Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 28 de diciembre de 2015

Alas caídas


Cálidos crepúsculos


Cálidos crepúsculos,
junto a tu lado, frente al mar,
el horizonte cuajado de mil colores polifacéticos
nos envuelve en su magia de espejismo,
de visiones
que nos transportan a nuestro mundo de dos,
hundiéndonos lentamente
en la inmensidad del cielo.

Cálidos crepúsculos,
admirable naturaleza,
siempre la misma y diferente,
 maravillosa de belleza,
renovada constantemente
que nos sumerge en oleadas de pasión
 frente al sol
anunciando su poniente
bajo la celeste amplitud.

Estos momentos imborrables
son fuente de inspiración de poemas de amor
y manantial de ritmos y cantos
para que los versos como tesoros escondidos
surjan en estas tardes de escarlata.

Cálidos crepúsculos,
denme a beber la poesía
en el raudal de meditaciones sin fin
 como salmos que desbordan cielos y tierras.

El himno al amor todo lo ennoblece,
 todo se agranda a sus clamores,
el firmamento resplandece,
la tierra se cuaja de flores.

Cálidos crepúsculos,
hay en su grandeza,
ternura que fulgura,
armonía que se potencia
en segundos apenas
y los versos vuelan con las aves,
con los rumores de los ríos.

Es la hora del amor,
retornan a los nidos, las leves golondrinas,
sus alas son dos mimos flotantes en el viento,
los bosques se adormecen
y velan las colinas,
es el momento del recogimiento
y del silencio profundo
surcado por suspiros apasionados.

Poco a poco,
 puéblense de sombras el ambiente
y levántanse del fondo de nuestras almas
los sagrados sones de nuestro amor
descendiendo por diáfanas escalas
 a nuestros cuerpos temblorosos de pasión.

Cálidos crepúsculos,
como música con ritmos sin fin,
son instantes que la ilusión guía,
la tarde apaga sus colores
y los astros encienden sus lumbreras,
nuestros corazones palpitan
y vibran al unísono
en un total arrobamiento de confidencias
y secretos íntimos.

Parece que flotamos
en una suave cadencia
entre el cielo y el mar,
nuestros pies no son pies,
son alas de aves,
bajo el fanal errante de la luna
que despacio asciende
con su áurea luz, espectral y hermosa,
dilatando el paisaje que nos protege,
nos cobija como un temblor de encaje.

Luna que comienza
 a alumbrar nuestro camino,
vago y blanquecino
hacia nuestro nido cálido
y embriagador de dichas supremas.

Cálidos crepúsculos,
 luces que el cielo envía
como poesía ardiente
en el atardecer nostálgico,
conduciéndonos entre bellezas de luces
al encuentro de nuestros cuerpos
que se buscan con ardor
y entrelazan entre hilos de ternura,
contemplando absortos
 la imagen del cielo
unida a la forma de la Tierra.

Susurros Del Alma


Susurros del alma,
están en mí,
como una lluvia de suavidades indefensas,
íntimas
que claman por sacarme
de mi rutina diaria y solitaria
para arrastrar mi sed de verme
en el silencio de tus miradas grises.

Susurros del alma,
calmos, cálidos, íntimos
 que como una brizna viva
me acercan a tu lejano letargo de cariño
para nacer en tus atardeceres
bajo el canto de tus besos
en la danza de tus brazos
en el ritmo de tu anhelo en flor.

Susurros del alma,
 encienden la leña
de tu cuerpo de mármol perfumado
para recibirme
entre las lenguas encendidas de tus manos,
pero son sólo sueños,
son pasados tibios
porque son futuros limpios.

Pienso en tus brazos de estatua,
esculpidos por la pasión fresca
de mis formas tuyas.
Susurros del alma,
murmullos sutiles, dedicados,
 que llegan de improviso,
 rumoreando frases de amor
 entre jacarandaes madurados en la distancia.

Los siento llegar como mariposas
al vuelo de fuego y de tormenta 
en mi alma juglaresca,
 en mi mente de fantoche apabullada
y me arrullan en mis horas muertas
 esperándolos donde busco
tu figura desdibujada y deslineada.

