Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 10 de mayo de 2015

Sufrimiento de amor


Danza circular


Danza circular,
 bailo la vida,
siendo lo que soy,
una y otra vez,
me renuevo
con las estaciones del Universo
y mi cuerpo es el cuerpo
 de todo lo que es.

Yo soy la que soy,
una con el gran Sol,
soy esa esencia que nunca morirá…
a pesar de desangrarme por el camino,
viajando los senderos
que eligió mi corazón.

Danza circular,
rítmica, audaz a veces,
sensual otra, lenta o vibrante,
pero siempre plena
aún bailando conmigo misma
 pero dedicada a ti, mi amor.

Danza circular,
la bailo de madrugada
con la espiral de la luz…
bailo hasta que el fuego sagrado
 de la noche se enciende,
me libero y me desapego de todo,
apego con la música del cielo…

¡Ven, acércate, baila conmigo
la hermosa danza de la vida!
Danza circular,
apasiona el aire y vuelve
 leve la sed del amor,
nacen los versos
entre caligrafías de perlas
 en un mar de pasión
irradiando encantamientos
y concediendo dones
como la dulzura de la miel,
 la caricia del musgo,
el fuego del mar.

Danza circular,
entre arabescos de luz,
entre nervaduras del cielo
y abrazos de agua.
Danza circular,
arremolina sentimientos
y me deja en un espacio único,
mágico, irreal,
 imantando el alma
con geometrías vegetales
y tules de plata
enredados en mi piel.

Danza circular,
es contigo que estoy, amor,
disolviendo la fragua
de la pena que quema,
 movimientos con resplandores,
sin los siete velos,
sí con estrellas migratorias
en arterias doradas,
palpitando árboles
 y cuerpos enramados
en remolinos y ascensiones.

Danza circular,
la música nos envuelve
 entre capullos
concediéndonos el don de amar
y se mueven resplandores
como vuelos de arcángeles sin espadas.
Mis pasos son pasos de una danza,
 bailo poesías
entre colores y movimientos,
 fogosos e intensos,
creando espumas, nubecillas,
jardines celestes, corolas blancas.

Danza circular,
que comienza antes de que llegue el día,
labradora, la aurora se levanta
 entre estrellas rezagadas
que con sus luces
recorren los cielos
 por el mar que aún va a sembrarlas.

Estalla la danza
entre mil sones redondos
 de eterna magia y esplendores,
estallan en los espacios claros,
cubriendo de mitos
que la luz guarda.

Danza circular,
eterna y sentida,
 todo baila,
brazos, manos, pies y dedos
y hasta los ojos y labios
tiemblan en rítmicos parpadeos
y balbuceos de amor
y cubren su verdad guardada
en lo profundo de su seno
con latidos gozosos
 y palpitantes albores.

Secretos inconfesables


Secretos inconfesables,
perdidos entre mil pétalos
blancos, amarillos y rojos
que colman mi campo
como manto entretejido
de “te quiero y no te quiero”.

Son conciertos
de notas aterciopeladas
moviendo a ratos el sauzal
y después tornándose
a la quietud hecha de amores perdidos
y hallados sin saberlo
entre cantos y sentires.

¡Oh, vientos del jardín de los recuerdos!,
desde el fondo soplad,
trayéndome los secretos inconfesables
que los quiero recordar.

Entre albas transparentes
vestidas de ilusión,
cuyos llantos sin causa
derramaron sobre las flores,
mi inocencia pasó.

Secretos inconfesables,
tengo pétalos en los labios
y palabras escarlatas
que jamás he intentado pronunciar.

Tengo secretos inconfesables,
que de tanto guardarlos,
los he perdido
entre mil pétalos blancos
que mis ojos viajeros del tiempo,
cansados de pronosticar,
se diluyen
entre este mar de añoranzas perdidas.

