Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 14 de enero de 2013

Artilugios del amor


La noche se acerca


La noche se acerca, las penumbras me envuelven cual manto de entrelazados hilos de terciopelo azul y pienso en ti.
Las nubes grises y altas giran en círculos dibujando en este atardecer tardío, cerca del horizonte trazos de colores que se van diluyendo en la nada.
La niebla torva del silencio ahoga tu luz ausente y como la sal traída por el viento desde el mar te pegas a mi piel y te vas despacio, levemente,
La noche se acerca y aquí estoy con la desgarradora soledad de tu recuerdo, te siento, estás en mí como una sombra de fuego y tormenta.
A través de la húmeda niebla que es un velo todo impregnado en llanto, te vislumbro y deseo estar en tus brazos y la felicidad me inunda.
La noche se acerca y te necesito cerca, me llegan notas aterciopeladas que recuerdan un concierto de amor.
La noche se acerca y te siento lejos, en el dolor de la distancia, del antes y del ahora.
La noche se acerca y tú no estás conmigo, en una lejanía cercana el agua modela tus formas de hombre esculpido en el andar, en el sufrir de las distancias, en el querer de los recuerdos.
La noche se acerca y tu ausencia tenaz me duele, es mi dolor secreto, mío sólo.
Ya no se definir en la distancia si estás presente y me hieres con tu ausencia o si es tu ausencia tan fuerte y desgarradora que vives presente en mi mundo interior desorientado y triste.
La noche se acerca, con ese toque de misterio que da el amor, no te alejes más, mis quejas solitarias me colman el corazón que con alas de ciudad y voz de horizonte se alza entre rumores de caricias no dadas y besos olvidaos.
¡No te alejes más! ¡Ven con la noche y tómame en tus brazos es la hora de soñar con lo que fue, es la hora de soñar con lo que será!

Bien lejos


Bien lejos, desde la distancia imprevisible, te invoco, a ti, señor de mis amores y entre sílabas deslumbrantes quizás te diga: ¡Ven a mí! ¡Acércate!.
Bien lejos, por el aire, sin volar, sin tocar tierra, mi vida está suspendida sin tiempos puros, equidistante de los dos crepúsculos, solamente por buscarte a ti.
Tiempos de gozos ya idos, horas limpias, esperando nuevos alfabetos que se hacen y deshacen en rapidísimas palabras como versos tendidos en el cielo.
Bien lejos, los caminos pueden recorrerse, sin dar más que un paso, un paso que se convierte en el deseo, en la necesidad de estar con el ser amado.
Amor lejano, lejos como una estrella, tú mi amado te encuentras de mí.
Y aunque no pueda verte por la distancia mi amor se expande por toda la tierra y toda ansia se calma tan sólo en escribir versos para ti.
Bien lejos, distingo los destellos de tus besos apasionados, son relumbres, claridades, alejándose, acercándose y en delirantes titubeos los siento cerca, cerca de mí, a la sangre de mis venas que van en busca de su centro, mi corazón enamorado.
Bien lejos, vienes y vas y tu canto vive dentro de mí, alma arriba, alma abajo, cantando y recantando.
En la lejanía, cuando se va tu sol cantas estrellas, se va estrellando el alma, con los ojos cerrados, de luceros, en tu cantar nocturno, me brisas y él me entrega desde la distancia al mismo río de tu eterno cántico.
Vienes y vas desde bien lejos, desde el humo a la nada, a través de los poemas.
¡Cuántas más luces hay, más dudas tiemblan y vibran de pena mi alma toda!
Delicadas, ardientes, nuestras almas se buscan por nuestro diferir, como por un camino donde no hay despedidas.
Y al final, el hallazgo, el contacto del uno con el otro, la nueva separación vencida, la unión pura, brotando de la lejanía.
Y mirándonos en el triunfo como de un agua quieta, tú y yo, otra vez sólo veremos un rostro.
La noche no es más solitaria, ni serenamente triste, sin manto de tinieblas, nos encontramos desde lejos, bien lejos, para encender la pasión que no estaba dormida.

