Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 13 de enero de 2020

Los días del fénix


Te estoy queriendo


Te estoy queriendo,
casi sin saber cómo
ni por qué.

Mi tierra estaba yerma,
resquebrajada,
seca,
sin vida,
muerta,
esperando torrentes de gotas simientes
y apareciste tú,
en silencio adormecedor,
con un atisbo de amor.

Te estoy queriendo,
antes era yo una mitad,
una sola, vacía,
restellante de luces,
con tan sólo medio abrazo apenas
y apenas medio beso
y sólo tú
eres quien puede completarme.

Te estoy queriendo,
tu risa como diablillo
que en mis venas pirueteas,
hace latir mi corazón a prisa
y en mi mente fluye y refluye tu voz
cantarina y risueña.

Te estoy queriendo
y soy feliz,
la alegría en mí
parece ser un remolino de sol
corriendo por los campos.

Y te aguardo,
sin magia y sin milagro
ya que un dorado vórtice
inundará el cauce de mis noches
que ya no serán solitarias.

Te estoy queriendo,
despacito,
sin apuros ni desgastes
sólo mi amor se va asomando en tu horizonte
ya no tan lejano.

Cuando el cielo se afina
al conjuro de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa
abandona su puesto de guardia,
me gusta perderme en mis pensamientos
teniéndote a mi lado
como un reportero del alba.

Te estoy queriendo,
naciste al son de mis deseos
viola de amor,
entre cánticos y risas
modelados en nácar verde.

En los duros biseles del silencio,
inmóvil y solitaria te esperaba a ti,
mi señor de la risa.

Crecías hacia adentro de mis dedos
cuando tocabas desde lejos mi piel
y al rose y al llamado de tu voz
se alza mi sangre con poemas.

Te estoy queriendo,
te imagino apoyado en la mañana
circuida de luz en primavera
ascendiendo la vida de tus hombros
y en tus manos
temblando una estrella.

Tu risa, ¡oh, tu risa!
Es eco de alegría desdibujada
desde la distancia.

Tu voz ¡ah, tu voz!
Suave,
tierna,
con inflexiones espléndidas de sabiduría.
Tú, el único.

Te estoy queriendo,
imagino el pálido rocío de tus ojos
y mi corazón impulsa por mis sentidos
sangre nueva,
¡loor a la risa y al amor!

Vientos de amores nuevos


Vientos de amores nuevos
que se deslizan por mi piel,
dándome caricias dulces,
tiernas,  aterciopeladas.

para mi blando corazón
que necesita mimos, besos,
y signos de amor.
Vientos de amores nuevos,
me buscan y me persiguen,
se mueven como alas batientes
por todo mi cuerpo estremecido,
llenando toda mi alma enternecida
que sólo siente el amor nuevo
que hace tañir con campanillas de cristal
mi cuerpo entero.

Ayer acaricié  los vientos
de amores nuevos, uno por uno,
buscando el verdadero, el único,
el que me hiciera estremecer de amor.

¿Es aquél? ¿O aquél otro?
¿O éste que se acerca suavemente?
¿O el que en silencio de amante, roza mi piel?
Mis vientos de amores nuevos
hacen remolinos con mis dos brazos
que giran como aspas perdidas,
desbrozando malezas
o blandiendo una causa.

Vientos de amores como mariposas
que vuelan en el aire de la mañana
besando las flores
y llevando a caminos desconocidos
el polen dorado
que es filtro de esperanza.

Vientos de amores nuevos,
que como remolinos, confluyen
en todos mis raudales.
Miles de ojos que no se alquilan,
desde mi cabeza, miran hacia abajo
lanzando grandes lagrimones
que purifican mi cuerpo
para esperar el amor nuevo.

Vientos que velan mi vida
y frente a ellos, aprendo lo que soy:
un momento de esa larga mirada
que te ojea desde hoy,
desde ayer, desde mañana
Vientos paralelos en el tiempo,
me protegen, me cuidan
siento sus caricias.

Vientos de amores nuevos,
que entre giros
enlazan hilos de encaje.
¡Son una clase!
¡Son mi rumbo!

Me conducen entre peregrinaciones
a amores nuevos, tiernos, verdaderos,
arriban a mi cuerpo traslúcido
ya que llegan hasta el alma
y se quedan a mi alrededor
para que el hallazgo sea al final,
trémulo de dicha
para que encuentre al otro lado,
su cuerpo,
el del amor,
último y cierto.

Ese, que inútilmente
esperarán las tumbas.

No sé quién eres


No sé quién eres,
ser anónimo,
desconocido,
que quiere entrar
por resquicios de mi entreabierta vida
para escudriñar mi alma
que como alba nube
se eleva hacia el infinito.

En los duros biseles del silencio,
inmóvil como águila señera
no permitiré que hurgues mis deseos
ni roces el llamado de mi voz.

No sé quién eres,
te desconozco,
tu voz es extraña para mí,
te desconozco en mis miradas,
desnuda o disfrazada.

Eres el desconocido
por estas tierras de mi hoy
y de mi mañana.
No quiero tener cerca
el aire que te cerca la garganta
ni despertar en tus pupilas
por no apoyar mis ojos en el aire.

Tus llamadas son nada para mí,
tú no estás en el verde levantado del árbol
donde pierdo mi albedrío
y en el viento caliente del estío,
ni en la orilla del mar enamorado.

No sé quién eres,
tú estás contra un muro hablando
y mis sentidos crecen a tu espalda,
flamígero cipreses en hilera
y por los aires un círculo amarillo
huye demudando mi casta y pura alma.

Quieres hurgar la raíz de mis sentidos vedando
con tu figura con un cerco de jóvenes olmos
mis poemas de amor
que se esconden de ti,
el desconocido.

No sé quién eres,
muda su verdura el monte nuevo
con un temblor tocado de rocío
y tú el anónimo como un árbol
doncel quieres irrumpir en mi vida
con un viento por vientos perseguidos.

Crece en mí una hiedra pálida
de dudas ahogando
en desazón al pensamiento
y buscas de tener las horas de la espera
en la ramazón elástica del viento.

No sé quién eres,
sólo sé que estás rezagando mi camino
como cruz que aprieta
las nubes contra el cielo.

Es inútil que me busques
me persigas con tu voz,
tú pisas otro suelo
y lo ignoro cuál es tu anhelo,
yo soy vagabunda del cielo,
tú un vagabundo de la tierra.

No sé quién eres,
no me busques, no me podrás hallar,
la luna es una nota errante
que se extravió de su cantar
y con su luz agonizante me esconde
y entre secretos me cobija
para que tú no me encuentres jamás.

No sé quién eres
y prefiero no saberlo.