Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 26 de mayo de 2019

El amor en la oscuridad


Palabras con sonrisas


Palabras con sonrisas,
tenues,
leves,
que acarician con suavidad
el alma.

Son las que te llegan a veces de improviso,
con unas ansias intensas
de regocijarme en el vacío,
de rodearme,
de hacer cosquillas suaves
a mi interior.

Palabras con sonrisas,
cimbreantes,
cautivadoras que me haces llegar
para que sienta tu amor noble
y así la desdicha,
el dolor,
la pena se alejan a la nada
del poniente.

Tus palabras con sonrisas
me provocan el deseo de decirte algo
y no sé por donde empezar,
puedo hacerlo desde el principio
o tal vez desde el final
ya que a través de esta frase
su significado sigue siendo igual,
te amo más cada día.

¡Ay! Ansias…
de saber que lo inesperado y misterioso
nos envuelve cuando nos amamos.

Tus palabras con sonrisas
abren para mi
todas las puertas de la vida
y dejas en el aire
aromas de alegrías.

Son peregrinas de otras dimensiones
que recalan como lluvia,
como rocío,
sobre lo destruido,
lo repetido,
promoviendo mil ansias de querer
en el silencio cómplice
de nuestro abrazo mágico
con el corazón ahogado,
hundido por un paraíso
de cascadas de sonrisas.

Palabras con sonrisas,
el eco me las trae
y así con ellas te siento
cada día rozándome invisible,
sutilmente impalpable,
llevándome hacia ti
a esa dulcemente imposible
lejanía luminosa.

Mi espíritu solitario te sueña
y mi alma te busca con total emoción.
¡Lejanía distante,
trae sus palabras con sonrisas!
¿Dónde estás?...
¿Dónde estás?
Ven a iluminar mi espíritu todo.

¡Ay!...
Suspiro con anhelos
en esta espero con certezas
de que tus palabras con sonrisas
despertarán en mi alma
sortilegios de renovación
que nos unirán en una llama viva
de verdadero Amor.

Palabras con sonrisas
que se van desgranando sobre mi piel
como pétalos de rosas,
acariciando con suavidad mi alma,
en una espera del tiempo
donde duerme el amor.

Y clamo con la esperanza que vienes
porque el murmullo de tu voz
se acerca y pienso en tu sonrisa,
tu sonrisa está conmigo
y está clavada en mis ojos
de perlas temblorosas.

No quiero el silencio que me traes,
necesito que en oleadas de viento
y humo florezcan en campos de amor
tus palabras con sonrisas.

Déjame a solas

 

Déjame a solas,
no quiero más
tu amor frío y silencioso,
es húmedo río subterráneo
en los tejidos de mi ser.

Déjame a solas,
que no paralices mis sentidos,
no deseo recordarte
ni un instante más.

Déjame a solas,
¡márchate ya!
bramando en torbellino ciego,
llévate tu tempestad,
volteando tu raudo mundo,
déjame curar éste dolor profundo
que inunda mi alma de lágrimas
como cataratas que la dejan vacía
y sin esperanzas.

Déjame a solas,
nunca más quiero sentir
que sabías a silencio y a sueños
y a tactos de deseos,
sabías a mi mundo,
a todo lo que anhelaba,
sabías a amor,
a mi amor.

Quiero reír sin tristezas,
llorar con sonrisas,
¡vete ya de mi vida!
¡déjame a solas
con mi nostalgia de tus besos
y poder escuchar tu melodía
aún cuando estés lejos,
aún cuando ya no estés!

No necesito tus ojos para ver
ni tus labios para sentir,
ni tu alma para vivir,
ni tu existencia en mi vida
para sonreír
ni te necesito
para saber amar.

Déjame a solas,
no quiero lágrimas
con emociones llenas de ti
y de mi llenando surcos de pasión,
aclarando tristezas,
llenando melancolías,
lágrimas que eran
tan sólo para quererte
y guardadas con sentimiento.

Déjame a solas,
soñándote en cada anochecer,
sin colores,
sin esperanzas,
sin anhelos,
sin nada que me recuerde a ti,
ni tus suaves palabras en mis sueños
que ilusionaron mares,
que significaron tu presencia,
secretos ya idos de amores a voces.

El tiempo de amarnos
entre tú y yo ya no existe,
déjame a solas soñar con el amor,
caricias y besos
verdaderos y plenos.

Alma sombría,
no llegues más a mí,
no mereces castigo ni reproches,
no te veré en el pliego
más negro de la noche,
ahora sin ti
brillarán más las lejanas estrellas.

Eres ya luz
entre sombras que no me alcanza,
eres flores entre ruinas sin color ni aroma,
eres falso clamor entre dulces caricias
nunca más encontradas.

Déjame a solas,
olvidarte casi en el borde del fracaso,
en el final que asombra.

Ahora,
sola al fin,
una luz que el sol
no sabe ilumina mi alma
con sus rayos de amor,
límpido y brillante.
Vivo en una claridad,
en una transparencia de paz
en el gran milagro de un cenital
esplendor por no estar más a tu lado.

Te quiero junto a mí


Te quiero junto a mí,
recorriendo
el largo y serpenteante
camino de la vida.

Aunque el cantar de los grillos,
el murmullo suave del viento
y destellantes astros del cielo
me acompañen en estos momentos,
te quiero junto a mí.

Te quiero junto a mí,
alegre y apasionada
nunca podré ser
si tus besos en mis labios
no puedo poseer.

Te quiso y no puedo dejar de quererte,
no puedo olvidar tus besos ardientes.

Te quiero junto a mí,
los crepúsculos danzan en el cielo,
busco tu voz en todas partes
y no la encuentro,
pido ayuda al viento,
lanzo un grito al cielo
¡te quiero!...
¡mi amor,
te anhelo!

Te quiero junto a mí,
te necesito,
quiero que sepas
que eres todo para mí,
si estamos juntos,
aceleradamente la noche
moviliza brisas tiernas,
se cubren las enredaderas de jazmines
con vergeles súbitos y se dibujan,
diestramente,
arabescos celestes
con luceros en nuestro cielo.

Te quiero junto a mí,
lo fácil en el alma
es lo que tiembla al sentirla venir
y estar muy unidos,
tú y yo
sintiendo el temblor
de la dicha anhelante
de verse conquistada.

Quédate junto a mí,
ninguna distancia podrá borrarte,
no hay imposibles para los dos,
toma mi mano,
no te voy a soltar
porque sería como romper una promesa,
lazos invisibles que nos unen
desde el más allá.

¡Qué sencillo el gran milagro
de estar juntos,
muy juntos,
tú y yo!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.

Te quiero junto a mí,
gran escenario,
horizontal silencio
que va a llenarse todo,
porque unos labios
se abren suavemente
y nuestras voces desnudas
se dicen a sí mismas,
inolvidables.

Te quiero junto a mí
y así surgirán de la nada,
del espacio vacío las letras
de nuestro cántico,
autores lentos
somos de alegrías de la vida
que el suave viento alza
y las entrega al mundo
que las espera
en las altas madrugadas del día.

Te quiero junto a mí,
consumación feliz de tanta ruta,
último paso,
amantes,
pies en el aire que lleva amor
a donde amor espera.

¡Somos imágenes
que inclina su hermosura
sobre espejos que nunca las reflejan!
Me dices que mis ojos brillan
como la luna
y que mi belleza es como el mar,
eres la mujer que quiero amar,
por esto te quiero junto a mí.