Tengo pétalos
pegados en mis sienes,
en mi pelo, en mis manos,
en mis yemas,
como plumillas
que escriben sueños, nácares, tesoros…

Tengo pétalos,
suaves pétalos carnosos
de mis flores preferidas,
debajo de mis pies,
recorriendo el gran sendero blanco,
amarillento, de mi nido de amor.

Invierto en el presente,
apuesto a futuro, a poesía
y floraciones perennes,
a todos los secretos inconfesables
por amor,
a los pensamientos cárdenos de la vida.

Tengo en suma
un chal de pétalos tejidos
y destejidos de flores deshojadas,
alegres, coloridas,
al que accedo una y otra vez
por éste y otros poemas
inspirados por ti, mi amor.

Secretos inconfesables,
perdidos, desperdigados
en el manto de flores mágicas
de mi lecho de ilusiones
de amor por ti,
irradian el fulgor que seca
las fuentes de mi llanto.

En sus pétalos te recuerdo
y amorosa te exalto,
mientras en la tarde
te inclinas en tus largas manos
y te envuelven como tules
que en tu pecho se derraman.


Secretos inconfesables,
manantial de dicha
que suave se extiende
entre caminos y senderos
remontando los sueños
a las nubes altas
como río de la música,
llovizna de suaves pétalos,
que serenamente,
por dentro, nos abrazan.

Deseos reprimidos


Deseos reprimidos, escondidos, misteriosos,
 ocultos en lugares secretos del alma,
 todo en ellos son canjes,
ola y nube, horizonte y orilla.

Deseos reprimidos,
de escapismos y desapariciones,
vuelos a otros mundos
donde la lucha no existe
y donde está velando
en puro juego
ese ardoroso buscar
en la plenitud del acierto.

Tratar de encontrar el universo
cuando se aclare
 la razón final del movimiento,
del no moverse,
del esperar un mediodía sin tarde,
la luz en paz,
renuncia del tiempo al tiempo.

Deseos reprimidos
que buscan en mi interior
 la plena consumación del amor pasional,
sensual, del amor,
 igual, igual,
que de tanto ardor
me conduce al sosiego
mientras mi lira sin cesar lo aclama.

Deseos reprimidos,
son el eco que resuena en mis entrañas,
como los versos en mi alma
que cantan a lo grande
porque van conmigo
con un corazón que las alturas ama
en un ideal cuyos fulgores persigo.

Aspiro a que se insinúen
en el real mundo en que vivo.
¿Qué buscan?
¿Qué esconden?
¿Amares tumultuosos, espontáneos, vibrantes,
sin doblegarse a un doble juego?

Deseos reprimidos,
quiero alcanzarlos, una vez, mil veces,
 con decisión inequívoca,
con prisa desatada,
con mis ilusiones volando
hacia altos templos de vestales iniciales.

Deseos reprimidos,
 los quiero por audaces,
los quiero por ingenuos,
yo sé que en sus anhelos hay horizontes
para los mundos y los cielos.
Placeres, quereres, poderes,
 entran sin desearlos
 a la porosidad lumínica
de todo mi ser.

Deseos reprimidos,
los ansío dentro de mí,
por doquier aparecen
 en cualquier lugar,
en momentos imprevistos,
sin tener un ápice de necesidad,
de poder, de poseer,
de intentar aprisionar al amor
 entre barreras semiabiertas
para sentirme más libre,
dispuesta a intentarlo todo,
a descubrir lo más obvio,
 a lograr el descubrimiento
del deseo realizado.

Deseos reprimidos, íntimos,
que intuyen los aromas del amor,
que dan vitalidad,
fuerza, ternura y placer
para que la vida transcurra sin tregua,
con pausas moduladas,
sin insistentes sobresaltos,
como queriendo volar.

Deseos reprimidos,
tejedores de urgencias, de reclamos,
 de esperas, sin prisas ni bravatas,
pero con insistencia terca
para poder llegar a recoger
el aroma del mundo
y sentirse dentro de él…
profundo y con total fuerza
 ilimitada y necesitada.