Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 5 de mayo de 2015

Fantasmas de duda


Nadie


Nadie,
no fue nadie ni nada,
la Muerte me llevó
por vericuetos misteriosos
atravesando murallas,
 abismos, cuevas,
llevándose con ella mis amores,
 mis alegrías, mis risas,
 mis poemas, mis danzas.

¿Por qué hizo esto?
¿Cuál es la razón de este secuestro no tan furtivo?
Me llevó lejos de ti,
mi amante, mi amado.

Nadie,
voy en busca de la clave
o algún poema en alguna flor
para descifrar el tiempo que nos queda,
mírame sin los ojos
para fraguar en el confín del infinito
y sobreviviré en la memoria de un beso.

Esto sería posible,
 caer en el abismo sin fondo
a inaugurar la memoria vacía
frente al silencio eterno de la Muerte.

Nadie,
sólo nos queda reptar
en los polvos de los huesos de nadie
 y esperar en ese sitio la luz
que borre mi nombre y mi sombra
de la historia de todos.

Tendré que escribirlo todo para no olvidar,
o morir con una granada de palabras
y miles de preguntas como esquirlas.

Danzan en el viento
las hojas amarillas del otoño
presagiando la arritmia
del pulso de la Muerte.


Cargo mi equipaje de rosas marchitadas,
el herrumbre de la sombra
y un nombre como tantos.

Arde y cruje la madera,
esparciendo las cenizas
de este crematorio de esperanza.

El tiempo acalla voces,
el recuerdo horada surcos de dolor,
todo conspira la herencia de los muertos,
el frio del invierno,
el silencio de los pájaros.

Nadie,
sin ti soy nadie,
te necesito muy junto a mí
en la vida y en la muerte,
acá y más allá,
cerca y lejos.

En el paisaje celestial se posa la mirada
del ojo que no existe,
bajo el pie del caminante,
el hueco interminable del abismo.

La memoria juega el juego del olvido
sin nombre que me nombre,
se agrieta esta montaña de silencio
y hace cumbre la última palabra
¡Adiós!

En busca de…


En busca de…
en mi alma,
la idea de una noche
completa en tus brazos,
diluyéndome toda en caricias,
mientras tú me las das extasiado.

¡Qué infinito temblor de miradas,
requiebros y trémulos besos!
Nuestra piel tiembla
y la tormenta se vuelca
en nuestros cuerpos.

En busca de…
esos minutos en que parece
que el firmamento cruje,
se desquicia
y tú y yo somos uno,
unidos por un febril abrazo
que une tu vida con la mía.

En busca de…
encontrar ese camino
pleno de esperanzas,
en el que tú y yo
estamos juntos
logrando la felicidad máxima
de creer haber logrado
la meta que tú hiciste crecer
como hiedra de amor,
enroscándose en toda mi vida.

En busca de…
el amor que siempre he querido
y nunca he vivido,
que sea pasión y ternura,
que sea parte de mi vida.

En busca de…
tus manos para levantar vuelo
a horizontes infinitos
ajustando nuestro ritmo
en un latir acompasado
de nuestros corazones.

Al sentirte
se llena de ternura mi corazón vacío
y se abren mis alas
para abrigar tu frío,
se centra en mis pensamientos
la sola idea de hacerte libre.

En busca de…
el día de verte volar
con tus propias alas,
viniendo hacia mí, en mi búsqueda,
para estar muy juntos,
amándonos.

En busca de…
nuestro amor,
que como gota de agua
cae desde lo alto del cielo
y lentamente
se desliza sobre el cristal,
dibujando nuestros nombres entrelazados.

Nuestro amor
es como una larga mirada
 sin palabras.

Como una rosa sin espinas
impregnada de la suave
y cálida brisa del amanecer

En busca de…
de esta ilusión plena
de encontrarte Hoy
y dejarme estar
escondida entre tus brazos,
en un nido mágico
y secreto de amor.

Despedida en silencio


Despedida en silencio,
te digo adiós para siempre
quizás, queriéndote todavía.
Enséñale a mi boca a que
no te nombre más,
no dejes que mis manos acaricien tu pecho
ni que camines sobre el muro
que cerca mi silencio.

Despedida en silencio
tu piel se me enciende
en mi cuerpo deseoso de ti
pero no debo permitir
ni   tan solo  pensarlo.

Balanceo en tu frente,
una corona
es el aire que se escapa de mis dedos,
 no saben mis labios
la palabra que une tus oídos
a mis versos.

Despedida en silencio
te digo adiós
en este silencio mío,
con el dolor en el alma impregnado.

Me marcho de tu lado,
mi amor para ti es prohibido.
Fue un regalo en el desierto
que la vida, a su capricho,
me había ofrecido.

Te amo y te seguiré amando,
desde muy lejos.
Te amo aún con derroche de ternura
y te grabé en mi piel
con sólo una caricia tuya.

Estoy sentada en silencio
pensándote a gritos.
¡Cuánto dolor, dudas, tristezas y amarguras,
produce el adiós a la persona
que más amamos!.

¡Qué difícil entender y aceptar una separación!
¡Qué difícil entender que se fue
sin un merecido adiós!
Cuando entregamos la vida entera
pensando que ahí, estará siempre,
llenando nuestro corazón de amor.

Despedida en silencio,
silencio entre los dos,
sin adioses, sin palabras,
nos separamos en una dura realidad.
¡Qué difícil recuperar
el honor que una vez perdí
anhelando tenerte en mis brazos!
Ya el muro se alzó entre los dos,
infranqueable,
nunca más nos miraremos,
nunca más seré tuya.