Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 29 de noviembre de 2015

La lluvia y el desamor


Plenitud sublime


Plenitud sublime,
integridad insuperable es vivir amando
como la única razón
y la verdadera expresión
de ser la misma Vida.

Amor tan sublime que nada expresa,
tan inmaculado que brilla por el infinito,
 así es el amor que por ti siento,
 teniendo en mi laúd cantares
y en el rosal de mi cariño, flores.

Plenitud sublime de vivir,
 amor que llena mi ser
con infinita alegría,
pon en mis versos el tesoro
de las alboradas de plata,
de los mediodías de oro
 y de las tardes de escarlata.

Dame a beber la poesía
en el raudal de inspiración
que es fragor de lucha
en el día y en la noche meditación.

Plenitud sublime, plétora excelsa
que como un himno todo lo ennoblece,
 todo se agranda a sus clamores,
el firmamento resplandece,
la tierra se colma de flores.

El amor, el verdadero,
nacido de mi alma sonora
con la armonía de flotantes alas,
desciende por diáfanas escalas
a bañarse en la fuente bullidora.

Plenitud sublime,
que hace que la inspiración
se colme de recuerdos excelsos
de los momentos en los que estuve
 entre tus brazos,
riendo entre vibrantes notas.

Siempre hay estrellas
que brillan en la noche de mi alma
cuando pienso en ti.
El deseo y el amor
en un instante de semblanza
nos conducen al espacio
con las alas de todas nuestras canciones
para llegar hasta altas nubes
plenas de radiantes ilusiones.

Plenitud sublime,
grandiosa en su clamor,
dilata el paisaje y un temblor
de encaje pone en el follaje.
Amor, luz que el cielo envía
como poesía de la noche fría,
luz toda dolor
por ser toda sueño de blanca belleza.

Plenitud sublime, inesperada,
 sorprendente, apasionada,
con instantes de gozo y de pasión,
nuestras almas se buscan
por nuestro diferir
como por un camino
donde no hay despedidas.

Y al final, el hallazgo, el contacto,
la unión pura brotando como río sin cauce
en un agua quieta
y sólo estaremos tú y yo,
uno y uno,
en un solo rostro, amor, que les sonríe.

Plenitud sublime,
en lenta y arrobada calma
 buscamos la unidad, labio con labio,
acunándonos unidos en una paz cierta y plena.

En mi sueño de poeta
me visto de estrellas para brillar para ti
y nos abrazamos unidos
 en carruaje de cristal
donde nos amamos con pasión
en nuestro Universo de amor
en el que el silencio nos une.

Enredadera de amor


Enredadera de amor,
 me envuelves en tu capullo
entre hojas verdes y flores perfumadas,
 me siento atrapada entre tus brazos
como una hiedra estremecida
asciende mi vida sobre tu cuerpo
y en mis manos tiemblan las estrellas.

Enredadera de amor,
tiene forma de besos, de brazos,
hacia mí,
nos vamos juntos temblando de futuro,
 a sentirla de prisa,
segundos, siglos, siempres.

Enredadera de amor,
gozo, delicia lenta de gozar,
de amar, de promesas vibrantes y tensas.
Suya me siento antes de su llegada,
siempre lo espero con mis ojos cerrados
ya que franqueará su paso
abriendo la enredadera que nos cubre,
 su esperada llegada a lo imposible.

Te espero entre verdes follajes
y campanillas azules
que como nido de amor cálido y tierno
nos cobijará y te siento venir
por tus sonidos tan tuyos,
viniendo de tu ausencia
con ese largo rodeo que das para venir.

Enredadera de amor,
abrázame con tus lazos,
déjame sentir tus hojas verdes
acariciadas por la brisa tenue
en todas las madrugadas de nuestras vidas.

Enredadera de amor,
no te enredes en el temor,
que tus tallos no se sequen
y sin flor no dejes
que lazos del dolor
quiebren tus raíces tiernas ahogándolas.

