.

Fui en el ayer, ayer de ayeres,
los cantos del dolor entre sollozos roncos,
el amor me había abandonado
y mi corazón sufriente,
casi temblando
se hundía en el mar de llantos
entre gritos y clamores
en la cavidad negra de las olas
y en el abismo del viento
donde va lo que muere.

Lo vi descender
al pozo de las tormentas,
abrirse como un loto
en las aguas tranquilas,
bailando en las olas,
rebotando en las crestas.

Soy ahora en este Hoy
un alma inagotable
que mana de una fuente
refulgente: amor.
Amo la vida,
abro los brazos, me regocijo
y me yergo embelesada
ante el milagro del existir.

Antes, mi espíritu vagaba
por la extensión de la nada,
insensible a las señales del viento melodioso,
ahora río, canto, danzo
y los versos, las ideas, las palabras de amor,
revolotean a mi alrededor,
girando bailes sin traspiés,
volando en el viento
hasta las hojas amarillentas
que las esperaban con inquietud.

Mi mundo interior
ni se disuelve ni vacila,
se desatan por dentro
los miedos sin morir
y como el canto de un violonchelo
se evade y se extiende
en el aire amortiguado
y se derrama entre olas de caricias
y ternuras frescas.

Lo que soy y lo que fui,
antes no tenía el caudal del amor
que como río desbordante
inunda tierras y campos,
ahora tengo un corazón
pleno de esperanzas
y de deseos de paz y de felicidad,
yendo al claro manantial
donde la sed termina
y comienza mi mundo de azul dulzura
resplandeciendo en la transparencia
de un nuevo amanecer.

Perdida en el tiempo


Perdida en el tiempo,
 mi memoria se pierde en pasados ignotos,
 perdidos en el olvido,
en ayer de ayeres,
de siglos escondidos.

¡En este hoy mío, cuánto ayer se vive!
Me encuentro envuelta
en poblados de antiquísimos regresos
y ahora aquí, frente a ti,
 toda arrobada aprendo lo que soy,
soy un momento de tu larga mirada
que me acaricia, desde ayer,
 desde hoy, desde mañana,
 paralela del tiempo.

El tiempo no existe,
aunque exista la templanza
y la experiencia de nuestras vidas
pues cada resurgir de nuestro nacimiento
es la consagración de nuevos acontecimientos
que nos llevarán
a nuestra auténtica realidad y destino.

Perdida en el tiempo,
en una interminable búsqueda
de la verdad, de la esperanza,
necesito escuchar el resonar del agua
para que caigan en mi sueño del Hoy
las palabras de amor
sobre las hojas que las esperan,
dibujando en mis ojos
mi mirada enamorada.

Perdida en el tiempo,
que me transporta a fantasmas impacientes,
a la nada olvidada,
a dudas disipadas,
a realidades que aparecen
en la luz del amanecer
que nos muestra la verdad
y el color del ayer.

Parece perderse en sueños
durante el día para volver a caer el sol
recordándonos que el mundo podrá cambiar
 lo exterior a nosotros
 pero nuestra realidad
interior exacta y pura
 nos acompañará siempre.

El tiempo ya no es tiempo,
el tiempo es oro,
pasando las horas, los días,
 luchan los nombres con las cifras,
 lo exacto triunfa de lo incalculable,
las palabras vencidas se pierden en el infinito.

Perdida en el tiempo, te busco a ti,
 el amor inconfesado entre mañanas
 sin neblinas ni misterios astrales.
Por el aire revuelan
 gemebundas voces apocalípticas
y rozan nuestras frentes alas
 venidas de tiempos lejanos
como profecías de regresos de ilusiones perdidas.

¿Qué haces alma mía perdida en el tiempo?
¿Vives en el pulso lento del existir sin tregua?
¿O en las grietas de ayeres pasados,
que vencen al futuro cercano?
¿O presientes las celadas,
traiciones,
mentiras que te aguardan?
Perdida en el tiempo,
te busco donde tú habitas
 escondido en el corazón del mundo
y viajo lenta en el espacio
mirando el lugar donde tú descansas.

¡No me dejes, no me dejes
que me pierda en el tiempo de la nada!
Necesito vislumbrar desde lejos
 tu lámpara encendida
entre las tranquilas sombras
 para saber que existes
y estás presente
en este perdido tiempo
de mi existir verdadero,
el que tú sólo comprendes
y que me salva de olvidos y tristezas.