Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 29 de octubre de 2015

Tiempo de olvido


Mi mundo eres tú


Mi mundo eres tú,
soy tu amada amante
que sueña despierta.
Amor de otoño
que hace huir el ocaso.

Amor…
¿oísteis?…
Amor
¿Acaso no ven
como arde todo a su paso?
¡Himno de fuego
que el sol levanta
y amor que todas las cosas canta!

Mi mundo eres tú,
quiero estar junto a ti,
la impaciencia me desborda la mirada,
se me parte la distancia buscándote.

Necesito el roce de tus manos
y tiemblo impaciente
por reconocer tu rostro
sólo con tocarlo.

Mi mundo eres tú,
voy haciendo surcos en el aire,
embelesada y llena de mágicas
palabras de amor
que la brisa lleva hacia ti
y se vuelcan después
en el papel mágico
que las esperaba anheloso
y dichoso de plasmarlas en frases,
palabras,
poemas, prosa,
que llegan por el aire
al orbe todo.

Mi mundo eres tú,
te he elegido a ti
con mi mano sobre mi pecho.
Frente a ti desnuda
como ninfa encaprichada,
no me envuelvo en sus gracias
más que ella,
negándome  a las telas,
brocados,
sedas que sólo cubren
tristemente las ajustadas
estrofas del amor.

Mi mundo eres tú,
la dicha contigo está segura,
ahí a tu lado,
la  vida que se para en el HOY
es la inmortal,
la que acepta vivirla a pleno.

Eres el elegido,
como al agua más clara,
más perfecta,
en la mínima esfera de la gota
que no es en infinitudes de océano.

Mi mundo eres tú,
había perdido por siempre
la esperanza de encontrarte,
tú allí lejos,
yo aquí,
esperándote,
pero al sentirte cerca
eres como una flor
de cielo dormida a mi costado.

Tendiendo en el follaje verde del campo,
mi cuerpo descansa,
me quita ligaduras del ayer y del polvo,
me levanto para el limpio canto junto a ti.

Mi cuerpo ha madurado,
como fruto mágico
esperando tus lentas caricias
que como abanico de espuma
me cubren suavemente,
deseando el beso cien veces repetido
que me cubrirán tus labios.

Mi mundo eres tú,
voy abriendo para ti
el tupido follaje de mi misteriosa
selva tras las calandrias
y rosas de primaveras lejanas.

Y me siento casta,
transparente,
serena,
como la inmensidad verde y azul
que me abraza,
mientras te espero convertida
en puente que al infinito
por las olas salta.

Te quiero junto a mí


Te quiero junto a mí,
recorriendo
el largo y serpenteante
camino de la vida.

Aunque el cantar de los grillos,
el murmullo suave del viento
y destellantes astros del cielo
me acompañen en estos momentos,
te quiero junto a mí.

Te quiero junto a mí,
alegre y apasionada
nunca podré ser
si tus besos en mis labios
no puedo poseer.

Te quiso y no puedo dejar de quererte,
no puedo olvidar tus besos ardientes.

Te quiero junto a mí,
los crepúsculos danzan en el cielo,
busco tu voz en todas partes
y no la encuentro,
pido ayuda al viento,
lanzo un grito al cielo
¡te quiero!...
¡mi amor,
te anhelo!

Te quiero junto a mí,
te necesito,
quiero que sepas
que eres todo para mí,
si estamos juntos,
aceleradamente la noche
moviliza brisas tiernas,
se cubren las enredaderas de jazmines
con vergeles súbitos y se dibujan,
diestramente,
arabescos celestes
con luceros en nuestro cielo.

Te quiero junto a mí,
lo fácil en el alma
es lo que tiembla al sentirla venir
y estar muy unidos,
tú y yo
sintiendo el temblor
de la dicha anhelante
de verse conquistada.

Quédate junto a mí,
ninguna distancia podrá borrarte,
no hay imposibles para los dos,
toma mi mano,
no te voy a soltar
porque sería como romper una promesa,
lazos invisibles que nos unen
desde el más allá.

¡Qué sencillo el gran milagro
de estar juntos,
muy juntos,
tú y yo!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.

Te quiero junto a mí,
gran escenario,
horizontal silencio
que va a llenarse todo,
porque unos labios
se abren suavemente
y nuestras voces desnudas
se dicen a sí mismas,
inolvidables.

Te quiero junto a mí
y así surgirán de la nada,
del espacio vacío las letras
de nuestro cántico,
autores lentos
somos de alegrías de la vida
que el suave viento alza
y las entrega al mundo
que las espera
en las altas madrugadas del día.

Te quiero junto a mí,
consumación feliz de tanta ruta,
último paso,
amantes,
pies en el aire que lleva amor
a donde amor espera.

¡Somos imágenes
que inclina su hermosura
sobre espejos que nunca las reflejan!
Me dices que mis ojos brillan
como la luna
y que mi belleza es como el mar,
eres la mujer que quiero amar,
por esto te quiero junto a mí.

Divagues del amor


Divagues del amor,
derrotero de la mente
que nos lleva a desorientarnos
buscando no equivocarnos,
desarmemos el cielo,
apaguemos la luna,
bajemos las estrellas,
escondamos el sol,
inundemos los océanos
abrasemos los vientos.

Divagues del amor
que nos hacen desviarnos
en la medianoche de nuestra vida,
bajando por los tiempos
ya pasados hasta el hoy ya vivido.

Desorientados en los nortes,
sures y orientes
nos sentimos sombras calladas,
temblorosas de temores y sueños sin fin
que nublan el alma
entre dudas oscuras y plenas.

Divagues del amor
delirios que nublan el alma,
déjenme encontrar el camino,
el mío,
donde me espera alguien
con su canción de amor puro y casto.

¡Ay! Corazón
tengo un mundo de sensaciones nuevas
que me llevan a merodear
de soslayo en amor
tuyo pleno de ventura y paz.

Divagues del amor
¿Qué hay más allá de lo que encontramos?
allá detrás del horizonte de blancura indecisa
¿sueños inconclusos?
¿Amores pasados?
¿Voces que nos llaman
y suenan como las que fueron un día nuestras?

En el papel aparecen palabras de amor
dispersas en poemas
que me llevan a querer encontrarte otra vez.

En nuestro interior
tenemos muchos sonidos…
pero todos se dan merced al vacio
y al silencio que nos envuelven.

Divagues del amor
que nos dispersan
a caminos de la vida diferentes.
El sentir divino no admite temores,
sustenta amores.

Vagabundeo errante y peregrino
en busca de aires que me envuelvan,
me sustenten seguridades
y verdades genuinas.

Divagues del amor
rompan las cadenas
en las que me siento presa, libérenme,
guíenme a un lugar ajeno a las dudas
y temores que unos extraños del pasado
me inundaron.

Quiero soledad,
desnuda de maldad,
cubierta de dulzuras,
caricias de seda y besos
que despierten mi alma dormida
y herida por los divagues del amor.

No soy mi sombra,
soy un leve hilo de voz
que quebranta los silencios
y me voy lejos,
en busca de historias de fe
y esperanza.