Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 4 de octubre de 2016

Solo tu


Volverás a mí


Volverás a mí, pronto, muy pronto, despacio, lentamente
como un león en celo, desmelenado y con ojos relucientes.
Yo te esperé largo tiempo mirando a través de la niebla de mi ventana anhelosa y triste pero a la vez esperanzada de que volverías a mí.
Desde siempre cuando nuestros cuerpos se atrajeron,
desearnos era inevitable,
cuando nos entregamos al lenguaje de los labios,
nos traicionaron las palabras.
Cuando abrí la puerta, el perfume lejano de tú ausencia
me acarició la piel, saturada de calles ,
de tumultos, de ruidos, de sopor.
Sentí que me abrazabas,
sentí tu aliento tierno sobre mi nuca,
Y tus labios sedientos se movían sobre todo mi cuerpo.
Tus manos hechas caricias bautizaron mi frente enferma por tu ausencia y dibujaron mi cara toda iluminada por tus ojos relucientes,
entibiando mi cuerpo deseoso de tus besos.
Volverás a mí, te necesito, mi cuerpo clama por ti,
mis senos doloridos de deseo se agitan en borracha entrega
y agitan la soledad que se deben.
En el espejo hallarás la memoria que dejaron tus manos y las mías cuando juntos recorrieron nuestra piel.
Mírate y repite en sordina mi nombre
como una letanía hasta que al fin encuentres el deseo de volver a mí, para terminar abrazados y sedientos uno del otro.
Enséñale a mi boca a que te nombre
y llévame las manos a tu pecho, amor,
que desnudándote camines sobre el muro que cerca mi silencio sólo roto por mis lágrimas pidiéndote que vuelvas a mí.
Volverás a mí, y los dos entonces nos desnudaremos de ropa y pudor y haremos el amor minuto a minuto,
entrelazando nuestros cuerpos como dos enamorados por siempre.
Volverás a mí, a tú amor y tu pasión
para no alejarte jamás
para volver a la locura de nuestro amor

“Crecías hacia adentro de mi dolor
cuando hería mi piel con tu belleza
y al roce y al llamado de tus ojos
se alzaba de mi sangre un poema”

Suspiro del destino


Suspiro del destino, misterioso, promesas indefinidas
plenas de sueños por cumplir.
Destino venturoso con grandes expectativas sembradas de emociones con el placer de descubrir el amor por venir.
La vida nos lleva por caminos claros y oscuros,
entre sinuosas pendientes o abismos insondables que acosan nuestras memorias de placeres cumplidos y desvaríos pendientes.
Suspiros del destino que nos persiguen en sueños
y me hacen vivir confundida y suplicando.
Busco incansable en el espejo acrisolado
la memoria que dejaron tus manos y las mías
encadenadas a nuestra piel.
No somos del aire que perdura, somos tiempo del ayer y del Hoy,
raíces ocultas , encantos ajenos.
Suspiros del destino,
invisibles ,
etéreos,
diáfanos,
a veces suplicantes,
otras dolorosas por el sufrir de no estar juntos.
Por las escalas del mediodía heme aquí,
una mitad tan sólo,
esperando que tú llegues desde el más allá
y los suspiros ahora son
más leves,
más cortos,
más límpidos,
elevándose hacia el infinito,
atrás del horizonte donde la poesía espera inquieta volcarse en un papel que la espera sin suspiros,
sólo con anhelos de cubrirse de letras,
frases,
palabras saltarinas y risueñas.
Suspiro del destino, visiones crepusculares, audaces, inquietas, en el rojo resplandor del mediodía
y en la nocturna soledad secreta.
Mi ansiedad es por hallar el corto sendero a mi poesía,
inundada mi alma emocionada por estar a tú lado.
Suspiros entrecortados, desteñidos, silenciosos,
corren por mis venas al ir y venir galopando hacia tu voz silenciosa y húmeda.
Ven hacia mí, escucha en tu pecho mis suspiros de amor,
que acompañados de mi mirada furtiva
te necesitan cerca, muy cerca.
Suspiros del destino es inútil negarlos, nos acompañan siempre,
Entre sí y no, entre siempre y nunca,
la soledad no existe entre tú y yo,
no se han abierto las puertas del abismo
ni nos hemos despedido aún.
En el Hoy vibran las cuerdas del amor en nuestros corazones,
Nos extrañamos mutuamente buscando intensamente nuestro tibio refugio para sentirnos con manos, ojos y labios.
Los suspiros del destino se deslizan muy dentro nuestro,
ahondándose en nuestras almas para colmarnos de amor.

“Más frágiles que el viento
las palabras son
orgullosa voz del viento”

Atardecer frente al mar


Atardecer frente al mar,
sé que mi corazón
alguna que otra tarde
recordará estas serenas aguas del mar
y este levísimo encantamiento azul
del cielo que las sueña.

Sé muy bien que mi corazón
recordará este crepúsculo,
buscará este frescor,
estos reflejos del lento atardecer
que ven mis ojos.

Atardecer frente al mar,
los pájaros escriben con sus vuelos
en la celeste página la belleza
y verdad de la cual soy testigo.

Esta visión,
esta emoción,
viaja ya por el tiempo,
hasta este día para dejar temblando
su milagro desnudo en las aguas.

Entonces, me acordaré del hoy.
Donde fluye vida,
mis ojos brotan como manantial de agua
al son de la música
al ver el sol esconderse
entre nubes en el horizonte.

Cuando agoniza el sol,
el agua se le entrega,
fraternal,
sumisa,
envolviéndolo con guirnaldas
de flores y collares ondulantes.

Desaparecen estos espléndidos colores
de un arco iris  iridiscente,
soñando va la tarde azul
y la vida marcha hacia el ocaso.

Entre abanicos de espuma de olas
que golpean sin cesar las rocas,
el cielo se va tornando de colores rojizos
ante la puesta del astro.

El mar por la sal sutil
y el iodo sano plateado
por los hilos del sol conserva la música
de sus ondas en marcha.
Atardecer frente al mar,
entre trompetas radiantes del agua el cielo
como una flor dormida
cierra sus pétalos de colores.

Atardecer frente al mar,
entre aromas de mar y sal mi corazón
se estremece y mi alma renace en onda paz
y me veo reflejada en espléndidas sinfonías
que viajan al ritmo sigiloso
al encuentro de este atardecer tan esperado.

¡Tengo todo el mar en mi pecho!
¡Todo el cielo en mi alma!
Atardecer soñado
que frente a mí se cierra
y queda plasmado
en mis pupilas por siempre.

¡Cuánta  gracia,
el cielo y la mar
a mi cuerpo entregan,
pájaro de fuego,

reflejándose en los sonoros espejos!