Para tí no escribiré


Para tí no escribiré, mis versos no serán más para tí, algún día escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche, un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias.
Quédate en un rincón de mis recuerdos y algún día te escribiré un poema sin pájaros, sin fuentes, un poema que eluda el mar y que no mire a las estrellas.
Algún día te escribiré para tí un poema que se limite a pasar mis dedos por tu piel y que convierta en palabras de amor verdadero, tu mirada.
Sabrás que ya no te amo y sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiré cuando ya por completo te hayas ido de mi vida, un poema que huela a tí en un canto que fue mi dicha.
Atolondrada y confusa, demasiada llena de ruidos, sin centro ni reposo, desconectada del otro lado de la piel, atormentada por el interminable crujido de este corazón, tierra cuarteada, ceniza gris en mi pecho, así pasan estas noches de calor y duermevela, estas noches en que no estoy contigo.
Para tí no escribiré más y haciendo un hueco en la inminente llegada de la luz, soy voz al fin, hermosa y afinada, pura y descansada pudiendo confundir mi mirada con mil estrellas fugaces, tocando una eterna melodía inolvidable, salvándome del olvido.
Para tí no escribiré, en el silencio de la quietud de mi vida, mi mente navega como un náufrago sin sentido recorriendo cada rincón de tu vida y sin darme cuenta me pierdo.
Mis labios no van a pronunciar palabras de amor hacia tí, de mis manos no brotaran más caricias leves, volátiles ni tiernas.
Para tí no escribiré más, no más poemas de amor que iban hacia tí, no quiero escuchar mas tu voz que le daba sentido a mi vida, que era la música de mi alma, tu voz, sonido del agua, conjuro, encantamiento, ¡ya no más!.
Déjame vivir conmigo misma escribir mis versos sin pensar en tí, déjame al fin sola sin tu amor frío y silencioso que como húmedo río subterráneo recalaba en los tejidos de mi ser.
¡Márchate de mi vida, bramando en torbellino ciego, llévate tu tempestad volteando tu raudo mundo, déjame que mis palabras de amor no sean más para tí!

Silencio del alma


Dos títeres


Dos títeres, somos dos seres que sin rostro y sin piel nos amamos con total intensidad, manejados no sé por quién.
¿Quién rige nuestras vidas? Vaga historia, formas turbias, sucesión de ademanes con cadencias.
Y en nuestros escenarios de vida, surgen de pronto, veloces animaciones, falsos besos a través de nuestra aparente piel y sufrimos condenados sin remedio a pasiones y a ilusiones vanas.
Nuestros cuerpos se acercan, se tocan, se llaman pero en un instante, sin darnos cuenta se paran tan sólo frente a frente entre enredos de hilos multicolores y volvemos a la soledad, toda desnuda sin ver en nuestro interior la tela blanca de nuestras vestiduras, inmaculada, ajenas a las maldades que en ella pretenden, unos extraños, cometer.
Dos títeres, que entre hilos de voz, que se oyen en la noche, nos acercan y nos alejan, ¿Quién, de dónde, por qué? y entre luces inciertas nos amamos.
Juntos, muy juntos, de improviso, desapareces en un telón oscuro y misterioso, ¿Adónde estás? ¿Por qué te alejas? Y yo sola quedo desmadejada y quieta en el suelo polvoriento del teatrillo.
Por mis mejillas resbalan lágrimas de color y esos lagrimones tristes, dejan manchas en mi vestido de estopa y algodón como pétalos encarnados de mil colores diferentes.
Y mi voz que sólo tú escuchas, te dice temblando y con frío “soy el dolor que por donde andas, ando. No clames más, tu corazón es mío.
Títeres, fantoches, polichinelas nos llaman, brindamos risas por doquier pero en nuestro interior con voces prestadas, chillonas, agudas, falsas, sufrimos por amor, habitamos un cuerpo que no es nuestro y no pueden sujetar con trenzas o lazos nuestros corazones que están unidos por un eterno tiempo.
¿Quién nos hizo? ¿Por qué? Vivimos en un hoy que no es nuestro y con redoblada fuerza sacudo el silencioso corazón de quien nos une y desune a la vez y sólo hay una puerta que ni a mis golpes responde, es inútil cambiar, es inútil gritar, sólo nos queda amarnos en esos instantes en que por milagro, estamos juntos, muy juntos.
El tiempo es un río que huye y en algún momento en un arcón de madera nos dejarán juntos y todo quedará atrás en las sombras de un remoto ayer y así podremos amarnos, reír, vivir nuestro existir, mirándonos a través de nuestros ojos de cristal policromados y siempre abiertos.
La eternidad será nuestra casa que al fin hemos de habitar y no habrá hilos ni lazos que nos puedan separar.
Dos títeres que se aman y que ya no temen a la muerte ni a la vida, sólo les queda soñar y así todo pasa, sin que la transparencia del mañana se enturbie jamás.

