Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


viernes, 24 de marzo de 2017

Te encontrare algún día


La vida sin ti


La vida sin ti,
mi vida sin ti ya no es lo mismo,
te extraño tanto que mis entrañas crujen de dolor y de pena.
Eras el abrazo enternecido,
aventando arrepíos solapados,
en mi corazón estremecido por designios de mí,
sino infausto.
Eras mi amor cada día.
Aliciente a mi sinuosa vida,
mi socaire eras acrisolado en dulzura.

La vida sin ti,
no tiene más sentido,
tú eras la constante alegría,
acrecentando cada día mi incipiente ilusión.
Rutilabas en mi corazón con total ímpetu.
Ahora eres insondable suspiro
y sólo te vislumbró tu figura entre las nubes grises y lejanas.
No he podido hablar contigo,
en realidad no importa que tenga que callar mi boca,
pero mi alma quiere hablarte,
no te deja un momento en el olvido.

La vida sin ti,
no he podido ver tus ojos,
no caminar a la par de tus andares,
no he ido solitaria, a amargarme a nuestros lugares.
No he podido escuchar tu voz que siempre es preludio,
de un mar de amor incontenible.
No he podido hablar contigo,
estás envuelto en tu capullo volando por el cielo
y por ti mi alma rota y quebrada muere por el suelo.
no he podido hablar contigo,
dime que de ti solo recibiré tu olvido,
pero no guardes silencio.
Ese … ¡sí es castigo!
La vida sin ti no tiene sentido,
vivir sin ti es vivir sufriendo.
La vida sin ti,
y perdidas las nubes que yo quise sujetar en el cielo,
clavadoras con miradas más alto se fueron.
Y las alegrías del querer y las angustias del estar aun queriendo poco
y las ansias de querer,  quererte, más.
Todo por perdido,
todo en el haber sido antes,
el no ser nunca ya.

Mi vida sin ti,
es un mundo vacío,
sin tus miradas, tus besos, tus caricias
y vivo asustada con miedo desde que me dijiste te amo,
pero todo era falso ,apariencias, retrasos, cortezas inocentes
y estaba detrás , despacio, madurándose,
al compás de esta ansia que lo pedía en vano,
la gran delicia: el sí.
Amor vivir sin amor,
¡qué gran catástrofe!
Todo hacia atrás la vida se va quitando siglos,
frenética de encima,
desteje los minutos galopando su curso lento antes,
se desvive de ansia de borrarse la historia,
de no ser más del puro anhelo de empezarse otra vez.
La vida sin ti no es vida,
es vida que poco a poco se va apagando.

Alma cercenada


Carta cercenada,
yo que te quiero y he querido,
como nadie en el mundo puede querer,
ahora que vives en el infinito,
siento hundirse mi indeleble ser.
Te quise en el más alto riesgo,
juntos tu vida y la mía,
te tuve al de ayer,
te conocí,
entré por laberintos fáciles gracias a ti,
a tu mano que ya no la tengo más.

Alma cercenada,
cual estrella, para mi fulgía esperanza,
donde hacia penumbra,
ahora fidedignas,
me rinde pleitesía, en manojos de angustia,
que me nublan, cercenándome un brote de alegría.
Añoranzas  engendradas en remolinos,
Se alojan tenaces en mi alma,
desfilando lamentos entristecidos,
en halos de tú mirada aúrea.

Alma cerceada,
y grito al pronunciar tu nombre.
Rasgando con vigor las tinieblas,
Implorando una voz que me diga,
donde tú te encuentras.
Más… en vano son mis lamentos,
en vano mi sangrante duelo herido,
en vano mis insistentes desvelos,
por vislumbrar tu cuerpo querido.
Y halarte del inesperado adviento.
No consiento en mi mente tu ausencia,
ni recuerdos en tiempo consumido,
no permito a mi alma aunque duela,
anuencias para borrarte de mi camino.

Alma cercenada,
pero tú eres tu propio más allá,
como la luz y el mudo:
fatalmente te vas sin dejar de ser tú en la constate fidelidad,
de no cambiar, sólo irte sin más,
dejándome triste y adolorida en constante camino,
de búsqueda sin parar.
Camino floreado en filial amor,
abrevados en repiques de alegrías,
adobados de incertezas, de dolor,
cual flor es de su tallo unidos losados,
Íbamos en nuestro vero amor,
pese a todo, esto se terminó.

Alma cercenada,
ni el viento huracanado,
bramando enloquecido, ni en el relente,
abrevado, llevará tu estela al olvido,
el tiempo en ambos transcurrido ,
cómplices de amor y ternura,
van ahora e mi ser adheridos,
llorándote por siempre con amargura.
Recordándote en mi primavera,
sinfonía a mis sagaces penurias,
impoluto cofre a impías penas,
aurora a mi alicaída pena.

Alma cercenada,
y un día te fuiste, no me me fui contigo,
a amarnos, a vivir temblando de futuro,
todo se acabó.
¡ay!, ¡cuántas cosas perdidas que no debieron perderse nunca!
menudos granos de tiempo,
que un día se llevó el aire.
alfabetos de la espuma,
que un día se llevó el mar.
Ya todo está en el pasado
y en este Hoy estoy conmigo recordándote por siempre.

Me dijiste adiós


Me dijiste adiós,
Sin una lagrima en tus ojos, Ni tristeza en tu corazón,
Me sentí acongojada, lastimada,
Herida en lo más profundo de mi alma,
No pretendí nunca que me amaras por siempre,
Pero si cuando ya no te animara el sentimieto hacia mi,
Me lo dijeras sin causarme este profundo dolor.

Me dijiste adiós
Al cabo de un segundo después que me dijiste adiós,
Me estaba muriendo,
Seres inanimados robaron mi vida,
La incertidumbre golpeaba en mi pecho,
Al cabo de un segundo, la fuerza de mi amor hacia ti,
Me sacudió profundamente y logre el espacio del silencio.

Me dijiste adiós
¿Cómo podré iniciar el principio de mi vida sin ti a mi lado?
Entre las leyes de lo negro y blanco,
Entre el conocimiento que me abarca el próximo instante de la luz,
Del sí o no, en la circunstancia,
Si tu adiós escurre mi espíritu en un gélido invierno.

Me dijiste adiós
Si al paso encuentro las cadenas,
Desde mi cierta inocencia envuelta en sangre
Y telas de arena bajo la gris sabana
De mi lecho sin ti.

Me dijiste adiós
¿Cómo podré andar?
En esta noche de lastima,
Sacúdete bajo las sombras de mis manos,
Que me esculpen entre la humedad y el polvo.

Me dijiste adiós
Miro pasar la sombra,
Un reverso de luz donde nunca he sido nada,
Noches ¡Oh prodigio!
Tus manos dejan las mías sin prisa pensativas,
Aplacando alabanzas,
Sin arpa ni música,
Bajo esta ceremonia de dolor.

Me dijiste adiós
Miro mi vida,
Y me dejas escribiendo estos versos,
Donde no vuelvo a reír,
Donde la roca profundiza en mis raíces,
Silencio, culpa,
Mis ojos tristes y este amor que llora a tus pies.