No permitas que tu vida se retuerza
y caiga al vacío,
no dejes que enredaderas del fracaso
agarren fuerte tu destino.
Deja que lazos de perdón
nazcan y broten en tu interior,
sólo así podrás treparte
como enredadera de amor.

¡Vamos enredadera de amor,
buscando siempre más alto!
¡Préndete con firmeza
para florecer en el cielo
ante sublime belleza!
No te rindas nunca
llévame contigo siempre
abrazada a mi amor,
quiero estar en tus ojos
como llama de crepúsculo
y que tus hojas caigan
en el agua de tu alma.

Apegada a tus brazos
como una enredadera,
las hojas secas de otoño
 giran en tu alma,
recogen tu voz lenta y en calma.

Hoguera de estupor
que en mi seno arde,
dulce jacinto azul
durmiendo sobre mi espíritu todo.

Enredadera de amor,
 eres mi existencia entera,
 mi eterna pasión,
eres mi libertad,
 mi quimera, mi confusión,
mi nota, mi guía, mi gran obsesión.

Descubrir tu voz de enredadera,
 anudarse a mis ojos
vueltos hacia la noche
y sentir el rastro de tu boca,
sombra que se detiene
en el misterio de mi cuerpo desnudo
entretejido de hojas verdes.

Mi corazón tiembla
como canto de nadie,
soy tuya hasta tus raíces,
soy sangre sin hambre,
dolor sin dolor.
Gajito de enredadera,
déjame estar entre tus ramas
 y llegar a la cúspide de tu amor
enredada entre tus brazos.

Tropiezos Del Corazón


Tropiezos del corazón,
 ¡cuántos pesares causan!,
 vacilo en mis sentimientos,
detenida en el grave concierto del otoño,
escuchando como los violines y las arpas
agitan un mar de hojas rojizas, amarillentas.

Tropiezos del corazón,
 por primera vez lloré
al haber arrebatado tu rostro
al deseo creciente de mi alma
por querer mirarme en tus ojos
y no encontrarte.

Después del letargo imprevisto
que arrastró en sus alas minutos y horas,
 ahora lejanas y frías,
conservo en mis labios tu nombre
esperando que nazca de tu rostro
el verde que refresque mis sentidos
y tú confundido y ausente
 ignorarás mi suplicio que clama por ti.

Tropiezos del corazón,
caí en un pozo sin fondo,
 te añoro y te extraño,
 no has venido a despertar
 mi alma sumergida
en sombras sin luces, ni rumbos.

Si pudiera gritar mil palabras
 serían testamento
 para repetir libres de mentiras y falsedades
el amor que por ti siento.
Ajusto sobre un arco mis deseos
y del puente que tiendo con mis flechas
 bajan lamentos de amor a nuestro suelo.

Tropiezo del corazón
que hacen tambalear
mis ilusiones y mi alma entera,
apagando las estrellas de mi cielo
convirtiendo mis sueños
en tropeles de fantasmas tétricos
que me envuelven
con mantos oscuros de la noche
 llevándome por ríos inagotables de tristeza
 formados por las lágrimas
que brotan de lo profundo de mis sentimientos.

Tropiezos del corazón,
 por los mares del silencio
siento que crece la luna desde adentro
y que como cisnes de humo
 flotan los recuerdos y los pensamientos
en las redes sutiles de mi sueños.

¡Tu presencia se diluye a lo largo de mi barca!
¡Tú no estás!
 ¡Entre las tranquilas sombras ya no te pienso!
En duras alamedas de cristales
 padece el corazón un miedo tibio
y pasa lentamente entre mis dedos
 la luz quemada de tus ojos negros.

Tropiezos del corazón,
el desliz de mi mente cuando duermo
me hace llegar al valle de tus sueños
y me mueve la distancia como alas
en las grietas de mi piel que vence el tiempo.
Y tu alma y mi alma se pierden
en la niebla lejana del recuerdo.

Tus caricias imaginadas
brotan lentas por el mapa de mi cuerpo.
¿Qué haces alma,
 tropezando en caídas sin regreso,
 que no ves las celadas que me aguardan?
Tú y yo somos agua pasada
que moja las veredas de mi vida.