Conjuro de amor


Conjuro de amor, me gustaría encontrar la palabra justa o poder escribir la frase mágica que me devolviera con solo pronunciarla todo lo que la vida me arrebató.
Pero no la encuentro por más que la busco, quizás no existe… tal vez no sé buscarla…
Conjuro de amor que me haga eludir la intriga, la conspiración para evitar las heridas del amor no correspondido.
¡Cómo impedir que la realidad oscurezca mis sueños más preciados! Estoy aquí, ahora, sintiéndome traicionada en lo más puro de mi corazón, tan imperceptiblemente cerca de la búsqueda del porqué.
Conjuro de amor, hazme dejar de sentir este aturdimiento del alma y que mi mirada vacía encuentre el reflejo de la luz que falta en mis pupilas.
Aléjame de la confabulación, de la intriga, déjame ir hacia lo verdadero, lo puro, encontrar donde nadie más busca los sueños e ilusiones que a mi vida colmen de amor.
Necesito encontrar ese alguien que sueñe con mis sueños, ría con mis risas y acompañe mi llanto, que pueda sentirme totalmente cerca de quien simplemente piense en mí.
Conjuro de amor, haz que susurre mi amado en mis oídos sus secretos del corazón y que con sus fuertes latidos me llene el alma de emoción y me haga sentir deseos de amar.
Quiero que nuestro encuentro sea un dulce conjuro y que tú seas mi enredadera y yo todo tu muro.
Conjuro de amor, protégeme de la soledad, hazme crear un refugio en mí misma y que las palabras de amor que fluyen en mi interior sean una lámpara encendida que irradie calor a mi corazón y entonces se vuelquen en páginas en blanco con el sentido de llegar a ti, mi único amante.
No quiero vivir más veloces fechorías, pasiones aparentes, falsos besos, heridas de amor acumuladas, quiero amar y ser amada, cruzando concéntricas tinieblas y entre luces dar por fin con aquel, el único, el verdadero.
Conjuro de amor, haz que un poco de aire, vestido de color, me envuelva y me lleve lejos de las sombras a la luz clara y diáfana donde él, el elegido me refleje en el azogue de su edén.

Flamear de imágenes


Sin alas, silenciosa por los aires, te busco recorriendo distancias, emocionada con versos que se dan a la vida como un milagro.
Flamear de imágenes, mi ritmo cadencioso, revolotea entre caricias y suspiros en nuestros encuentros entre rosas, albores, celajes, donde el tiempo se pierde en un ir y venir infinito.
Flamear de imágenes, como flechas perfumadas lancé mis palabras en un poema de amor que viajó hasta tu alma, dulce estrella de la pasión, ojos de luna, corazón suave y tierno de mi esperanzada espera.
De ti conozco tan solo tu alma venida desde lejos, alma que con pálido encanto es fuente sonora, esencia del canto ¡es un reír de aurora!
Un gran flamear de cuerpos en proyecto, abruma las imágenes que en el agua transparente y celeste nos entreteje en tules y juntos nos acercan y nos llevan a mundos milagrosos.
Flamear de imágenes, con notas breves y trémulas, las frases se entrecruzan, otras se mojan las alas en la transparente esfera de la gota de rocío en la que tú y yo absortos contemplamos la imagen del cielo unida a la forma de la vida.
Y escuchando atentos, muy juntos oiremos la melodía de los versos incesantes que no se agitarán como las dichas ni los besos.
Flamear de imágenes, en noches de misterio encendamos la lámpara del amor y compilaré mis versos en lugares remotos con la complicidad de la noche en el abrazo de la luna.
Fluye amante porque eres amado, muestra en tu hacer que eres un afluente de una corriente embravecida.
Flamear de imágenes, mis manos rozan tu suave piel y mis labios se acercan y te buscan.