Susurros del alma,
los quiero junto a mí,
sintiendo las caricias
 no  como un viento indiferente,
sí con besos ardientes y apasionados,
jugueteando en mi carne muda de cariño.

Susurros del alma,
 los siento aflorar en todo mi ser,
esperándolos expectante en mi silencio
colmado de ti,
como un juego puro, sencillo.
A veces se me olvida
que vivo de milagro el amor fabuloso
que me inunda ingrávido sobre tu recuerdo
con corazón de magia
sintiendo la ilusión de que nada nos cuesta nada.

Que el hecho más simple,
el primero y el último del mundo
 fue querernos.
Susurros del alma,
viven en mí como luces extrañas
que buscan el amor,
ese, el anhelado, el verdadero,
el que busco torpemente
con una cálida fuerza extrañada.

Los espero tropezando con el cielo,
entre papeles que esperan
mi prosa de amor inspiradas por ti,
 mi amado amante.
Susurros del alma,
los abrazo tiernamente,
se acercan con gracia,
con un querer ansiado,
traen un sueño, un sueño único
que siento todo trémulo
por haberlos esperado siempre.

Susurros del alma,
entre tibias memorias, sin contornos,
entre lirios y verdes valles,
 tientan mi recuerdo y mi albedrío
haciendo nacer en mi suelo
hasta tu frente
una hiedra de amor enternecida.

No me olvides


No me olvides,
pedazo de mi alma,
sensación del alma mía,
mi ritmo de la noche,
hechizo de melancolía.

No me olvides,
sangre de mis venas,
constelación de milo estrellas,
manantial de nueva vida,
origen de la cadencia.

No me olvides,
eres mi aurora virgen,
 dueño de mis sensaciones
y en el silencio que nos llega
hasta el alma
sin saber de que ausencia de ruidos
está hecho.

¿son letras,
son sonidos,
son vuelos inspirados y cortos?
No me olvides,
milagro divino,
 príncipe del lejano mar,
 soy tu claridad en la inocencia,
relámpago de cristal.

Vivamos en el paraíso,
sones primeros,
vírgenes tanteos de labios
estrenando los goces
de los tiempos del alma.

No me olvides,
ternura de la tarde,
nostalgia de la luna,
 esperanza cantada,
ilusión nocturna.
No me olvides,
suspiro en madrugada,
encanto de la naturaleza,
obsesión del amanecer,
impresión de la belleza
reflejada en nosotros dos.

No me olvides,
delfín de los cielos,
 fulgor del arte innato,
eres el aire que respiro,
yo te amo tanto…

No me olvides,
te buscaré por lugares ignotos,
sin que lo percibas,
te llamaré en instantes nítidos,
claros,
 momentáneos
 y tú, mi amado,
 escucharás mis suspiros,
 mis frases de amor.

No me olvides,
pienso en ti,
 ésta y todas las noches,
pondré a vivir en cada rosa
y en cada lirio
que tus ojos miran
y en cada trino
cantaré tu nombre,
soñando que no me olvidaste.

¡Qué sosegadamente
se hacía la concordia
entre las piedras,
 los luceros,
el agua muda,
la arboleda trémula,
todo lo inanimado
y el alma mía
dedicándotela a ti!.

No me olvides,
entre las luces y las sombras,
a la luz de quererte
por la tierra y el cielo,
planos suaves de nubes,
 iré hacia ti
con mi cántico dulce
que en mi cantaba.

No me olvides,
pintaré de rosa el horizonte
y de azul los alelíes
y doraré de luna
 tus cabellos.

No me olvides,
así la vida
pasará feliz entre las flores,
los cantos
 y fulgores
de un amanecer único,
sin que enturbiar consiga
su transparencia ufana,
 el no tener mañana
como no tuvo ayer.

No me olvides,
de nuestras fugaces dichas
es el fugaz emblema
y cuando las hojas de la flor
esconden su perfume
se extiende como el canto
pero nuestro amor
es más fuerte
e inextinguible,
y con su encanto
da fulgor
 a la alborada recamada
de oro matinal.

¡ No me olvides,
óyeme en mi susurrar sonoro:
te amo cada instante más!