Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 4 de agosto de 2013

Murmullos en la noche


Ninfas encontradas

Ninfas encantadas,
surgen por el bosque
luminosas,
misteriosas,
travesías que empiezan
rumbo a Siempre,
buscando en su camino
el alma adolorida
de amor
para darle calor,
luz
y vestirla de armonía,
afanes
de querencias puras.

Ninfas encantadas,
geométricas,
columnas de amor,
arquitectas de sueños,
son un todo invisible
pero su suave roce
nos acaricia al pasar
como náyade del cielo,
nos mima
y nos ama.

Ninfas encantadas,
como hayas cuidadosas
e institutrices permisibles,
nos acogen
en su seno
para sentir
su calor y su protección.
Nanas prodigiosas
que danzan
entre duendes,
gnomos,
dando vida al bosque umbrío
donde tú y yo
nos amamos sin cesar.
Son balsas de salvación
con un polícromo velamen de nubes
vestidas de Venus
hendiendo prodigiosas
auroras
y crepúsculos,
espumas del tiempo de los años,
siglos
y con peripecias supremas,
día y noche nos reúnen,
nos hacen navegar
entre besos dulces
y abrazos fuertes,
empujándonos
a nuestro tibio lecho
de hojas de otoño,
para que lleguemos
al clímax supremo.
Ninfas enamoradas,
dan ansias de vida,
afanes extrañísimos de amor,
de querencias puras,
haciéndonos recalar
en la celeste ensenada,
segura,
la que está lejos,
detrás,
a salvo del Tiempo.

Ninfas enamoradas
calculadoras de sueños,
hijas sin edad,
sólo un diseño traslúcido
que une nuestro cuerpo
a la máxima plenitud
del amar.

Abstractas,
sin misterios,
serafines o ángeles,
mensajeras de pedazos de sonrisas,
de besos,
de caricias.

Ninfas encantadas,
sus alas,
yacen en lo altísimo,
entre plumas de ángeles,
que encomiendan su vuelo
hacia nosotros,
para que en nuestro existir,
vivamos amándonos,
entre gemidos,
quejidos,
reclamos,
suspiros,
del amor cuajado de estrellas.

Fuegos encontrados

Fuegos encontrados,
entre dos seres que sólo
ansían amarse con intensidad.

Beso esperado la boca entreabierta
entre gemidos de placer
y murmullos de pasión,
entre ardores urdidos de desvelos.

Fuegos encontrados,
pisando en añicos
los tabúes,
lo prohibido,
lo no pronunciado.

Sólo en ardorosas noches
nuestros cuerpos se unen
sin dejarnos un instante
y en la alta madrugada
se da por fin
el exacto instante
del último aliento
como toque final
o por milagro
lo que era cima ultísima
se convierte en sueño de dos.

Fuegos encontrados,
imprevistos, sorpresivos,
nuestra piel se abre como un capullo
con un canto inaudito
de quejas, gritos, clamores de amor.

Nuestras manos no eran tocar
lo que hacían en nosotros,
era descubrir,
los tactos nuestros cuerpos inventaban
aún en plena luz,
tan claros como en la plena tiniebla
en donde sólo ellos pueden ver
los cuerpos con las candorosas almas.

Fuegos encontrados,
pedí noticias de tu fuego
 al viento, al ave, a la flor,
y a los astros del firmamento
ya que no he de dejar de buscarte.

Desnudo está mi cuerpo,
y sin hartura colando entre mis dedos,
 la arena se desliza de mis manos,
va hacia adentro de mí,
mi deseo por ti  reverdece,
puliendo artesonada a tu ausencia.

Fuegos encontrados,
deseos colmados
de pasión y gozos.

Tú recorres con tus labios mi cuerpo
sobre el musgo suave
y espero que nazca de tus ojos
el verde que refresque mis sentidos,
tus manos acarician mis cabellos
y siento un temblor
ruboroso en mi rostro,
y en mi regazo el calor de quererte
sentirte dentro de mí.

Adoro tus palabras
que me trastornan
y apuran mis sentidos en reyerta.

Acaricio tu pecho descubierto
y me complazco
en la luz que contorna
y desmayo en tus besos al besarte.

Muerta de amor
en lecho entibiecido,
aquí estoy y estaré siempre contigo.

Fuegos encontrados
 que no se separarán

 nunca más.